- Gaves ¿crees que Nagy nos ha mentido? – Constanza le preguntó a su esposo, preocupada, como si estuviesen hablando de la vecina y no de su única hija. - Nos mostró que podía beber de nuestra sangre sin problemas – el esposo sentado delante de la chimenea de la biblioteca, le respondió pensativo.
- Sé que siempre has sido una soplona, pero esta vez seré yo quien te quite todo lo que deseas, así que prepárate, porque te voy a hundir hasta el fondo sin compasión. - El príncipe sabe muy bien quién es la que le conviene, solo eres una put4 llamativa que lo deslumbró, pero no es lo mismo una muj
Michael la había estado espiando todo este tiempo, mirándola desde lejos y pensando en todos los planes que tenía para acercarse a ella y reconquistarla. - Solo nos conocimos de paso, he viajado mucho y he conocido a demasiadas personas. Espero que haya estado bien, Sr. Michael- Nagy le explicó al
Michael cerró los ojos con cansancio, sabía que su lobo tenía la razón. Esperaría y aguantaría, porque la recompensa lo valía todo. Pero estas m4lditas vacaciones, estaban rivalizando con las torturas que había tenido que soportar. A pesar de que la tal prometida del príncipe, siempre estaba cerc
Nagy abrió los ojos con horror al ver el enfrentamiento. Estaba un poco oscuro, pero a través de la luz de la luna vio a un lobo enorme enfrentándose con Rudolf. Porque sí, esa criatura se parecía a un lobo, solo… que nunca había visto a un lobo así, tan… herido. No percibía los detalles, pero es
Michael no quería ni oír mencionar el nombre de ese idiota. ¿Cómo se había atrevido siquiera a acariciar e intentar besar a su compañera? ¡Y justo en su m4ldita cara! Amath había mandado al caraj0 la prudencia y la paciencia, en cuanto vio a ese macho queriendo aparearse con su hembra, una ira ext
Amath nunca se había sentido tan nervioso e inseguro en su existencia, como cuando se detuvo frente a la mirada de su mate. Sabía muy bien como lucía y esa era una de las razones por las cuales no deseaba despertar, mejor quedarse en el olvido. Si ella lo rechazaba por como se veía, no sabía qué h
Solo ellos saben lo mucho que se aguantaron estos días y como hoy enloquecieron, al ver al tal príncipe queriéndola besar y tocándola. - No me quieras engatusar como una niña, aún no he decidido perdonarlos- le susurró divertida, aunque en su corazón, sabía que ya había perdido totalmente. ¿Cuánto