La súper manada unida contra el invasor, dejó de serlo en un segundo. — ¡Ustedes, traidores! — ¡Tenemos que mantenernos juntos!, ¿no se dan cuenta de que solo nos quieren dividir? — ¡Son unos cobardes! ¡Cuando mi hermano se arriesgó por todos era un héroe y ahora nos abandonan así! Los gritos in
Maell miraba desde la tarima a su hermano luchando como bestia enjaulada. Su lobo también rugía de indignación por su mate, también quería destrozar cabezas, pero la personalidad de Finn era más calculadora y fría, más sosegada y no tan volátil como Casey. Si los dos actuaban como unos locos, ent
Rose, se quedó parada en la puerta, recostada al marco como en un trance. Siempre los había visto luchando o en su papel de Alfas mandones, pero observarlos así, en ese plan hogareño, íntimo y familiar, hacía que mariposas comenzaran a revolotear en su estómago. “Deben ser parásitos en el intesti
Que respondiera Maell, que para eso era el mayor. «Ah, para esto soy el mayor, pero no para tener el derecho de la primera vez con mi hembra» Maell le respondió con sarcasmo. “No es lo mismo, ¿le mentimos?” «No, nunca le mentiremos Niall» — ¿Cuánto crees que tenemos? – Maell se sentó en la banqu
— Entonces, Rose, ahora no quieras usar nuestras edades como justificación para volvernos a dejar. — Si no te quedó claro que somos unos hombres, con la demostración en el lago, entonces tranquila, que eso tiene solución inmediata – las feromonas perfumadas a madera y a bosque salvaje, envolvían a
El estar a oscuras y no saber qué pasaría a continuación, tenía a Rose temblando por todos lados y no podía negar que se estaba excitando y mucho, con este morboso juego. En su mente quería repetirse el discurso de la edad, pero sabía que ese escudo insignificante, no la defendería de la lujuria de
— ¿Duele?, ¿está muy caliente? ¡Maldici0n, había comprobado la temperatura! – Maell se asustó un poco pensando que de verdad la había quemado. — Rose, ¿duele?, ¿te lastimamos? – la voz de Niall también se escuchó preocupada y comenzó a aflojar el agarre que mantenía abiertas sus piernas, para poder
Rose decidió que era hora de comportarse como la adulta aquí, ya bastaba de hacerse la desentendida. Compañeros, o lo que sea, estos dos hombres masculinos y calientes a más no poder, la tenían haciéndose agua. Podía seguirse resistiendo inútilmente o terminar de aceptar sus deseos. Bien, no más