— ¡Olivia, maldici0n! – Lucian la agarró de los pies, halándola hacia él. El agua salpicaba y los empapaba. El viento se movía violento, el bosque rugía y la noche se llenaba de magia. — ¡Vamos Lucian, hala con todas tus fuerzas! - la voz de Keeva le dijo y todo su cuerpo se encendió en potentes r
Él y Maell tiraban de la soga detrás de su padre y luego estaba Michael y Elijah, halando también con todas sus fuerzas. Todos ellos y no podían con un solo “hombre” que los retenía del otro lado. — ¡Todo va a estar bien, Rose combina tu magia con la mía, mete las sombras e intenta pasar del otro
A pesar de las heridas de su cuerpo, en su forma animal, Azura era más poderoso. Luchó contra todas las adversidades y al fin, pudo traer a salvo a su compañera, de regreso a casa. Cuando Aysling respiró el aire frío de la noche y tantos olores familiares reunidos cerca de ella, no pudo evitar com
Por suerte, a diferencia de los hombres lobos, no se quedaba desnudo, sino que con sus mismas escamas se creaba una especie de traje de guerrero, bien heroico, en negro. Observaba la cálida escena, con alivio por dentro y feliz, de que su compañera contara con una familia tan unida. Él siempre cre
“Bueno, pensé que si Charlie en el pasado dejaba bien guardado eso, quizás en el futuro pudiese encontrarlo. Igual no estoy muy seguro de si el Reino del Dragón se asentaba por aquí” Azura le respondió, poco convencido de que su plan hubiese funcionado. De repente, lo sintió a esa altura, la seña
Aysling se encontraba recostada contra el pecho de Azura, toda sudorosa y tensa, pero su esposo se veía más pálido que ella, de la angustia, al ver sufriendo a su hembra, preparado para darle de su magia a cada rato y sangrar para reponer sus pérdidas. Olivia y Malla, al lado de Merkat, la ayudaban
Maell se detuvo un segundo antes de salir, porque recordó ese pequeño detalle, una sorpresita para hacer más “receptiva” a su hembra, como si ella sola ya no se encendiera solita. — La puse en el fondo de la nevera para que no fuese descubierta, a ver, que nunca encuentras nada – Niall casi se mete
Olivia caminaba por la cocina, con el cuchillo fuertemente agarrado en su mano temblorosa. Todavía llevaba el pijama blanco del hospital y sus pies descalzos, porque las pantuflas se le habían caído al saltar, con mucho esfuerzo, la corta valla de su propia casa. Caminó por la sala en penumbras.