Will corrió al apartamento y al cargar a Vincent este comenzó a llorar disgustado de estar en los brazos de un hombre que no conocía, lloraba desesperado, dándole manotazos en el rostro para que lo soltase. — Isabella, yo sostendré a la bebé, tú toma a Vincent. — Dijo Will ansioso sin saber cómo calmar a este pequeño que lo atacaba ferozmente. Isabella al escucharlo dudó, odiaba ver a su pequeño llorar, pero era Chloe quien estaba enferma, no quería soltarla, ella la necesitaba más en este momento. Meyers que había estado por ir a encender el auto, al escuchar esto junto con el llanto que lo hacía sentir angustiado, entro al apartamento casi corriendo y le quitó a Vincent, que frunció el ceño y solo lo miró confundido pero dejó de llorar de inmediato. — Vamos, yo lo llevaré, tú tendrás que manejar. — Dijo Meyers sintiéndose un poco extraño al cargar a este niño, sentía una especie de conexión que no entendía y no sabía si simplemente sentía esto porque era el hijo de la mujer que
— Ya esta aquí el desayuno, justamente al salir me encontré al doctor y me dijo que esa pequeña princesa ya podía volver a casa. — Dijo Meyers con una sonrisa encantadora, acercándose a Isabella con un empaque de comida y un café. Él no se había ido en ningún momento, había pasado la noche en el hospital porque se sentía incapaz de separarse de esos pequeños e Isabella, solo había salido un momento a comprar el desayuno y al regresar encontró al doctor que acaba de salir de la habitación y le había explicado la situación de Chloe. — Gracias, pero desayunare cuando llegue a casa y bueno gracias por todo señor Meyers. — Musitó Isabella mientras estaba vistiendo a Chloe, había estado llamando a Sofía para ver si podía venir los a buscar, pero ella no le había contestado, así que tendría que tomar un taxi. — Está bien o también puedo llevarlos a comer a un restaurante que hacen unos desayunos increíbles, estoy seguro que te encantará. — Propuso él dejando las cosas en una mesita e Isab
— Sonia, ¿Sabes dónde Vincent pudo aprender que su papá está en el cielo? Yo no sé lo dije y él lo dijo ayer. — Comentó Isabella mientras hablaban por teléfono y en ese momento escuchó una carcajada de la otra parte. — Antes de que te fueras, Oscar me preguntó que había pasado con su padre y le dije que murió, que ahora debía estar en el cielo y Vincent preguntó por el suyo, le dije que también estaba en el cielo, pensé que no habría ningún problema y que Vincent no le daría importancia y lo olvidaría, después de todo es pequeño y pensé que no comprendía muy bien el significado de un padre porque no había conocido uno, pero Vincent es muy inteligente, igual no volverás a ver a ese imbécil y tampoco los niños tendrán contacto con él, está bien si piensan que está muerto. — Explicó Sonia cuando terminó de reírse e Isabella suspiró, pensando en que no podía contarle a Sonia que ya se había cruzado de nuevo con Meyers e incluso él ya había visto a los gemelos, no quería que ella se preoc
Finalmente hoy había llegado el día del concurso e Isabella a pesar de no haber dormido más que unas pocas horas para conseguir tener todo listo a tiempo, estaba muy enérgica y emocionada. — Deséenme suerte mis bebés. — Dijo sosteniendo en sus brazos a los dos gemelos mientras estaba sentada. — Suete mami. — Dijo Vincent con una tierna sonrisa que de inmediato derritió el corazón de Isabella y al estar así no pudo evitar pensar, que no importaba si ganaba este premio a pesar de lo quería para poder mejorar su vida y la de los gemelos, su verdadero premio la esperaría en casa, sus dos bebés perfectos. — Gracias mi príncipe. — Suspiró ella con una sonrisa, antes de darle un beso en la frente a Vincent y luego volteó para mirar la carita de Chloe. — ¿Y tú no le vas a desear suerte a mami princesita? — Te mami. — Balbuceó Chloe riendo risueñamente e Isabella encantada de que ella lo intentará le dio un beso en la frente también. — Gracias Chloe, te amo y te amo a ti también Vincent,
— Por cierto Isa, ¿Crees que si te vas ese hombre no te va a buscar y se olvide de ti? — Preguntó Sofía antes de subirse al auto. Meyers al escuchar esta pregunta, intuyó que del hombre que hablaba era de él y en lugar de detener a Isabella para hablar con ella, se escondió para escuchar lo que ella tenía que decir. — Eso espero, él ya me ha hecho mucho daño y no estamos destinados a estar juntos, lo mejor para todos es que sigamos actuando como si no nos hubiésemos conocido nunca y no volvernos a ver. — Respondió Isabella volteando hacía atrás, al sentir como si alguien la estuviese viendo, pero Meyers estaba escondido detrás de una camioneta y no pudo verlo, así que volvió a mirar al frente. «Por que siento que está hablando de mí si ella y yo no nos hemos conocido antes? ¿Es posible que nos conociéramos y yo le hiciera daño? ¿Lo que ví hace un momento no es parte de mi imaginación?» No pudo evitar preguntarse Meyers con su cabeza llena de dudas. Después de su accidente había ol
Una hora antes. — Ya te envié toda la información a tu correo, el precio de esto y un pequeño obsequio que está al final por ser cliente nuevo, adiós, para mañana lo que me debes tiene que estar en mi cuenta. — Dijo Xavier al teléfono y sin esperar ninguna respuesta colgó la llamada. Meyers sin perder más tiempo abrió el correo en su computadora y empezó a leer la información, aunque está había sido muy detallada, casi todo era irrelevante para él en este momento, solo le importaba una cosa, saber el nombre del hombre con quién ella había estado casada y cuando llegó a ese punto, su corazón se saltó un latido. No podía creerlo, era él, el hombre que había estado buscando siempre fue él y aunque sentía que esto era imposible porque muchas cosas no les encontraba sentido con esta nueva información, creía que Xavier no jugaría con algo así y además por la conexión que sentía con ella y esos pequeños, esto podría ser real. Quería encontrarle una explicación a lo que había pasado, ¿Por
Isabella al escuchar tantas preguntas se sintió abrumada, pero después de respirar profundo, decidió ser sincera, él en este momento debía estar como a ciegas al no saber nada de lo que sucedió y eso debía ser duro. — Yo trabajaba para tu empresa y tú creíste que yo había robado unos diseños de la empresa, pero no fui yo quien lo hice, en ese momento todas las pruebas apuntaban en mi contra, pero puedo jurarte que no fui yo, nunca haría algo así, te lo aseguro. — Confesó Isabella, esperando no estar equivocándose al decir la verdad, esperaba que no tuviera ninguna represalia por esto y que está vez él le creyera que no había sido ella. — ¿Por esa razón nos divorciamos? — Preguntó él frunciendo el ceño desconcertado, a pesar de que odiaba las mentiras y las traiciones no creía que solo por esa razón dejara ir a la mujer que le provocaba tantas emociones y mucho menos si ella estaba embarazada. Creía que hubiese manejado las cosas de otra manera, la hubiese despedido si no le creía, p
Después de que Isabella logró calmarse, quiso irse, pero él la convenció de que se quedarán aquí al menos por hoy, quería estar con sus hijos un poco más de tiempo, no quería separarse tan pronto de ellos cuando apenas acababa de saber la verdad e Isabella sin poderse negar aceptó y Meyers de inmediato fue a la habitación donde estaban los gemelos durmiendo. No los despertó ni nada, ni siquiera los tocó o se sentó en la cama, solo se quedó de pie a un lado mirándolos, sin poder creer que estos humanos pequeñitos y perfectos fuesen parte de él, no podía recordar como era Bastián de bebé, aunque había visto algunas fotos, pero no era suficiente, ver a sus hijos tan pequeños y lindos simplemente le llenaba el corazón de amor y ternura. Era una etapa muy hermosa y no quería seguir perdiéndosela. Cuando Isabella entró a la habitación siendo muy silenciosa para ver si los gemelos aún dormían, encontró a Meyers aún de pie, con la espalda hacia la puerta, viendo a sus hijos como si fueran