Amath, estaba también en modo desesperación total, no paraba de olfatear por todos lados buscando un mínimo rastro, pero nunca podrían dar con la isla donde se encontraba recluida, ni así la tuviesen delante de sus narices. “Amath no sé qué más hacer, no me rendiré, nunca lo haré, pero te juro que
Nagy se llevó la mano a la boca en pánico y los ojos llorosos, al igual que su misma imagen de tantos siglos atrás, cuando tuvo deseos de alimentarse por primera vez de alguien que no fueran sus padres. Terminó, no solo acabando con una vida inocente, sin querer, sino ahogándose con la sangre que l
Se eligieron a ellos mismos y su fachada de perfección por encima de su hija. Le pusieron un collar, justo como el que Nathan le había puesto, que marcaba su vida como esclava. Nagy inocente, confió en ellos. La engañaron diciéndole que se fuera por las buenas, que todo era para curarla, que lueg
Al otro día, cuando Nagy se despertó, pensó que tuvo un sueño hermoso, lleno de calidez y luz, pero no lograba recordar. Al no sentir a Charlie acurrucado junto a ella como siempre, se levantó asustada, pensando que se había vuelto a escapar. Aún no sabía qué tipo de animal mágico estaba creciendo
- Le agradaste mucho a alguien, por cuidarlo muy bien y en agradecimiento, te quiso dar un obsequio - agregó, dejando a Nagy más confundida todavía. ¿Alguien le dio un regalo por cuidarlo? ¿Le agradó a quién? Si en esta isla solo estaban Serene, los animales salvajes del bosque, las marionetas sin
- Freya, hija, estás hermosa – una elegante vampiresa miraba a su hija que se arreglaba en el espejo - Estoy segura de que Rudolf va a quedar embelesado contigo, no tendrá ojos para nadie más. Freya se miraba complacida, con el vestido burdeos que se pegaba a su figura y la hacía lucir refinada y
- Vine a la fiesta de compromiso del heredero, ¿acaso no soy miembro también de este clan? - respondió con ironía. - Lo eres – escuchó una voz grave y vio acercarse a un hombre alto, con cara hermosa, ojos azules gélidos y cabello oscuro medianoche hasta los hombros. Elegante e intocable, el prínc
- Quiero volverte a decir que eres más que bienvenida al clan- Rudolf comenzó a hablarle, mientras caminaban suavemente por el jardín, lleno de rosas rojas. - No sé bien la razón por la que te alejaste, pero espero que esta vez hayas regresado a quedarte. - Nosotros somos tu clan, cualquier probl