— Daniel no intervengas en esto. — Masculló Meyers mirándolo con frialdad. — Estoy interviniendo porque te quiero, está mujer no es buena para ti, así que date cuenta de lo que es capaz, yo la he estado investigando y tiene unos cuantos secretos, la señorita Acosta me explicó porque la odiaba, ella quiso quitarle a su novio y este es el profesor de Óscar, por lo que seguramente siguen viéndose, además ahora le hace esto a la empresa, este matrimonio definitivamente fue un error. —Explicó Daniel, mientras tanto Isabella como Meyers lo miraban. — Esto no es asunto tuyo, ya eso lo sabía, así que deja de investigar a mi mujer y déjanos solos. —Gritó Meyers. — Después no digas que no te lo advertí. —Siseó Daniel antes de alejarse. — Isabella contesta de una vez, todo apunta a ti, así que confiesa de una vez. —Exigió Meyers mucho más furioso, las palabras de Daniel solo habían logrado alterarlo mucho más. — No tengo porque confesar nada y no puedo creer que te atrevas a dudar de mí de
Meyers se quedó en la oficina trabajando hasta la madrugada y había pensado en algunas soluciones para lidiar con esto de la mejor forma y luego tomó sus cosas para volver a casa, estaba demasiado cansado y sentía que debía hablar de manera más calmada con Isabella, no tenía ganas de seguir discutiendo con ella y definitivamente no quería verla llorar, eso le dolía mucho. Cuando llegó a la casa, subió directamente a la habitación y al encender la luz de esta y darse cuenta que en su cama no estaba Isabella como esperaba, su corazón se apretó con gran fuerza, verificó que tampoco estaba en el baño y corrió al armario para ver si su ropa seguía ahí, casi se siente aliviado al darse cuenta que la ropa femenina aún estaba, pero al ver que solo estaba la que él le había comprado y no lo poco que ella había traído comenzó a sentirse desesperado. «No, ella no puede irse así como así, no puede dejarme, había dicho que no lo haría.» Pensó al mismo tiempo que su corazón dolía y cuando se dio
Isabella dejo caer las pruebas desconsolada al darse cuenta que ambas habían salido positivas, no sabía que haría ahora. — Estoy embarazada. — Susurró Isabella entre lágrimas al salir del baño y Sonia rápidamente la abrazó. — ¿Qué voy a hacer con este bebé? Ni siquiera tengo un trabajo. — Tranquila, puedes abortar o hablar con François, no importa los problemas que hayan pasado entre ustedes, este será su bebé y el debe hacerse cargo. — Dijo Sonia sin dejar abrazarla. Isabella cuando escuchó que podía abortar se sintió muy renuente, un raro instinto de protección la golpeó, porque a pesar de que no se sentía ni un poco preparada para tener a este bebé, no veía abortarlo como una posibilidad, ella haría lo necesario para que su bebé estuviera bien. Ahora que tenía la certeza de que en su vientre estaba formándose un pequeño ángel, ella no estaba dispuesta a desacerse de él, lo quería e iba a hacer lo que sea por este bebé. — No voy a abortarlo, mi bebé va a nacer, pero tampoco se
Isabella durante su embarazo intentó comunicarse en diversas ocasiones con Meyers, pero ninguna de las veces obtuvo ninguna respuesta, hasta que finalmente se rindió y de la nada ya habían pasado dos años desde la última vez que vio al hombre que tanto amó y que había destrozado su corazón. — Mi amor come igual que tu hermanito, ya se la comió toda. — Dijo Isabella mirando a su pequeña con una sonrisa y la bebé miró a su mamá sonriéndole con ternura y el corazón de Isabella de inmediato se conmovió y sintió la necesidad de abrazarla. — Me vuelves completamente loca de ternura. — Susurró Isabella sin poder dejar de sonreír le a Chloe, su pequeña era muy risueña y derretía su corazón. — Mamá. — Balbuceó Chloe tocando la mejilla de Isabella. — Ya deja a la niña, ya casi tenemos que irnos Isa, este concurso es realmente importante, tenemos que llegar a tiempo. — Dijo Sofía acercándose a su amiga, ya ella estaba lista para irse, solo estaba esperando que Isabella terminará de despedirse
— Señor Meyers estamos muy complacidos de tenerlo aquí, una vez más gracias por acompañarnos. — dijo la presentadora, sacando de su ensoñación a Meyers. — Es un placer para mí ser parte del jurado en este concurso, gracias a ustedes por la invitación. — Espetó él recomponiéndose, pero aún sin quitarle los ojos de encima a Isabella, queriendo acercarse, saber cómo se sienten esos labios rosados y perfectos, poder sentir su piel de porcelana entre sus dedos, descubrir si su aroma era como lo imaginaba, dulce y delicioso. Isabella al sentir su mirada se sintió más nerviosa y solo quería correr, pero sabía que Sofía tenía razón, no podía irse sin luchar, necesitaba esto, ya por Meyers había perdido mucho, no debía permitirle que le arrebatara esto también, así que volvió a tomar asiento, intentando ignorar su mirada y mantenerse calmada. Aunque no lograba entender porque él parecía tan confundido al verla y no había odio ni molestia en sus ojos. — Quedarse es lo correcto. — Dijo Sofía
Isabella estaba realmente nerviosa, pero está vez no era por el concurso solamente, lo que más tenía alterado sus nervios, es que volvería a ver a Meyers, no sabía cómo controlar su corazón después de esto y su mente seguía llena de confusión. Ayer él había actuado de forma tan extraña y simplemente no parecía estar fingiendo, pero no encontraba el porque de esto, ¿De verdad fue tan insignificante que podría olvidar todo de ella en tan solo dos años? Además le preocupaba el hecho de que él quería que ella trabajará para él y no estaba segura si él dejaría las cosas así simplemente después de haberse negado. — Debes mantenerte calmada, te protegeré de ese idiota si es necesario. — Dijo Sofía con una sonrisa tranquilizadora. — No quiero que te metas en problemas, él tiene mucho poder, solo esperemos que no vuelva a acercarse, pero si lo hace déjame manejar las cosas a mí. — Musitó Isabella sonriendo también por la buena voluntad de su amiga, pero sabía que Sofía a veces era más desco
— Bastián yo no me robe ningún diseño, no hice nada malo, se que todo esto puede ser muy confuso, pero de verdad que no tengo nada que ver con esto, no le hice nada a tu papá y la disculpa no es para él si no para ti. — Aclaró Isabella pensando que él hablaba de que había lastimado a su papá porque esto debió traer serías complicaciones a la empresa además él no había podido realizarle el homenaje a la mujer que amaba como tenía planeado, pero ella no había robado nada y por lo tanto no le debía ninguna disculpa a él, solo había sido un chivo espiratorio. Estaba segura que después de todo lo que ella había pasado, era él quien debería pedir perdón. — ¿Crees que eso es lo único que hiciste mal? Yo no quiero tu disculpa, solo mantente alejada de papá, es lo mejor que puedes hacer. — Dijo él antes de separarse de su abrazo y alejarse, dejando a Isabella confundida. Se sentía bastante culpable por haberse ido sin darle una explicación a Bastian, pero no entendía lo que él quería decir
— Ese imbécil sigue fingiendo no conocerte, ¿Hasta donde piensa llevar esta farsa? ¿Está arrepentido de lo que hizo? Entonces que se disculpe y actúe como un hombre, que enfrente las consecuencias de lo que te hizo y que deje de intentar hacer como si nada hubiese pasado. — Dijo Sofía furiosa mientras conducía hasta su casa. — No creo que sea una farsa Sofía, él no haría a Bastián que también actuará como si no me conociera solo frente a él, François en serio no parece conocerme. — Suspiró Isabella, aunque no entendía como algo así pudo pasar, sentía que lo de Meyers no era actuación, él de verdad no la recordaba. — ¿Cómo puede ser posible? — Preguntó Sofía frunciendo el ceño, tan confundida como Isabella. — No lo sé, pero Bastián me dijo que yo le había hecho mucho daño a su padre y en un inicio pensé que era porque me culpaba del robo de los diseños, pero ya no creo que sea solo eso. — Respondió Isabella, pensando si había alguna manera de que Meyers se olvidará únicamente de ell