— Su majestad, tenemos una emergencia en las fronteras, el Ejército del Dragón de Agua sigue insistiendo en sus ataques y nuestros guerreros resisten, pero no están llegando los suministros, de alguna manera los convoyes de comida están siendo interceptados por mercenarios dentro del reino – uno de
Charlie caminaba fuera de las dependencias de palacio Amatista, riendo por dentro de los aprietos amorosos de su hermano. Cuando Azura estaba junto a Aysling se veía más “humano” más de carne y hueso y no ese Emperador frío e indiferente, casi como un robot sin emociones. Al fin pudo convencerla d
No podía revelar más detalles, ¡maldici0n! — ¡¿Qué sucede?! ¿Llamo a tu doncella? – Charlie se asustó de repente. — ¡No, no, no la llames! ¡Escúchame por favor! Charlie lo lamento hijo, yo… — los ojos de Serene se humedecieron, pero rápido intentó recomponerse, ya se estaba comportando demasiado r
¿Será que su magia comenzó a activarse por este pequeño cachorro? Un hijo de Dragón y Nahara era un ser con demasiado poder innato. Aysling sentía que su corazón latía desbocado. Sentada en la cama, llevó su mano temblorosa a su vientre plano, acariciándolo con una mezcla de sorpresa y amor mat
Charlie iba con una pesada capa, metido dentro del carruaje donde supuestamente viajaría su hermano. Nadie sabía que Azura iba a supervisar este convoy, o al menos debería ser así, pero con el tema de un espía suelto, era obvio que este viaje no sería demasiado tranquilo. La larga caravana de sumi
— ¡¡Príncipe, no puede pasar dentro de la habitación de la concubina, esto es penado por la muerte, su alteza, reaccione!! – el ama de llaves le gritaba y las doncellas se atravesaban en su camino. Solo estaban haciendo su trabajo, nadie sospechaba que Aysling estaría en peligro. — ¡¡Aysling, está
Cuando la mano de Serene tocó el vientre de Aysling y esta retiró un poco la capa de protección, pudo sentirlo y abrió mucho los ojos, sorprendida. Era tan difícil concebir para su raza, mientras más poderoso el Dragón, más trabajo le costaba tener cachorros y esta pequeña mujer llevaba en su vient
Aysling sentía que el dolor la consumiría, luego la desesperación y la impotencia. Su cuerpo era manipulado de un lado a otro y solo deseaba descansar, acabar con tanto dolor, pero una voz persistente le rogaba y no la dejaba rendirse. “Que no se fuera, que la amaba, que ella era todo para él, qu