El sol ya estaba en lo alto y se filtraba por los ventanales de la oficina de Logan y de Rachel, aunque ella sentía que el ambiente era sumamente gélido.Sentada frente a su escritorio, Rachel miraba la pantalla de su computadora sin realmente ver nada. Los correos y los informes se acumulaban, pero su cabeza estaba muy lejos de aquellos asuntos. No podía dejar de pensar en Cherry Wilson y en cómo Logan había permitido que ella comenzara a trabajar en la empresa, sin siquiera mencionárselo. Al menos, para que ella estuviera preparada.Por mucho que intentara concentrarse en el trabajo, cada vez que sus ojos recorrían una línea de texto, la imagen de Cherry se apoderaba de su mente. Cherry, la misma mujer a la que había suplantado para «engañar» a la abuela Esperanza, ahora estaba a cargo del equipo de secretarias, justo bajo sus órdenes, pero también de la de Logan.La oficina estaba en silencio, aunque la mente de Rachel era un torbellino de pensamientos, preguntas y una profunda rab
Aquel distanciamiento se mantuvo durante todo el camino de regreso a la mansión, durante la cena, en la que Rachel apenas probó bocado, y siguió latente mientras subían las escaleras hacia la habitación.Al entrar en el dormitorio, Logan finalmente perdió la paciencia. Cerró la puerta con algo más de fuerza de lo habitual y se giró hacia Rachel, sin poder más. Estaba harto de su mutismo.—¡Rachel! —exclamó, con la voz llena de frustración contenida—. ¡Basta ya! ¿Por qué demonios no me dices qué está pasando?Rachel se detuvo en seco frente al armario, con las manos tensas mientras intentaba desabotonarse la blusa. La explosión que había estado reprimiendo todo el día finalmente encontró una grieta por donde salir. Se giró lentamente hacia Logan, y sus ojos, que antes habían estado apagados y fríos, ahora brillaban con una intensa rabia.—¿De verdad no lo sabes? —dijo, con la voz cargada de incredulidad—. ¿En serio tienes que preguntarlo? ¿Acaso no intentaste decírmelo en la oficina?L
Logan permaneció inmóvil por lo que le pareció una eternidad, mientras oía cómo Rachel se movía al otro lado de la puerta, y la sensación de vacío en su pecho se hizo más profunda. No había una sola palabra que pudiera decir para arreglar las cosas. ¿Por qué le importaba tanto?«La quieres», dijo una voz en su cabeza. Y era la verdad, no podía negarlo. El tiempo que habían pasado juntos lo había llevado a sentir algo por ella. No estaba muy seguro de qué era, pero sabía que algo había. Y temía perderla. Porque sí, ese era el vacío que sentía: miedo a perderla.Unos minutos más tarde, Rachel salió del baño con el rostro más sereno, aunque sus ojos aún reflejaban el malestar que sentía por dentro. No le dirigió ni una mirada de soslayo y se encaminó hacia la cama con pasos lentos pero decididos, como si cada movimiento fuera calculado para mantener la distancia.Logan dio un paso hacia ella, con las manos extendidas, intentando acercarse a pesar del muro invisible que ella había alzado.
—¿Me amas? —insistió, una vez más.Logan guardó silencio.¿Qué podía decirle? Claro que sentía algo por ella. Pero ¿la amaba? Su corazón le decía que sí, pero hacía tanto que no tenía aquel sentimiento por nadie que no estaba seguro y, aunque le hubiera gustado decirle que sí, temía equivocarse y que herirla mucho más de lo que lo había hecho hasta el momento.—Te aprecio. Te quiero. Eres la madre de mi hijo y una gran compañera…—Pero… —Rachel sabía que venía un maldito «pero».—Pero no puedo decir que te amo, porque… porque no lo sé. No estoy seguro en este momento y no quiero…—Entiendo —repuso Rachel, cruzándose de brazos y soltando una risita, mientras su mirada se perdía por un momento en el suelo, antes de volver a él—. Agradezco que al menos me aprecies como la madre de tu hijo, pero… no voy a ser yo quien te ate. No seré quien te impida hacer tu vida y estar con quien quieras. Sabes que la propuesta del divorcio sigue en pie.La palabra «divorcio» se deslizó por el aire y se
Una semana después. Aquel día en las oficinas de Focus Light la situación era aún más caótica que en los últimos días, los cuales habían sido una tormenta perfecta de problemas: entregas incompletas, clientes insatisfechos, productos fallidos, todo esto sumado a los rumores insidiosos sobre la supuesta infidelidad de Logan que corrían como pólvora entre los empleados.Al entrar aquella mañana al despacho, Rachel se encontró con su bandeja de entrada llena de correos. Después de todo, era la asistente personal de Logan, por lo que, mientras él se dedicaba a investigar y resolver otros asuntos relacionados con el sabotaje de los servidores, los cuales ya habían sido restablecidos, aunque no en su totalidad, ella había optado por ocuparse de los problemas con los clientes, quienes estaban cada vez más impacientes. De hecho, algunos ya habían comenzado a amenazar con romper sus contratos con Focus Light si las entregas no se resolvían pronto.Rachel, a solas en la oficina, se dejó caer e
Por la tarde. Rachel, sintiéndose al borde del colapso, se pasó una mano por el vientre, ahora visiblemente abultado. ¡Cinco meses de embarazo! Aunque había hecho todo lo posible para ocultar los síntomas, ya no podía seguir haciéndolo. Las náuseas y la acidez se habían convertido en un malestar constante, y la fatiga la envolvía por completo, dificultándole concentrarse, más allá de la una de la tarde, en los problemas de la empresa.Unos golpes suaves en la puerta del despacho la sacaron de su adormecimiento.—¿Rachel? —La voz de Janet se filtró tímidamente a través de la puerta entreabierta—. Te traje los documentos que me pediste.—Pasa, Janet —respondió Rachel, acomodándose en la silla y esforzándose por sonar calmada, aunque su cabeza palpitaba por el cansancio.Janet entró en la oficina, sosteniendo una carpeta de informes. Aunque la joven siempre había sido profesional, Rachel podía ver la inquietud en sus ojos, ese leve titubeo en su expresión que delataba que había oído alg
El aire fresco golpeaba el rostro de Rachel mientras el coche avanzaba por la carretera que llevaba a la casa de sus padres. Dado que Logan le había insistido en que descansara, lo mejor que podía hacer era aprovechar ese tiempo para visitar a sus padres, a quienes no veía hacía tiempo, y que hacía poco se habían mudado a su antigua vivienda, ya reformada, gracias al trato que ella había hecho con Logan, antes de casarse.La decisión había nacido no solo de la necesidad de ver a sus Moira y a Elmer, después de tanto tiempo, sino que también por la necesidad de encontrar un refugio.Después de conducir por unos veinte minutos, debido al tráfico, por fin detuvo el coche frente a la antigua casa de sus padres. Aunque sus padres habían pasado varios meses en el departamento que les había obsequiado Logan, ni bien estuvo terminada la remodelación de su casa, habían decidido regresar al que siempre había sido su hogar.Al bajarse del vehículo, Rachel sintió que todo su cuerpo se tensaba. Ne
Quince días más tarde. Logan se encontraba en la sala de juntas, sentado frente a la larga mesa, la cual estaba llena de documentos dispersos. A su lado, Rachel, con el rostro visiblemente cansado, repasaba en silencio algunos papeles. El agotamiento era palpable en ambos, pero, pese a eso, lo que realmente dominaba la sala era la presión incesante que la situación ejercía sobre ellos.Al otro lado de la mesa, Victor Cole, estaba concentrado en un grueso expediente que tenía frente a él.—Lo que he hallado hasta el momento es bastante revelador —dijo finalmente Victor, alzando la vista del documento y mirándolos a ambos fijamente—. Aunque… no es suficiente para una acusación ni un arresto formal, en caso de que demos con los responsables, hay un claro patrón claro en todos los boicots. Los incidentes tienen algo en común, no son aislados, sino todo lo contrario, están conectados, directa o indirectamente, con antiguos empleados y proveedores asociados a un nombre que sé que les va a