— Entonces, Rose, ahora no quieras usar nuestras edades como justificación para volvernos a dejar. — Si no te quedó claro que somos unos hombres, con la demostración en el lago, entonces tranquila, que eso tiene solución inmediata – las feromonas perfumadas a madera y a bosque salvaje, envolvían a
El estar a oscuras y no saber qué pasaría a continuación, tenía a Rose temblando por todos lados y no podía negar que se estaba excitando y mucho, con este morboso juego. En su mente quería repetirse el discurso de la edad, pero sabía que ese escudo insignificante, no la defendería de la lujuria de
— ¿Duele?, ¿está muy caliente? ¡Maldici0n, había comprobado la temperatura! – Maell se asustó un poco pensando que de verdad la había quemado. — Rose, ¿duele?, ¿te lastimamos? – la voz de Niall también se escuchó preocupada y comenzó a aflojar el agarre que mantenía abiertas sus piernas, para poder
Rose decidió que era hora de comportarse como la adulta aquí, ya bastaba de hacerse la desentendida. Compañeros, o lo que sea, estos dos hombres masculinos y calientes a más no poder, la tenían haciéndose agua. Podía seguirse resistiendo inútilmente o terminar de aceptar sus deseos. Bien, no más
— Aagg… Rose no vale que me la chupes así… pasa a Maell… maldici0n – Niall estaba en agonía. Sus caderas se movían si parar, martillando dentro de la deliciosa boca de su mate, que le estaba chupando hasta la consciencia. Al lado, Maell gruñía mientras la mano de su hembra lo trabajaba arriba y ab
— ¿Estás herida? Déjame revisarte, soy un maldit0 asn0. Toma agua – se recriminaba mientras limpiaba con una servilleta humedecida, los restos en la boca de Rose, su barbilla y la comisura de su boca enrojecida. — Eres un lobito salvaje y perdiste – Rose no pudo evitar reírse de él mientras tomaba
— Papá, ¿qué haces aquí sin avisar? – fue la bienvenida de Maell parado en la puerta de entrada de la mansión, con el brazo puesto en el marco, en una clara señal de nadie va a pasar por aquí. — Así que vengo corriendo, temiendo que tuviesen una rebelión aquí, para ayudarlos, y ya veo que la única
La naturaleza de los hombres lobos era posesiva y esos dos sementales no dudaban en dejar sus huellas por dondequiera que pasaban. Estaba sensible por todos lados, sobre todo sus pechos y ese lugar íntimo entre las piernas. Se cambió con un cómodo pijama, bien encubridor, nada de andar tentando a