Inicio / Romántica / Una Chef para el Millonario: Tengo a tu Hijo / CAPÍTULO 5 – Necesitamos una pausa.
CAPÍTULO 5 – Necesitamos una pausa.

David Whitmore observaba atentamente cada plato que los camareros del programa presentaban ante él. Como jurado y productor de «Cocina a Ciegas», su papel era crucial en la selección del ganador.

Después de probar todos los platos de entrada de los concursantes, no podía negar que había una persona que destacaba por sobre las demás.

—Sin lugar a dudas, el concursante número siete es increíblemente talentoso —repuso, pensativo, la entrada, la cual consistía en mariscos picantes—. Esto sin lugar a dudas representa al verano —dijo, más para sí mismo que para sus colegas, quienes asentían de acuerdo con él—. Sin lugar a dudas, es un platillo que es perfecto como entrada. 

Tras decir esto, alzó la mano y pidió que pasaran con el plato principal.

Rápidamente, los camareros, se dirigieron una vez más a las estaciones y tomaron los platillos principales de todos los concursantes.

David bebió un sorbo de champaña para limpiar su paladar, antes de probar todos y cada uno de los platos principales, dejando el platillo del concursante número siete para el final. Cuando llegó a este, sus ojos se abrieron de par en par, sorprendido.

—¿Grecia? —preguntó, alzando las cejas, mientras evaluaba la presentación, antes de tomar los cubiertos y probar un bocado—. Una excelente elección de colores, aromas y sabores. Sin lugar a dudas, nuevamente sorprendente.

—Esto es extraño, en todas las ediciones del concurso nunca nadie ha hecho un trabajo tan bueno, por no decir perfecto —repuso otro de los jurados, ganándose un gesto afirmativo de Whitmore.

En verdad estaba gratamente impactado por aquel descubrimiento. Si el postre, el tercer tiempo, se mantenía en aquella línea…

—Traigan el postre, por favor —dijo, luego del tercer bocado de aquel platillo de pescado y especias griegas, tras lo cual bebió un nuevo sorbo de champán.

Un minuto después los postres se encontraban frente a los dos hombres y la mujer que formaban parte del jurado y, tras probarlos absolutamente todos, David hizo un gesto negativo con la cabeza, antes de decir:

—No sé ustedes, pero creo que tengo al ganador.

—¿Te refieres al siete? —preguntó la mujer, ladeando la cabeza.

David asintió, mientras el otro jurado asentía conforme.

—Tenemos que reconocer que los platos presentados por el concursante número siete son excepcionales.

—Estoy de acuerdo con Alfred —asintió la mujer, en dirección a David—. Cada uno de ellos evoca perfectamente el tiempo, el lugar y el momento. Además, la creatividad en sus combinaciones. ¡Miren el postre!

—Marie tiene razón —repuso Alfred—. Ese platillo es una explosión de sabores…

—Sin hablar de que evoca perfectamente al momento de la ceremonia china del té. El pastel de luna está perfecto con su corteza suave y ligeramente dulce, relleno de pasta de semillas de loto.

Los tres asintieron de acuerdo.

—Es una lástima que los demás platos no hayan estado a la altura, a pesar de lo deliciosos que eran, pero indiscutiblemente tenemos al mejor —repuso Alfred con una sonrisa satisfecha.

Tras esta breve conversación, David se volvió hacia las cámaras y declaró:

—¡Tenemos un ganador!

***

Jenna se sentía extremadamente nerviosa mientras esperaba el veredicto final. Había dado lo mejor de sí misma en cada plato, pero no por ello dejaba de sentir la presión; más aún teniendo en cuenta de que aquel hombre, David Whitmore, era el ser más exigente del mundo gastronómico.

«Y tal vez el padre de tu hijo», dijo una vocecita maliciosa en el interior de su cabeza.

Jenna cerró los ojos y negó con la cabeza, intentando apartar ese pensamiento de su mente y calmar los latidos de su corazón. Sin embargo, este intento fue en vano, ya que su corazón comenzó a palpitar desbocado, cuando el presentador exclamó:

—¡Tenemos un ganador!

Jenna abrió los ojos y miró la pantalla que había frente su estación de cocina donde esperaba el resultado. Su corazón se paralizó al ver que David Whitmore se acercaba al presentador en su silla de ruedas automatizada.

En ese instante sintió que el tiempo y todo lo que la rodeaba se detenía, mientras ella contenía el aliento, antes de sentir que se desvanecería al escuchar la profunda y grave voz de David Whitmore exclamar:

—¡El ganador es el concursante número siete!

Jenna se sintió aturdida. Su mente era incapaz de procesar lo que acababa de escuchar.

¿Acaso había oído bien a Whitmore? ¿En verdad quien había ganado era ella, la concursante número siete?

Con la mirada fija en la pantalla y las manos agarradas firmemente de su silla, negó con la cabeza, totalmente incrédula.

No, aquello era demasiado surrealista para ser verdad.

De pronto, comenzó a hiperventilar, mientras sentía que el mundo a su alrededor se desvanecía en un torbellino de emociones abrumadoras.

Antes de que pudiera reaccionar, Rachel corrió hacia ella y la tomó por el brazo, con una expresión de que indicaba la urgencia de la situación.

—¡Jenna, Jenna! ¡Eres la ganadora! ¡Tienes que salir al escenario! —gritaba Rachel, tratando de sacar a Jenna de su aturdimiento.

Jenna parpadeó varias veces, tratando de recuperar la compostura. El sonido de la multitud aplaudiendo resonaba en sus oídos, pero todo le parecía distante…

—¡Jenna, por favor, ven conmigo! ¡Tienes que recibir tu premio! —insistía Rachel, jalándola del brazo con suavidad pero con firmeza.

Con un esfuerzo titánico, Jenna logró levantarse de su silla y dar unos pasos tambaleantes hacia el escenario. La realidad se desdibujaba a su alrededor, y apenas podía mantenerse en pie. La idea de que David Whitmore estuviera esperándola en la tarima era demasiado abrumadora.

Justo cuando estaba a punto de llegar al escenario, todo se volvió negro y Jenna perdió el conocimiento, desplomándose en los brazos de Rachel y dejando a todos los presentes en estado de shock y preocupación.

—¡Necesitamos una pausa! ¡Qué alguien llame a un médico! —gritó alguien desde el fondo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo