Ambos se miraban fijamente, eran dos personas demasiado orgullosas como para retirar la mirada. Y cada uno tenía sus propias razones.—¿De dónde vienes? ¿Por qué has llegado a este pueblo? Todo el mundo es consciente de que Coloma es un lugar tranquilo.—No vengo de ninguna parte.—Será mejor que coopere conmigo, si de verdad se quiere ir de aquí.—Cuando tenga el dinero que gasto con mi atención médica, se lo devolveré todo, y me largaré de aquí. No tiene por qué saber nada más de mí, señor Wesley.—¿Y cómo pretende irse? Un caballo cuesta mucho, señorita. ¿Intenta volver a robarse otro?—No me provoque, señor Wesley.Rouse le dice completamente irritada, la rubia da un paso más hacia él, y ya para ese entonces, entre ambos no existía más espacio.—¿O qué?, señorita LeRoy —Contesta con una rotunda advertencia en su voz.La rubia no toleraba que le hablará de esa manera, como si ella no supiera como defenderse de un tipo tan arrogante como él. A pesar de estar malherida, no le impedía
¿Qué demonios estaba pasando? ¿Por qué el sheriff la estaba besando? ¿Cómo fue que llegaron a eso?, eran preguntas que Rouse se hacía mientras estaba en los brazos de ese hombre. Es que por el impacto de ser besada, estaba en trance, no se podía ni mover. No asimilaba aun que estaba siendo “besada”Cuando cayó en cuenta de que realmente el sheriff estaba posando sus labios sobre los de ella, fue que reacciono, su voz interior le reclamo de inmediato que lo separará y se alejara de él. Rouse se estremeció en los brazos de Tom, y con ello consiguió quitárselo de encima. Segundos después, le propina una cachetada que se podía escuchar hasta en la cueva más recóndita del desierto.—¿Qué demonios cree que está haciendo? —Ella lo mira con expresión alterada, su pecho subía y bajaba con fuerza. Rouse estaba irritada, pero también sentía una sensación extraña que recorría todo su cuerpo.Tom observo a la rubia luego de que le diera aquella dolorosa cachetada, su mejilla se encontraba enardeci
—Usted es uno de los seres más despreciables que haya conocido —Rouse da un paso hacia él, pero el inminente dolor que siente en la planta de los pies la hace tambalearse un poco.Tom se percata inmediatamente la falta de equilibrio de Rouse y hace el intento de sostenerla, pero ella estaba en modo a la defensiva, por ende, esquivo su mano y se hizo para atrás. Luego lo miró con desprecio.—Le dije que no me volviera a poner una mano encima.—Usted…—Si ya acabo de despotricar todo su veneno, entonces, déjeme trabajar en paz.Era muy terca, de eso no le cabía la menor duda. Era indiscutible que estaba adolorida, pero se estaba aguantando el mal rato. Jesey le dijo que ella aún debía guardar reposo, pero allí estaba sin acatar las órdenes.—No se propase con sus deberes, señorita LeRoy —Tom se da la vuela para marcharse.La rubia lo miró extrañada por su contesta, ¿Qué demonios le pasaba a ese hombre? Se pregunta al mismo tiempo que observa cada uno de sus pasos… en cuanto se ve sola,
A pesar de estar lastimaba, su piel era bastante suave y hasta se atrevía a pensar que, delicada. ¿Por qué le causaba tanta curiosidad esa mujer?, teniéndola de ese modo ocasionaba que su sangre burbujeara. Y eso escasa vez sucedía, de hecho no recordaba la última vez que una mujer le hacía hervir la sangre.Estimulado por sus instintos más primitivos, Tom acordó lentamente el espacio que existía entre Rouse y él y sin pensárselo mucho la tomó por el cuello hasta acercarla a sus labios mientras la miraba a los ojos. No entendía aún por qué estaba haciendo eso con una forastera sospechosa, pero extrañamente ella provocaba cierta alteración en su cuerpo y no era precisamente porque lo sacará de quicio.Con la sorpresa reflejada en sus ojos y los labios semi abiertos por la sorpresa de su inminente contacto, Tom aproximo a Rouse a su boca y así mismo se apoderó de ellos sin ningún tipo de recato. Devoro sus labios mientras se encontraba arrodillado en medio de sus muslos. Tomándose la at
—No crea que por amenazarme logrará intimidarme, yo puedo cuidar de mi misma sin su ayuda o la de nadie más. Eso que le quede muy claro, sheriff —Hace amago de ponerse en pie, pero de la nada se tambalea y de inmediato Tom la sostiene en sus brazos.—¿Qué demonios cree que hace? —La reprende entre sus brazos.Ambos se miran a la cara, estaban muy próximos, sin embargo, ninguno de los dos se apartó. Bueno, de hecho quien tenía que hacerlo era Tom, ya que Rouse estaba impedida. Pero el sheriff no estaba dispuesto a soltar a la rubia. —¿En cada oportunidad que se le presente, pretende tocarme? —Rouse le dice empujándolo, pero Tom no la suelta, más bien, la sostiene con más fuerza.—Como vuelva a ponerse en pie, le juro que me veré obligado a atarla a la maldita cama.La mandíbula de la rubia chirrió de la ira, como se atrevía a hablarle de esa manera. Era un maldito que se estaba aprovechando de su debilidad.Rouse sacudió su cuerpo entre los brazos del sheriff, pero Tom sujeto de la ci
—¡Ah! —Exclama con dolor —. Es usted un bruto, ¿Qué demonios cree que está haciendo? —Se queja al ver a Tom quitándole la venda.—Limpiaré su herida, ¿Qué más cree que estoy haciendo?—Al menos hágalo con más tacto.Ella miró como ese enorme hombre afloja la venda de su pie, en ese instante fue tan cuidadoso, ¿Por qué se comportaba de esa manera? Rouse frunce el ceño mientras seguía cada movimiento de Tom. Primero curo uno de sus pies, y posteriormente continuo con el otro. Los vendo, y mientras lo hacía ninguno de los dos dijo una sola palabra.La verdad es que no había nada que decir…—¡Ya quedó! —Afirma una vez dejado sus pies sobre el suelo —. No debes levantarte, será mejor que regreses a la cama.—No me dé órdenes, yo no acato mandatos de nadie. Y menos de usted, así sea el sheriff de este lugar.Tom la observó un momento, qué testaruda era esa mujer. Como era de terca, niega al tiempo que se pone en pie.—No se busque problemas innecesarios conmigo.—Será mejor que se marche,
Tom regresó al hotel cuando ya era muy tarde, subió directamente a su habitación en donde observo la cama en la que dormía. Existían noches que extrañaba su casa, no estaba tan retirada del pueblo, pero no le servía quedarse en ella, puesto que si ocurría algo existía la posibilidad de llegar muy tarde para evitar una desgracia.De momento, tendría que seguir quedándose en el hotel. Al menos hasta que solucionara que podía hacer para estar más cerca. Estaba muy cansado, y lo único que deseaba en esos momentos era dormir un poco.Cuando llegó, quería ver a la señorita Rouse, pero prefirió dejarlo para el día siguiente. Puesto que, no era muy conveniente verla por las noches. Sus propios instintos lo traicionaban, y estaba seguro de que, si continuaba por ese camino, terminaría haciendo algo de lo que se podría arrepentir luego.Antes de que Tom cerrara la puerta, la voz de una mujer lo hizo girarse. El sheriff observa a Hilary parada en la entrada de su habitación con la nariz bastante
Se estaba acercando a ella, y si eso sucedía, no le daría tiempo de montar al caballo y escabullirse. Así que, no se lo pensó más y opto por subirme al animal lo más rápido posible. Pero de la nada, su cintura fue sujeta con mucha fuerza, el cuerpo de Rouse fue impulsado hacia atrás.Sus ojos vieron como era alejada de su medio de escape…—No vas a ir a ninguna parte —Le susurran al oído.Lo cual la indigna por completo, ¿Quién demonios se creía ese tipo para prohibirle nada?, estaba harta de tener que lidiar con él y con sus estúpidas órdenes.Sabiendo que le dolería muchísimo y que probablemente lo lamentaría unas horas después, la rubia piso con todas sus fuerzas el pie del hombre, seguidamente, con el codo, golpeo el rostro del mismo y con eso, consiguió separarlo.Cojeando y adolorida, ella corrió hasta el caballo subiéndose con bastante agilidad a pesar de tener una herida muy severa en su costado. Hizo que el animal girara y lo incito a correr, comenzando a andar en la oscurida