Samara LloydCuando abro mis ojos y veo a Will dormido en el sofá de la habitación no puedo hacer nada más que sonreír, ha sido un camino duro, completamente difícil y a ratos sentía que perdía las fuerzas, que ya no podía más y quise rendirme… pero él no me dejó.Incluso sin hablar nada fue capaz de decirme que no dejará de luchar por mí, para ser feliz. Y ahora que lo veo dormido con esa sonrisa hermosa, sé que lo único que tenía que hacer yo era poner de mi parte para mejorar, porque todo lo demás lo hará él.Lo veo desperezarse y en cuanto sus ojos se posan en los míos sonríe para desarmarme.—¿Admirando al bello durmiente? —se ríe él y se acerca para dejar un beso suave en mis labios.—Sí, mi muy bello, hermoso durmiente.—¡Dios! Mañana no tendré que levantarme de un sofá ni correr por las calles temprano para llevar a hacer esto —dice besándome otra vez y acariciando mi rostro—. Sólo tendré que abrir los ojos y estirar mi trompa…—¿No que tu trompa amanece ya estirada? —levanto
Jake HuxleyCon los dedos entrelazados camino con mi mujer al interior del edificio de justicia en donde se realizará en juicio en contra de Thomas Baxter.Antes de salir de la casa mi mujer me preguntó si sentía pena o algo parecido por él, ya que vivió toda su vida en verdad solo y sin nadie que lo amara de verdad, pero lo cierto es que sólo me provoca indiferencia. Lo único que quiero es que pague por lo que le hizo a mi madre y muy pronto iniciará el proceso por el daño que la causó a mi empresa, lo que me podría generar algún tipo de satisfacción… sin embargo no hay nada.En la puerta de la sala ya están Will, acompañado de Samara en su silla de ruedas, y Sheyla que mantiene la mirada en el piso.—¿Cómo están? —les pregunto con sinceridad, dándoles un fuerte abrazo a cada uno.—Yo estoy bien, supongo que me imaginé que esto podía pasar algún día, nunca fue un hombre que supiera manejar sus emociones de la mejor manera —me dice Will con resignación.—Yo estoy… devastada —Sheyla le
Will RussellJake termina de enderezar mi corbata de color ámbar, como los ojos de mi mujer, me da unos golpecitos en los hombros y los dos nos paramos frente al espejo sonriendo como idiotas.—¿Crees que a mi mujer le guste cómo me veo?—Pareces un adolescente que va a su primera cita.—En teoría es así… es la cita más importante de mi vida, viejo… —sonrío como idiota y cierro los ojos para respirar profundo—. Este es el día en que uniré mi vida con ella ante la ley y los ojos de Dios, con cien personas como testigos de que soy un dominado.—Bueno, no te sientas solo en eso de lo dominado, tu padrino de bodas es igual o más dominado que tú.—No, hermano, yo soy más dominado que tú.—No, yo soy más…—¡Jajajaja! ¡Ustedes son un par de brutos! —se ríe Jacob entrando con unas flores pequeñas para colocar en el bolsillo junto al pañuelo—. Los dos son un par de dominados a partes iguales, pero de maneras muy diferentes. ¿Sí se dan cuenta que se casaron con gemelas?—Yo no me he casado, per
Jake HuxleyLily decidió que quería verse hermosa el día de su boda y eso no contemplaba verse como un globo, aunque le dije que no sería problema, pero simplemente no quiso casarse embarazada.Un día Samara le dijo que, si acaso tenía esa creencia ridícula de que una mujer embarazada no se podía casar de blanco, pero la respuesta de Lily nos dejó a todos en silencio.—El blanco no lo va a quitar nadie, porque ese es mío por derecho. Sólo no quiero parecer una lámpara caminando por la iglesia y espero que dejen de presionarme con el matrimonio. Nos casaremos cuando nuestras hijas tengan cuatro meses de nacidas y con Jake seamos capaces de largarnos a una luna de miel sin que ellas nos extrañen y que a mí me entre un bikini sin parecer fiambre.Y con eso la fecha de la boda quedaba sentenciada.Por supuesto no me atreví a contradecirla y en lugar de treparme por las paredes, me dediqué a hacer lo que debía. Lo primero fue la vasectomía, con dos embarazos y cuatro hijos para mi mujer es
SinopsisCharlotte Huxley es una mujer que se acerca a los treinta, con una pequeña hija y un divorcio a cuestas. Tras la penosa experiencia de tener un esposo por menos de un año debido a sus constantes maltratos, ahora lo único que quiere es concentrarse en su trabajo y su hija, pero eso cambia cuando un día va a visitar a su hermano y allí conoce a su joven tormento, ese que no debería tocar, ya saben… por la edad.Jacob Lloyd es un joven de veinte años, quien a su corta edad sabe muy bien lo que quiere y no es dado a los caprichos ni las banalidades. ¿Mujeriego? Sólo un poco. ¿Inseguro? Para nada. ¿Perseverante? ¡Demasiado! Por eso, cuando conoce a la cuñada de su hermana y se queda prendado de ella, manda todo al demonio e insiste hasta que logra aquello con lo que la mayoría de los chicos de su edad se conformarían… pero para él simplemente no es suficiente.Ambos caen en esa intensidad que sólo las mujeres experimentadas que han conocido las mieles más tiernas conocen, hasta qu
Jacob LloydDebo decir que, cuando estoy leyendo, me molesta muchísimo que me interrumpan. Ya sean los comics que vienen en el diario como uno de los libros de Dan Brown que tanto me gustan, por eso cuando mi madre me saca de mi cuarto para ir a saludar a la hermana de Jake me molesto, porque además esa mujer para mí no es nadie.Nuestro parentesco llega que es la cuñada de mi hermana y nada más, para mí ya es difícil aceptar al tarado de Jake, como para tener que aguantar al resto de su asquerosa familia, porque a mí nadie me quita que todos son iguales, sólo bastaba ver a la vieja bruja de su madre para saber que los motiva el dinero, los lujos y la apariencia.—Cambia la cara, por favor. Ella no es una mala mujer, es incluso mejor que Jake.—No me interesa, me sacaste de mi momento personal de instrucción…—¡Ya basta, Jacob! ¡Espero que no seas descortés, porque no te crie así! —insiste ella, así que le respondo con molestia.—Es la cuñada de Lily, no es nada… mío… —mis ojos van a
Charlotte HuxleyLlegar a casa de mi padre de improviso y ver la alegría en su rostro no tiene precio, especialmente por todo lo que ha pasado en la última semana. El regreso de Lily, saber lo que mi madre hizo y que eso nos alejó de mis sobrinos, todo ha sido muy duro para nosotros.Abraza a Charisse y se la lleva a la cocina para comer algo antes de dormir, mientras yo me siento en la sala a mirar afuera, recordando todas las cosas que viví en esta casa y también las que debería olvidar, pero que por alguna razón no puedo.—¿No vienes a comer, hija? —veo a mi padre con su sonrisa y camino hacia él, que me rodea con uno de sus brazos por los hombros—. Siento que te pasa algo, se nota mucho cuando estás pensativa.—No es importante, sólo pienso en si me quedaré sola o si encontraré alguien que me ame… lindo.—¡Y no es importante! —dice mi padre espantado y se para frente a mí—. Hija, encontrarás a alguien y si no lo has hecho es porque esa ahora no es tu prioridad. Cuando uno prioriza
Charlotte HuxleyEl tercer muchacho que llega me coquetea descaradamente y me hago la que va cayendo porque la conquista que propone es demasiado básica. Pero cuando le digo que tengo una hija de tres años, se disculpa con una llamada que no existe y se va. Tomo notas en mi teléfono y me giro para ver el lugar, se supone que así dejo abierta la puerta para que otro llegue.Desde hace rato siento que alguien me observa, esa sensación que te eriza algo y que quieres buscar, pero en cuanto lo intento, se acerca otro chico, debe tener unos veintitrés años, es alto, aunque no tanto como… no es tan alto.—Hola, ¿puedo sentarme? —dice señalando la silla vacía a mi lado.—Por supuesto, nadie está sentado allí.—¿Y no hay nadie que vaya a llegar para ocuparla? —me pregunta con voz ronca y niego mientras tomo mi vaso de piña colada sin alcohol, porque para eso debo estar lúcida.—No, soy una madre divorciada, solitaria y algo aburrida —bebo de mi copa sin perder de vista su reacción, creyendo q