—¿Encontró lo que buscaba, sheriff?—¿Estás seguro de que estos son todos los anuncios de los bandidos?—Eso me dijeron en la ciudad, son los más actualizados.No tenía pruebas de que ella fuese lo que él estaba pesando, lo único que le quedaba era sacarle directamente la información a ella, o en su defecto, dejarla ir.También podía mantenerla retenida por su deuda, además, dudaba que al irse lo hiciera caminando. Fuera de eso, ¿Por qué una señorita se adentraría sola al desierto? Sin escolta, con tantos bandidos que se escondían afuera.Si pudo defenderse de él, no le quedaba duda que podría hacerlo de otro. Sin embargo, para como la encontró casi moribunda, le da a entender que no le había ido muy bien defendiéndose la última vez.No obstante, si logro escaparse de quien sea que la estaba agrediendo. No lo negaba, era muy perspicaz. Un rasgo poco inusual en una mujer.—Sheriff, ¿todo bien?—Te voy a encargar algo, Harry.—Usted dirá.—Quiero que mantengas vigilada a la forastera, a
—Rouse, ¿te encuentras bien? —Lauren le pregunta al verla más pálida de lo usual.—Estoy bien, terminemos aquí para poder ir a mi cuarto a dormir.Lauren asiente, pero no muy convencida de la contesta de su compañera. Ambas siguen en la cocina terminando de preparar la cena.Rouse tuvo que mentir para que esa muchacha no le fuera con los cuentos a su madre, Hilary no parecía estar muy contenta con ella, no quería darle razones para que la echara del hotel. De momento necesitaba permanecer allí, tenía un cuarto y comida, fuera de eso, era importante que recuperará sus fuerzas.En cuanto ella y Lauren terminaron de preparar la cena, la rubia se dispuso a sacar los platos para servir la cena. Algunos huéspedes ya estaban esperando por la misma, y entre ellos estaba ese hombre nuevo con el que se encontró temprano. No tenía idea de quien era, pero se lo iba a preguntar a Lauren de regreso.—Muchas gracias —Le dice el extraño, no más ella al dejar el plato sobre la mesa.Rouse se disponía
Ambos se miraban fijamente, eran dos personas demasiado orgullosas como para retirar la mirada. Y cada uno tenía sus propias razones.—¿De dónde vienes? ¿Por qué has llegado a este pueblo? Todo el mundo es consciente de que Coloma es un lugar tranquilo.—No vengo de ninguna parte.—Será mejor que coopere conmigo, si de verdad se quiere ir de aquí.—Cuando tenga el dinero que gasto con mi atención médica, se lo devolveré todo, y me largaré de aquí. No tiene por qué saber nada más de mí, señor Wesley.—¿Y cómo pretende irse? Un caballo cuesta mucho, señorita. ¿Intenta volver a robarse otro?—No me provoque, señor Wesley.Rouse le dice completamente irritada, la rubia da un paso más hacia él, y ya para ese entonces, entre ambos no existía más espacio.—¿O qué?, señorita LeRoy —Contesta con una rotunda advertencia en su voz.La rubia no toleraba que le hablará de esa manera, como si ella no supiera como defenderse de un tipo tan arrogante como él. A pesar de estar malherida, no le impedía
¿Qué demonios estaba pasando? ¿Por qué el sheriff la estaba besando? ¿Cómo fue que llegaron a eso?, eran preguntas que Rouse se hacía mientras estaba en los brazos de ese hombre. Es que por el impacto de ser besada, estaba en trance, no se podía ni mover. No asimilaba aun que estaba siendo “besada”Cuando cayó en cuenta de que realmente el sheriff estaba posando sus labios sobre los de ella, fue que reacciono, su voz interior le reclamo de inmediato que lo separará y se alejara de él. Rouse se estremeció en los brazos de Tom, y con ello consiguió quitárselo de encima. Segundos después, le propina una cachetada que se podía escuchar hasta en la cueva más recóndita del desierto.—¿Qué demonios cree que está haciendo? —Ella lo mira con expresión alterada, su pecho subía y bajaba con fuerza. Rouse estaba irritada, pero también sentía una sensación extraña que recorría todo su cuerpo.Tom observo a la rubia luego de que le diera aquella dolorosa cachetada, su mejilla se encontraba enardeci
—Usted es uno de los seres más despreciables que haya conocido —Rouse da un paso hacia él, pero el inminente dolor que siente en la planta de los pies la hace tambalearse un poco.Tom se percata inmediatamente la falta de equilibrio de Rouse y hace el intento de sostenerla, pero ella estaba en modo a la defensiva, por ende, esquivo su mano y se hizo para atrás. Luego lo miró con desprecio.—Le dije que no me volviera a poner una mano encima.—Usted…—Si ya acabo de despotricar todo su veneno, entonces, déjeme trabajar en paz.Era muy terca, de eso no le cabía la menor duda. Era indiscutible que estaba adolorida, pero se estaba aguantando el mal rato. Jesey le dijo que ella aún debía guardar reposo, pero allí estaba sin acatar las órdenes.—No se propase con sus deberes, señorita LeRoy —Tom se da la vuela para marcharse.La rubia lo miró extrañada por su contesta, ¿Qué demonios le pasaba a ese hombre? Se pregunta al mismo tiempo que observa cada uno de sus pasos… en cuanto se ve sola,
A pesar de estar lastimaba, su piel era bastante suave y hasta se atrevía a pensar que, delicada. ¿Por qué le causaba tanta curiosidad esa mujer?, teniéndola de ese modo ocasionaba que su sangre burbujeara. Y eso escasa vez sucedía, de hecho no recordaba la última vez que una mujer le hacía hervir la sangre.Estimulado por sus instintos más primitivos, Tom acordó lentamente el espacio que existía entre Rouse y él y sin pensárselo mucho la tomó por el cuello hasta acercarla a sus labios mientras la miraba a los ojos. No entendía aún por qué estaba haciendo eso con una forastera sospechosa, pero extrañamente ella provocaba cierta alteración en su cuerpo y no era precisamente porque lo sacará de quicio.Con la sorpresa reflejada en sus ojos y los labios semi abiertos por la sorpresa de su inminente contacto, Tom aproximo a Rouse a su boca y así mismo se apoderó de ellos sin ningún tipo de recato. Devoro sus labios mientras se encontraba arrodillado en medio de sus muslos. Tomándose la at
—No crea que por amenazarme logrará intimidarme, yo puedo cuidar de mi misma sin su ayuda o la de nadie más. Eso que le quede muy claro, sheriff —Hace amago de ponerse en pie, pero de la nada se tambalea y de inmediato Tom la sostiene en sus brazos.—¿Qué demonios cree que hace? —La reprende entre sus brazos.Ambos se miran a la cara, estaban muy próximos, sin embargo, ninguno de los dos se apartó. Bueno, de hecho quien tenía que hacerlo era Tom, ya que Rouse estaba impedida. Pero el sheriff no estaba dispuesto a soltar a la rubia. —¿En cada oportunidad que se le presente, pretende tocarme? —Rouse le dice empujándolo, pero Tom no la suelta, más bien, la sostiene con más fuerza.—Como vuelva a ponerse en pie, le juro que me veré obligado a atarla a la maldita cama.La mandíbula de la rubia chirrió de la ira, como se atrevía a hablarle de esa manera. Era un maldito que se estaba aprovechando de su debilidad.Rouse sacudió su cuerpo entre los brazos del sheriff, pero Tom sujeto de la ci
—¡Ah! —Exclama con dolor —. Es usted un bruto, ¿Qué demonios cree que está haciendo? —Se queja al ver a Tom quitándole la venda.—Limpiaré su herida, ¿Qué más cree que estoy haciendo?—Al menos hágalo con más tacto.Ella miró como ese enorme hombre afloja la venda de su pie, en ese instante fue tan cuidadoso, ¿Por qué se comportaba de esa manera? Rouse frunce el ceño mientras seguía cada movimiento de Tom. Primero curo uno de sus pies, y posteriormente continuo con el otro. Los vendo, y mientras lo hacía ninguno de los dos dijo una sola palabra.La verdad es que no había nada que decir…—¡Ya quedó! —Afirma una vez dejado sus pies sobre el suelo —. No debes levantarte, será mejor que regreses a la cama.—No me dé órdenes, yo no acato mandatos de nadie. Y menos de usted, así sea el sheriff de este lugar.Tom la observó un momento, qué testaruda era esa mujer. Como era de terca, niega al tiempo que se pone en pie.—No se busque problemas innecesarios conmigo.—Será mejor que se marche,