Charlotte Huxley
Miro de reojo a Jacob y camino fuera de su alcance, aprieto el teléfono con rabia antes de contestarle a Louis.
—En primer lugar, deja de llamarme esposita, porque hace años que dejé de serlo. Y en segundo lugar, no tienes por qué pedirme explicaciones de dónde estoy.
“Si te llevas a mi hija, sí. Creí que eso había quedado claro.
—Tuve una emergencia, no tuve tiempo de llamar a nadie y créeme, tú eres el último al que llamaría para algo como esto.
“¡No me provoques, zorra!
—OK, hasta aquí llega la conversación —le corto y apoyo mi sien en la ventana para refrescar mi cabeza, que repentinamente comienza a dolerme. Una manos me abrazan y estoy a punto de mandar al demonio a Jacob, pero no es su perfume el que me llega.
—¿De nuevo ese tipo?
—S&
Charlotte HuxleyDebo decir que nunca me puse la playera o alguna prenda de un hombre, pero por alguna razón me siento sumamente sexi con la ropa de Jacob. Tal vez por la mirada oscura y lujuriosa que me dedica sin apartarla de mi cuerpo.—Deja de verme así —le digo algo nerviosa mientras me siento a los pies de la cama con las piernas cruzadas.—¿Así cómo? —y más encima se hace el desentendido.—Como si fueras el lobo que se comerá a la caperucita.—Tal vez hay algo de cierto… quién sabe —se encoge de hombros, pero le dejo claro lo que no pasará.—Nada de sexo para ti por hoy, no te entusiasmes… —hace un puchero adorable y estoy segura de que cedería sin protestar, así que cambio la conversación—, mejor dime si puedo sacarte ropa interior para colocarme.—Mejor te quedas así, más fácil de comer por la noche —¡¿es que sólo piensa en sexo?!—Debo ir a recibir la comida y no creo que quieras que salga con las pompas al aire.—En el closet… revisa allí, hay… sólo mira —me dice apresurado
Jacob LloydDespertar con ella a mi lado es de otro nivel. Si acaso un par de veces me desperté con alguna de las chicas con las que tuve sexo fue sólo porque estaba pasado de copas y el cansancio me ganó.La respiración de Charlotte es lenta, tranquila y su cuerpo cálido se acomodó perfectamente al mío. No puedo evitar que la excitación me recorra y se despierte esa parte de mí que quiere reclamarla otra vez.Trato de pensar en otra cosa, pero ella se remueve un poco y se pega más a mí, dejando sus nalgas justo ahí.—¿Hasta qué hora tengo que esperar a que hagas lo que tienes en esa mente sucia tuya? —susurra y me río.—Lo siento, mi ama… ya le cumplo —no hay tiempo para preámbulos, entro de una vez y ella deja salir el primer grito de placer.Un rato después estamos los dos en la ducha, ella con su cabeza apoyada en mi pecho mientras mis manos le lavan el cabello. Cuando salimos limpios y sonrientes, nos vestimos sincronizados como si viviésemos juntos desde hace mucho tiempo.Salim
Charlotte HuxleyLos días han pasado lentos, toda la familia Lloyd está en una incertidumbre terrible acerca de lo que pasará con Samara. Me muerdo las uñas en mi consulta, porque tuve que regresar para cumplir con mis obligaciones.Miro el teléfono a cada momento para ver si Jacob me cuenta qué les dijo el doctor, sólo me avisó que los llamó para darles noticias y ha pasado un rato de eso.—Soy la peor terapeuta del mundo, es que ni siquiera a mí me sirven las técnicas de relajación para evitar la ansiedad…Me pongo de pie, le rocío agua a las plantas que tengo en mi oficina, miro la hora y me falta media hora más para atender a la siguiente persona, así que decido irme por un buen chocolate caliente y algo de comer que me quite esta ansiedad.—Por supuesto, con chocolate.Voy saliendo del edificio y mi t
Charlotte HuxleyLos días se nos pasaron lentos y hermosos, compartimos con Charisse un largo paseo por Londres y mi hija cayó rendida en los brazos de Jacob, quien no quiso soltarla hasta no dejarla en su cama.Al día siguiente mi niña me preguntó si Jacob podía ser su padre, lo que nos dejó sorprendidos, pero gracias al teléfono no tuve que responder. Luego de eso, nos despedimos y regresamos a Oxford en donde no me estoy sintiendo segura para nada, porque la sombra de Louis cada vez se hace más oscura para mí.Estoy en mis cosas, preparando un informe médico para uno de mis pacientes y recibo la llamada angustiada de mi padre.“¡Charlotte, debes venir de inmediato!—¡Padre, ¿qué pasó?! —le pregunto en el mismo tono mientras ordeno mis cosas para seguir con todo allá.“¡Tu hermano, hija…! ¡Tu hermano tuvo un accidente!El mundo se me movió en dos segundos, Jake para mí lo es todo y lo que le suceda repercute en mi vida, por muchos años prácticamente fuimos los dos solos, ya que mi p
Charlotte HuxleyLos días se fueron pasando agradables, llenos de noticias buenas para la familia y Jacob cada vez estaba más desatado con eso de demostrarme su amor. Yo voy y vengo entre Londres y Oxford, pensando seriamente en que ya no es muy práctico y que debo decidir dónde me quedo definitivamente a hacer mi vida.Salgo por la tarde con una sonrisa de mi oficina, el día ha sido bueno a pesar de atender a seis pacientes, pero todos van bien con sus vidas y se les nota en toda su actitud. No hay nada más gratificante que eso.Me acerco a mi auto, dejo mis cosas en el asiento trasero, cierro la puerta y cuando voy a abrir la mía, una mano se abre sobre ella impidiéndome que lo haga, me giro y quedo entre el cuerpo de Louis y el auto.—Louis, déjame…—Hola, esposita —me dice con rabia y una sonrisa que me da terror, trato de controlarme porque ahora no puedo dejarme llevar por ese sentimiento—. ¿Hoy no vino el mocoso a buscarte?—¿De qué hablas? —le pregunto tratando de hacerme la d
Charlotte HuxleySalir del departamento de Jacob con las lágrimas inundando mi rostro y luego oírlo gritar como si fuera un animal herido me rompió el corazón, pero no puedo hacer nada con eso mientras no tenga a Louis por los huevos y consiga meterlo en donde siempre debió estar.Bajo por el ascensor con el alma en los pies, siento que todo me duele y decido que meterme en mi cama esta noche es lo mejor que puedo hacer.Se pasan algunos días, mi ánimo cada vez está peor y, mientras mis padres me preguntan qué me pasa, yo sólo digo que tengo mucho trabajo.Estoy en mi oficina, aunque no tengo pacientes por la mañana, prefiero estar aquí que en casa, porque siento que no saldré más de la cama. Dejo escapar un suspiro cuando mi teléfono suena y veo que es Jacob, seguramente por una respuesta de mi parte y ni siquiera sé qué le voy a decir.—Jacob…“Charlotte, por favor… no me sigas ignorando, si quieres terminar definitivamente sólo dímelo, pero me no dejes así… que es peor.—Jacob, en
Charlotte HuxleyEl universo debe odiarme mucho para obligarme a regresar a Londres, uno de mis pacientes se ha descompensado y está internado en un hospital de aquí, por lo que no me queda más remedio que volver a asentarme unos días hasta que la crisis de Alice pase.Ella me provoca muchísimo dolor, es una pobre muchacha que ha sufrido maltrato por sus compañeros de escuela desde hace años, además de que su familia no es la mejor y eso la tiene sumida en una depresión tan profunda que, cuando sus padres decidieron marcharse de Italia para establecerse aquí, la pobre ha intentado quitarse la vida ya dos veces… y parece que esta vez estuvo a punto de la tercera.Entro al hospital donde el olor a medicamentos y desinfectante me golpea tan fuerte que me mareo un poco, respiro poco a poco para acostumbrarme y sigo la ruta al cuarto de Alice. Cuando entro, la veo mirando a la ventana, con las piernas pegadas a su pecho y sus brazos cruzados sosteniéndolas. Se me hace la visión más desolad
Charlotte HuxleyAgradezco que hoy todos amanecen tarde, supongo que estamos demasiado cansados, los últimos días han sido agotadores. Al menos yo estoy demasiado rendida, no sólo por lo ocurrido con mi madre, sino por los síntomas de mi embarazo que se han magnificado por la presión que siento sobre mí.Jacob le ha dicho a Lily que le darán el alta hoy, que vendrá aquí a la casa para ayudar con los niños y yo no sé cómo tomármelo. Estar bajo el mismo techo se me hace demasiado terrible y, aunque quise irme, Lily no me lo permitirá porque me dejó claro que sola no estaré más.A Jackson se le ocurre un desayuno-picnic en la sala, con Lily sólo decimos que sí para que tengan su momento de normalidad. Mi hija me toma de la mano y me dice con esa dulzura característica de ella.—Mami, voy contigo —me agacho para decirle en el mismo tono.—Con tu tía Lily iremos a prepararles el desayuno, quédate con tus primos porque quiero que sea un desayuno sorpresa.—¿Sorpresa? ¡Sí, mami! —sonrío por