Rose decidió que era hora de comportarse como la adulta aquí, ya bastaba de hacerse la desentendida. Compañeros, o lo que sea, estos dos hombres masculinos y calientes a más no poder, la tenían haciéndose agua. Podía seguirse resistiendo inútilmente o terminar de aceptar sus deseos. Bien, no más
— Aagg… Rose no vale que me la chupes así… pasa a Maell… maldici0n – Niall estaba en agonía. Sus caderas se movían si parar, martillando dentro de la deliciosa boca de su mate, que le estaba chupando hasta la consciencia. Al lado, Maell gruñía mientras la mano de su hembra lo trabajaba arriba y ab
— ¿Estás herida? Déjame revisarte, soy un maldit0 asn0. Toma agua – se recriminaba mientras limpiaba con una servilleta humedecida, los restos en la boca de Rose, su barbilla y la comisura de su boca enrojecida. — Eres un lobito salvaje y perdiste – Rose no pudo evitar reírse de él mientras tomaba
— Papá, ¿qué haces aquí sin avisar? – fue la bienvenida de Maell parado en la puerta de entrada de la mansión, con el brazo puesto en el marco, en una clara señal de nadie va a pasar por aquí. — Así que vengo corriendo, temiendo que tuviesen una rebelión aquí, para ayudarlos, y ya veo que la única
La naturaleza de los hombres lobos era posesiva y esos dos sementales no dudaban en dejar sus huellas por dondequiera que pasaban. Estaba sensible por todos lados, sobre todo sus pechos y ese lugar íntimo entre las piernas. Se cambió con un cómodo pijama, bien encubridor, nada de andar tentando a
Terminaron la comida y los platos se quedaron apilados en una bandeja. Estos dos Alfas, sí que se alimentaban, su comida era casi una loma de pura carne. Rose se sentía somnolienta y algo cansada del día intenso y lleno de emociones. Y después de volverse a tomar la “medicina” que le dieron, sin
— En realidad te admiro, me parece increíble que te puedas manejar así tan cómoda, en medio de hombres tan intimidantes e incluso ordenarles, eres increíble – Rose no pudo evitar elogiar a Olivia una vez que llevaban rato charlando de cosas triviales y tomando sus jugos. — Bueno, al inicio tampoco
Pateaba y gritaba, lloraba, pero seguía prisionera. En su pánico, todas las sombras de los objetos en el cuarto comenzaron a alargarse y a rodearla. Eran como monstruos en forma de humanos que la acechaban, queriéndola ahogar. Rose luchó con todas sus jóvenes fuerzas, pero solo se enredaba más y