Aysling sentía el cosquilleo bajar por toda su columna arqueada hasta su vientre, se iba a correr muy pronto. El musculoso cuerpo de Azura se pegó a su espalda cuando se inclinó hacia delante, sometiéndola más con su peso. Podía ceder para complacer sus caprichos y hacerla feliz, pero en la cama,
Azura ya sentía como ese codicioso coño volvía a mojarse por él y su corazón latía con fuerza por esta pequeña mujer, que lo complacía de una manera primitiva y profunda. No solo sexual, ella llenaba cada espacio vacío de su fría y dura alma. Aysling no perdió tiempo en comenzar a empalarse ella m
— Entiendo – Lea apretó los dientes y bajó la cabeza. Debajo de la manga larga de su vestido, las uñas se encajaban en sus manos, haciéndose sangre de la ira contenida y las ganas de matar. En sitios ocultos, sus escamas comenzaban a salir. — Entonces retírate a descansar y llévate lo que trajis
Aysling era su mujer favorita y no solo por el sexo. Sabía desde el inicio que esta humana era especial para él, ¿la razón? No la conocía con exactitud, pero lo cierto es que la consideraba como suya y no pretendía separarse nunca de ella. Sin embargo, un Dragón solo le daba a beber sangre de s
— Hasta aquí puedo oler tu miedo, ya deja de temblar, Aysling no aceptó tomarse la sangre, ¿cierto? – el Emperador dejó de leer el documento que tenía en la mano y miró hacia el sirviente con cara de pánico. Ni siquiera se tomó la molestia de alterarse, sabía muy bien que ella debería estar muy eno
— Su majestad, tenemos una emergencia en las fronteras, el Ejército del Dragón de Agua sigue insistiendo en sus ataques y nuestros guerreros resisten, pero no están llegando los suministros, de alguna manera los convoyes de comida están siendo interceptados por mercenarios dentro del reino – uno de
Charlie caminaba fuera de las dependencias de palacio Amatista, riendo por dentro de los aprietos amorosos de su hermano. Cuando Azura estaba junto a Aysling se veía más “humano” más de carne y hueso y no ese Emperador frío e indiferente, casi como un robot sin emociones. Al fin pudo convencerla d
No podía revelar más detalles, ¡maldici0n! — ¡¿Qué sucede?! ¿Llamo a tu doncella? – Charlie se asustó de repente. — ¡No, no, no la llames! ¡Escúchame por favor! Charlie lo lamento hijo, yo… — los ojos de Serene se humedecieron, pero rápido intentó recomponerse, ya se estaba comportando demasiado r