Isabella al escuchar tantas preguntas se sintió abrumada, pero después de respirar profundo, decidió ser sincera, él en este momento debía estar como a ciegas al no saber nada de lo que sucedió y eso debía ser duro. — Yo trabajaba para tu empresa y tú creíste que yo había robado unos diseños de la empresa, pero no fui yo quien lo hice, en ese momento todas las pruebas apuntaban en mi contra, pero puedo jurarte que no fui yo, nunca haría algo así, te lo aseguro. — Confesó Isabella, esperando no estar equivocándose al decir la verdad, esperaba que no tuviera ninguna represalia por esto y que está vez él le creyera que no había sido ella. — ¿Por esa razón nos divorciamos? — Preguntó él frunciendo el ceño desconcertado, a pesar de que odiaba las mentiras y las traiciones no creía que solo por esa razón dejara ir a la mujer que le provocaba tantas emociones y mucho menos si ella estaba embarazada. Creía que hubiese manejado las cosas de otra manera, la hubiese despedido si no le creía, p
Después de que Isabella logró calmarse, quiso irse, pero él la convenció de que se quedarán aquí al menos por hoy, quería estar con sus hijos un poco más de tiempo, no quería separarse tan pronto de ellos cuando apenas acababa de saber la verdad e Isabella sin poderse negar aceptó y Meyers de inmediato fue a la habitación donde estaban los gemelos durmiendo. No los despertó ni nada, ni siquiera los tocó o se sentó en la cama, solo se quedó de pie a un lado mirándolos, sin poder creer que estos humanos pequeñitos y perfectos fuesen parte de él, no podía recordar como era Bastián de bebé, aunque había visto algunas fotos, pero no era suficiente, ver a sus hijos tan pequeños y lindos simplemente le llenaba el corazón de amor y ternura. Era una etapa muy hermosa y no quería seguir perdiéndosela. Cuando Isabella entró a la habitación siendo muy silenciosa para ver si los gemelos aún dormían, encontró a Meyers aún de pie, con la espalda hacia la puerta, viendo a sus hijos como si fueran
Al día siguiente cuando Isabella despertó, se sorprendió al ver a Meyers preparando el desayuno. — Hola. — Saludó él sonriendo al verla. — Ya estoy haciendo el desayuno de Vincent y Chloe, también el nuestro, no soy muy bueno en esto, pero creo que estará bien y será apropiado para los gemelos. — Explicó, se había levantado temprano, había picado frutas que sus bebés pudieran comer, había hecho huevos revueltos, tostadas, café, le faltaba prepararles un poco de leche y hacer unos hotcakes. — Estará bien, gracias, ya venía a eso, no tardan en despertarse y siempre lo hacen con mucha hambre, ¿Te ayudo en algo? — Preguntó ella y él negó con la cabeza. — Si quieres anda a estar con ellos hasta que despierten, yo me encargaré de terminar todo aquí. — Dijo él e Isabella asintió y volvió a la habitación con los gemelos. Unos cuantos minutos después, los bebés se despertaron y ella después de cambiar su pañal y limpiarlos, salió de la habitación junto a los dos. Ya todo estaba preparado
— Nada, simplemente quiero ir a ver a Sofía. — Respondió ella desviando la mirada, pero él no le creía, sentía que ella le estaba mintiendo. — Isabella dime la verdad por favor, ¿Por qué estás así? — Insistió él nuevamente, estaba un poco confundido, no entendía porque ella estaba mintiendo, pero era claro que estaba nerviosa de encontrarse con su padre. — ¿Cuándo estábamos casados no te llevabas bien con mi padre? — Preguntó y ella rápidamente negó con la cabeza. — No nos conocimos en ese entonces. — Entonces quédate para que lo conozcas, quiero presentarle a nuestros hijos, por favor quédate. — Espetó él acercándose un poco más y mirándola con sus hermosos ojos llenos de anhelo. — Está bien. — Suspiró Isabella rindiéndose, cuando la miraba de esa manera se sentía incapaz de negarle algo, él seguía teniendo mucho poder sobre ella. Ahora solo podía esperar que el padre de Meyers al saber de sus nietos no la culpara por estar cerca de él y quisiera tomar represalias en su contra,
— El nombre de ella es Chloe y el de él es Vincent. — Respondió Meyers, mientras Isabella aún observaba la situación un poco descolocada. — Que lindos nombres, ¿Puedo cargarla a ella primero? — Cuestionó Gerard, Meyers era su único hijo, había querido tener una niña también después del nacimiento de él, pero su esposa tuvo muchos problemas de salud después hasta que murió y este deseo nunca lo pudo cumplir, pero ahora tenía una nieta preciosa. — Está bien. — Aceptó Meyers entregándosela y la sonrisa de Gerard se ensanchó. — Que linda princesita, yo soy tu abuelo, el mundo será tuyo, tendrás todo lo que quieras. — Le prometió a Chloe quien le sonrió hermosamente y el corazón de Gerard se derritió mucho más ante su encantadora nieta. — Yo soy tu abuelo también campeón. — Le dijo con una sonrisa a Vincent que lo miraba con curiosidad. — Bastián, ¿No quieres conocer a tus hermanitos? Acércate. — Pidió Meyers y el niño se acercó frunciendo el ceño ligeramente. — Hola. — Lo saludó Vinc
Meyers esquivó su golpe ágilmente y le dio un puñetazo en la cara, que descolocó a Daniel, aunque este último estaba dando lo mejor de sí, prácticamente luchando por su vida y era muy bueno peleando, no era rival para Meyers, que parecía una auténtica máquina de pelea. Meyers estaba furioso, buscando desquitarse por todo lo que pasó, por perderse el nacimiento de sus hijos, por no poder estar con Isabella y por lo que ella había tenido que sufrir, porque sabía que ese tiempo en el que estuvieron lejos, ella la había pasado mal. Cuando Daniel cayó al suelo después de recibir el último golpe de Meyers, su boca estaba sangrando y todo su rostro estaba muy lastimado. — Perdiste una vez más, ahora debes asumir tu castigo. — Espetó Meyers con una sonrisa, él también estaba lastimado, pero no como Daniel. — François yo soy tu primo, no puedes hacerme esto.— Dijo Daniel con dificultad sin poderse levantar, totalmente adolorido. — Debiste pensar en eso antes de hacer todo lo que me hicist
La mente de Meyers se llenó de recuerdos, los de toda una década, como una especie de película muy rapida y él se separó del beso tomando su cabeza entre sus manos conmocionado, porque era demasiado y su cabeza empezó a doler e Isabella lo miraba preocupada, preguntándole que estaba sucediendo, sin obtener ninguna respuesta de su parte, estaba muy sumergido en todos esos recuerdos, intentando ordenarlos, pero cuando él recordó lo último antes del accidente, cuando llegó a casa y no la encontró, viendo que solo había el acuerdo de divorcio, sintiendo de inmediato como el miedo a perderla lo inundó y su corazón se llenó de ansiedad y la abrazó fuertemente. — Está vez no puedes irte de mi lado, no puedes dejarme otra vez. — Espetó ansioso abrazándola, al volver sus recuerdos también lo que sintió en ese momento en el que ella se fue y ya no quería volver a sentirse de ese modo nunca más. Ya había pasado dos años sin ella, no podía estar mucho tiempo más, la quería por siempre a su lado
A pesar de que Meyers no quería separarse de Isabella y los niños tuvo que hacerlo, porque ahora que había recordado todo, sabía que la muerte del padre de ella había quedado impune y además él había enviado a su antiguo asistente a comprarles esa empresa a los tíos de ella, así que esto debería estar en su poder, necesitaba averiguarlo porque quería dársela de regalo a Isabella. Otra cosa que le preocupaba bastante era la muerte de su antiguo asistente, ahora que podía recordarlo se sentía mal por él y estaba seguro de que su muerte definitivamente no había sido un suicidio si no un asesinato, probablemente el culpable de esto era Daniel y ya no podía pagar por lo que hizo, ahora lo único que podía hacer era recompensar a la familia. Cuando llegó a la oficina de inmediato comenzó a buscar si aún mantenía está empresa entre sus propiedades y si lo estaba, aunque esté tiempo no la había tomado en cuenta y no había invertido en ella para que volviese a retomar sus operaciones. Afortun