El silencio que siguió después de las palabras de Rachel fue ensordecedor. Joseph, parado detrás de Caroline, se quedó congelado al verla. Su rostro se tensó, lleno de sorpresa y de pánico. Nunca había imaginado que Rachel, la mujer que siempre había sido discreta y calculadora, y a la que siempre había considerado totalmente ingenua, aparecería así, en medio de su escondite.Sin embargo, lo que más lo desconcertó fue la peligrosa calma en su mirada y el hecho de que estaba sola.Caroline, por su parte, intentó mantener la compostura, pero en sus ojos se vio su clara sorpresa y el creciente miedo. Apretó la copa de champán con fuerza, como si quisiera aferrarse a ese momento de victoria que parecía desmoronarse ante sus ojos, antes de alar la barbilla y decir, intentando recuperar su tono petulante y sarcástico.—¿Qué clase de asuntos pendientes, querida? No sabía que hubiera algo pendiente entre tú y yo. No sé de qué hablas.—¿En serio, no sabes? ¿Entonces por qué están aquí los dos?
Logan, con el rostro endurecido por la rabia y la preocupación, salió disparado hacia el pasillo, con las pisadas resonando como un eco sordo que acompasaba su furia. Victor lo seguía de cerca, mientras varios policías corrían tras ellos, intentando mantener el ritmo. La adrenalina recorría cada fibra del cuerpo de Logan, alimentando su ira, su frustración, y el miedo a perder de nuevo el control sobre la situación.—¡Allí! —gritó Logan, sin voltear, como si las palabras pudieran empujarlos a ir más rápido.Sin embargo, antes de que pudieran reaccionar, en ese breve momento de confusión y caos, Joseph, con una mirada calculadora y el corazón a mil, aprovechó la distracción. Su cuerpo se movió ágil, como un felino acechando a su presa, pero esta vez, la presa era la libertad. Se lanzó hacia la salida de emergencias, cuya puerta, camuflada con precisión, apenas era visible para quienes no conocían el terreno. Un movimiento que él había preparado de antemano, porque, aunque Caroline conf
Rachel, sintiendo la mirada de Logan, lo observó de reojo, con una sorprendente calma. Sus ojos, todavía brillando con esa determinación que le había permitido sobrevivir a todo aquello, no dejaron lugar a dudas.—Está todo bien. No voy a disparar —dijo con voz firme, pero controlada, mirando a los oficiales que apuntaban sus armas hacia ella.Lentamente, bajó el arma. Sus movimientos eran calculados, pero no aflojó la presión en Caroline hasta estar completamente segura de que la situación estaba bajo control por parte de la policía.Caroline, jadeando y completamente derrotada, se desplomó en el suelo cuando Rachel finalmente la soltó. Su rostro, que minutos antes había estado lleno de arrogancia, ahora mostraba pura resignación mientras las lágrimas surcaban sus mejillas y emborronaban su maquillaje.Un segundo después, el sonido de los grilletes rompió el silencio, metálico y definitivo. Uno de los policías que había permanecido en la escena se acercó rápidamente, y con el rostro
Después de salir del hotel, con Caroline arrestada, Rachel se encontraba sentada en una pequeña sala de interrogatorios. Sabía que no estaba allí acusada de nada, y que Victor la había llevado hasta allí con el fin de saber, de entender, pero aun así no pudo sentirse observada e incómoda, por lo que, tenía la mirada clavada en la mesa de frío metal que se encontraba frente a ella, iluminada por la fría y blanca luz, casi como si se tratara de la mesa de autopsias.El bullicio, al otro lado de la puerta era más que constante: pasos apresurados, murmullos, teléfonos sonando y voces firmes dictando órdenes. Sonidos típicos de cualquier área de trabajo a las siete de la mañana. Sí, ya eran las siete de la mañana y no sabía cómo diablos había logrado mantenerse despierta.Mientras ella se encontraba en aquella habitación, Caroline había sido trasladado al otro lado del complejo policial para su propio interrogatorio, el que verdaderamente importaba. Pero antes, Victor, quería hacerle unas
Rachel se puso de pie, sin decir nada, mientras por dentro su corazón comenzaba a latir a toda prisa.Una vez salieron de la pequeña sala de interrogatorios menores o de rutina, como en su momento la había llamado Victor Cole, ambos se encaminaron por un largo pasillo de la estación de policía, en dirección a la sala de interrogatorios en la que se encontraba Caroline. Las luces fluorescentes del pasillo titilaban de vez en cuando, creando una atmósfera que la inquietaba, hasta que finalmente llegaron a la sala de observación, una habitación oscura con un gran vidrio unidireccional que daba hacia el cuarto en el que se encontraba Caroline, esperando para ser interrogada.Logan ya estaba allí, de pie, junto a un oficial, con los brazos cruzados y una tensa mirada en su rostro. Al escuchar que la puerta se abría, se volvió hacia Rachel y Victor y, durante un breve instante, Rachel y Logan compartieron una breve mirada que lo decía todo: había rabia, pero también un pequeño bálsamo de al
El oficial se inclinó levemente hacia adelante, presionándola.—Bien, continúa. ¿Qué pasó después?Caroline tragó saliva con dificultad, y su voz se tornó mucho más frágil; tanto que costaba oírla a través de los altavoces de la cabina.—Joseph fue quien ideó todo. Él sabía cómo hacer que todo pareciera un accidente. Es el que sabe cómo sabotear la empresa, como desviar el dinero y, cómo hacer que Logan y Rachel parezcan incompetentes. Pero… siempre todo salió mal. Ellos dos nunca se rindieron y siempre han encontrado la manera de arreglarlo todo en la empresa, aunque no dudo que Joseph deje de intentar lo que se ha propuesto… En cuanto a lo de ahora… —repuso, sin atreverse a mencionar lo que habían hecho con Lorelai y lo que habían intentado hacer con su pequeño hijo—, también fue él quien lo planeó todo.Rachel sintió una mezcla de rabia y de satisfacción. Habían estado luchando contra una tormenta invisible, pero se habían mantenido de pie, como los juncos contra el viento. Esa era
Rachel salió de la estación de policía en silencio, con la mente sumida en un torbellino de pensamientos que amenazaban con estrangular su cordura.Mientras se encaminaba a la mansión en la que vivía con Logan, se sintió envuelta por un intenso frío que nada tenía que ver con el clima. Sentía que las paredes en torno a la vida de Logan y, por ende, de su propia vida, habían comenzado a desmoronarse. Sin embargo, no iba a rendirse. Sí, claro que podría lavarse las manos y dejar todo a cargo de Logan, después de todo, eran sus propios problemas familiares; pero ella no era así y, al fin y al cabo, ese hombre era el padre de su futuro hijo.Instintivamente, se llevó una mano al vientre, sin apartar la vista de la carretera, rogando al cielo que nada de todo lo que había vivido en el último tiempo hubieran afectado al bebé.Cuando por fin llegó a la villa de Logan, todo parecía calmado. Cualquiera que mirara aquel sitio pensaría que el mundo continuaba girando de manera normal. Sin embarg
Una hora más tarde, mientras Rachel se encontraba recostada en el sofá de la sala, con las manos sobre el vientre, dormitando de vez en vez, pero incapaz de dormir más de diez minutos seguidos, la puerta principal de la mansión se abrió de golpe y ella se puso rápidamente de pie, con las manos tensas por puro instinto, hasta que luego escuchó una voz familiar:—Rachel, estoy en casa. —Era Logan, que había llegado antes de lo que ella había previsto.—Estoy aquí, en la sala —respondió ella, tratando de ocultar el temblor en su voz, y se sintió un poco más tranquila cuando lo vio atravesar la puerta de la sala, aunque la tensión era evidente en su rostro.Logan se acercó a ella con pasos firmes, con la bolsa de sushi en su mano, y su expresión suavizándose ligeramente, aunque no del todo. Una vez se encontró frente a ella, ambos se miraron fijamente, en silencio. Parecía que las palabras no eran suficientes para abarcar todo lo que sentían y habían vivido en las últimas horas. Sin embar