Cherry continuó acercándose a él, sin inmutarse, observando el caos que lo rodeaba, sin que su sonrisa vacilara.—Oh, tranquilo, cariño, lo sé. Es un momento pésimo, de hecho —respondió, mientras jugueteaba con un bolígrafo que encontró sobre el escritorio—. Pero, a veces, los malos momentos son los mejores para tomar decisiones de suma importancia.Logan se cruzó de brazos, sintiendo el peso de la conversación, antes incluso de que esta comenzara.—¿Qué quieres? —repuso, con un tono tan afilado como una navaja suiza.—Vine a hacerte un favor —respondió la joven, sin perder la calma—. No me malinterpretes, no soy una santa. —Sonrió—. Pero pensé que podría ayudarte a resolver uno de tus problemas antes de que las cosas se pongan… realmente feas en tu vida.Logan la miró con suma desconfianza. Era consciente de que Cherry quería algo. Ella jamás había hecho «favores».—No sé de qué problema hablas. ¿Cuál de todos? Tengo demasiados —repuso, sin apartar la vista de ella.Cherry inclinó la
Logan inspiró profundamente y soltó el aire con lentitud, consciente de que se encontraba en una encrucijada. Podía intentar resistirse, pero con el caos que Joseph había desatado en su vida, su margen de maniobra era mínimo, por no decir inexistente. Si Cherry filtraba aquellas fotografías o los demandaba, a él y a Rachel, por suplantación de identidad, podría destruirlo por completo, en un abrir y cerrar de ojos.Suspirando, Logan bajó la cabeza, pensando en sus opciones, antes de finalmente decir en voz baja:—Ya te dije que no puedo darte ese dinero, Cherry. Y mucho menos ahora —repuso y se humedeció los labios, alzando nuevamente la mirada hacia ella—. Sin embargo, sí puedo ofrecerte algo, si lo que quieres es dinero. No será mucho, pero es algo…Los ojos de Cherry brillaron, captando sin inconvenientes el cambio en su tono.—Sigue —dijo, con un renovado interés.Logan se enderezó, con la mandíbula en tensión. Sabía que, de todos modos, lo que le propondría le podría acarrear pro
Las primeras luces del amanecer apenas se filtraban por los enormes ventanales del edificio de Focus Light, pero Rachel ya había llegado, antes que Logan, como siempre. Esa mañana, había decidido dejarlo descansar. Si bien el sabotaje a los servidores había sido medianamente controlado, Logan había llegado a la mansión bien entrada la madrugada y no pensó despertarlo tan temprano.Sin embargo, ella, sin saber qué hacer en la mansión, había decidido ir a la empresa, con la intención de organizar todo lo necesario para las secretarias, antes de que las oficinas se llenaran de la acostumbrada actividad.Pero esa mañana, había algo diferente en el aire.Al salir de su oficina, la cual seguía compartiendo con Logan, algo le llamó la atención de inmediato. Había una tensión sutil, pero palpable, que flotaba en el aire. Las secretarias y asistentes personales de los miembros de la junta la habían saludado como de costumbre, pero había algo en sus miradas que no fue capaz de distinguir de inm
Cherry Wilson, se encontraba de pie frente a ella, al otro lado de la puerta, con un traje sumamente ceñido de color azul marino, que resaltaba su imponente presencia, con una sonrisa falsa dibujada en sus labios carmesí. Cherry la miró de arriba abajo con una mezcla de condescendencia y de triunfo que hizo que la piel de Rachel se erizara.—Buenos días, Rachel —dijo Cherry con un tono suave, que a Rachel le resultó incluso venenoso—. Pasaba por aquí, porque, pensé que deberíamos tener una pequeña charla. Ya sabes, aclarar un poco cómo serán las cosas a partir de ahora.Rachel la miró fijamente, intentando contener las ganas de vomitarle en la cara. ¿Cómo se atrevía a aparecer allí, con esa actitud, después de todo? Entendía que estuviera dolida porque ella hubiera intentado suplantar su identidad en el pasado, al menos en parte, para engañar a la abuela Esperanza, pero… había creído que todo había terminado allí. Después de todo, durante los últimos meses ni ella ni Logan, al menos q
El sol ya estaba en lo alto y se filtraba por los ventanales de la oficina de Logan y de Rachel, aunque ella sentía que el ambiente era sumamente gélido.Sentada frente a su escritorio, Rachel miraba la pantalla de su computadora sin realmente ver nada. Los correos y los informes se acumulaban, pero su cabeza estaba muy lejos de aquellos asuntos. No podía dejar de pensar en Cherry Wilson y en cómo Logan había permitido que ella comenzara a trabajar en la empresa, sin siquiera mencionárselo. Al menos, para que ella estuviera preparada.Por mucho que intentara concentrarse en el trabajo, cada vez que sus ojos recorrían una línea de texto, la imagen de Cherry se apoderaba de su mente. Cherry, la misma mujer a la que había suplantado para «engañar» a la abuela Esperanza, ahora estaba a cargo del equipo de secretarias, justo bajo sus órdenes, pero también de la de Logan.La oficina estaba en silencio, aunque la mente de Rachel era un torbellino de pensamientos, preguntas y una profunda rab
Aquel distanciamiento se mantuvo durante todo el camino de regreso a la mansión, durante la cena, en la que Rachel apenas probó bocado, y siguió latente mientras subían las escaleras hacia la habitación.Al entrar en el dormitorio, Logan finalmente perdió la paciencia. Cerró la puerta con algo más de fuerza de lo habitual y se giró hacia Rachel, sin poder más. Estaba harto de su mutismo.—¡Rachel! —exclamó, con la voz llena de frustración contenida—. ¡Basta ya! ¿Por qué demonios no me dices qué está pasando?Rachel se detuvo en seco frente al armario, con las manos tensas mientras intentaba desabotonarse la blusa. La explosión que había estado reprimiendo todo el día finalmente encontró una grieta por donde salir. Se giró lentamente hacia Logan, y sus ojos, que antes habían estado apagados y fríos, ahora brillaban con una intensa rabia.—¿De verdad no lo sabes? —dijo, con la voz cargada de incredulidad—. ¿En serio tienes que preguntarlo? ¿Acaso no intentaste decírmelo en la oficina?L
Logan permaneció inmóvil por lo que le pareció una eternidad, mientras oía cómo Rachel se movía al otro lado de la puerta, y la sensación de vacío en su pecho se hizo más profunda. No había una sola palabra que pudiera decir para arreglar las cosas. ¿Por qué le importaba tanto?«La quieres», dijo una voz en su cabeza. Y era la verdad, no podía negarlo. El tiempo que habían pasado juntos lo había llevado a sentir algo por ella. No estaba muy seguro de qué era, pero sabía que algo había. Y temía perderla. Porque sí, ese era el vacío que sentía: miedo a perderla.Unos minutos más tarde, Rachel salió del baño con el rostro más sereno, aunque sus ojos aún reflejaban el malestar que sentía por dentro. No le dirigió ni una mirada de soslayo y se encaminó hacia la cama con pasos lentos pero decididos, como si cada movimiento fuera calculado para mantener la distancia.Logan dio un paso hacia ella, con las manos extendidas, intentando acercarse a pesar del muro invisible que ella había alzado.
—¿Me amas? —insistió, una vez más.Logan guardó silencio.¿Qué podía decirle? Claro que sentía algo por ella. Pero ¿la amaba? Su corazón le decía que sí, pero hacía tanto que no tenía aquel sentimiento por nadie que no estaba seguro y, aunque le hubiera gustado decirle que sí, temía equivocarse y que herirla mucho más de lo que lo había hecho hasta el momento.—Te aprecio. Te quiero. Eres la madre de mi hijo y una gran compañera…—Pero… —Rachel sabía que venía un maldito «pero».—Pero no puedo decir que te amo, porque… porque no lo sé. No estoy seguro en este momento y no quiero…—Entiendo —repuso Rachel, cruzándose de brazos y soltando una risita, mientras su mirada se perdía por un momento en el suelo, antes de volver a él—. Agradezco que al menos me aprecies como la madre de tu hijo, pero… no voy a ser yo quien te ate. No seré quien te impida hacer tu vida y estar con quien quieras. Sabes que la propuesta del divorcio sigue en pie.La palabra «divorcio» se deslizó por el aire y se