Mientras los invitados llegaban y se acomodaban en los amplios jardines, Logan se encontraba en su despacho revisando las grabaciones del Circuito Cerrado de la mansión. Su expresión mostraba tensión, mientras que sus ojos eran fríos y calculadores. No podía ni iba a permitir que nada ni nadie arruinara el día de su boda, y necesitaba saber quién estaba detrás del destrozo del vestido de Rachel.Sin embargo, la búsqueda había sido infructuosa y la frustración comenzaba a apoderarse de él.De pronto, la puerta del despacho se abrió de par en par y Jenna apareció con la urgencia grabada en el rostro.—Logan, Rachel ya está lista —dijo, yendo directamente al grano.Logan, con el ceño fruncido, alzó la mirada de la pantalla y asintió.—Bien. Evita que nadie la vea antes de la ceremonia —ordenó con frialdad, mientras se ponía de pie y se ajustaba la chaqueta de su esmoquin.—No te preocupes, ella está en el coche —respondió Jenna, con un tono igual de frío—. No eres el único que sabe como
El silencio que siguió a la inesperada irrupción fue tan denso que Rachel sintió que el aire se le escapaba de los pulmones, mientras los murmullos no hacían más que crecer a su alrededor, a la par que todos los invitados se giraban hacia Cherry. La sorpresa se apoderó de todos, y Rachel sintió por un momento que su corazón había dejado de latir. Logan, a pesar de mantener su habitual máscara de frialdad, se sintió invadido por una furia que amenazó con desbordarse.La primera persona en reaccionar fue Esperanza James, la abuela de Logan, quien se llevó al pecho una mano temblorosa.—¿Cherry? —preguntó con la voz temblando por la incredulidad—. ¿Cómo… cómo es posible?Rebecca James no tardó en recuperar la compostura y avanzó hacia su hijo con el rostro contorsionado en una expresión que mezclaba ira, desprecio y, sobre todo, asco.—Logan James, ¿qué clase de circo has montado? —preguntó con una voz que destilaba veneno—. ¿Qué diablos está pasando aquí? Esto amerita una inmediata expl
Una vez que la boda finalizó, de manera abrupta, dado que no había nada que celebrar, Rachel se adentró en su habitación, sintiéndose profundamente angustiada y, tras quitarse el vestido y colocarse algo mucho más cómodo, se dejó caer en la silla de su tocador. Lentamente, alzó la mirada hacia el espejo y su pálido rostro, con rastros de lágrimas en sus mejillas, le devolvió la mirada, mientras Jenna, su mejor amiga, la única que podía comprenderla en ese momento, se arrodilló frente a ella, sosteniéndole las manos con firmeza, como si buscara anclarla a la realidad que Rachel sentía que se desmoronaba a su alrededor.—Nena, tranquila —dijo Jenna en un susurro—. Tienes que relajarte. Sé que esto no es fácil, pero…—Jenna, no es necesario que me consueles por algo en lo que yo sola me metí. Tan fuerte que me creía y… ¡mírame!, no soy más que una maldita marioneta. ¡Soy una imbécil! —repuso Rachel, alzando la mirada y encontrándose con el rostro preocupado de su amiga—. Yo… —comenzó a d
Cuando por fin ambos se bajaron del avión, Logan se apresuró a guiarla hacia una lujosa villa ubicada en la costa de la isla en la que acababan de aterrizar, la cual estaba rodeada de paisajes paradisíacos que contrastaban ampliamente con la tormenta que se cernía sobre ellos.Algo dentro de ella la instaba a guardar silencio a no generar ninguna confrontación, pero, una parte mucho más grande de su ser la impulsaba a hablar con él, a buscar lo que se había propuesto antes de salir de la mansión. Por lo que, una vez que se hubieron instalado en el interior del lujoso departamento con vistas al mar, Rachel se acercó a él con lentitud.—Logan —dijo, replicando el tono frío y firme de él, aunque por dentro estaba temblando de pies a cabeza—. Tenemos que hablar.Logan no apartó la vista del ventanal que daba al mar, pero su postura se tensó un poco, al escuchar su tono.—¿De qué quieres hablar? —preguntó con una fría calma, mientras se daba media vuelta y se dejaba caer en un confortable
Rachel se quedó inmóvil, demasiado sorprendida como para reaccionar. Sin embargo, cuando sintió que la presión de los labios de Logan se intensificaba contra los suyos, algo de ella, inevitablemente, se quebró y todo su autocontrol desapareció, al darse cuenta de cuánto se había esforzado por negar la atracción que sentía hacia él.Lo que comenzó como un beso suave, rápidamente se transformó en algo más, cuando Logan la liberó un poco, solo para envolverla en sus brazos, atrayéndola hacia él. Rachel, incapaz de resistirse a aquel contacto, se encontró correspondiéndole con la misma intensidad, aferrándose a él, como si fuera un ancla.Mientras sus labios se movían, devorándose con urgencia, Rachel sintió cómo la invadía una extraña mezcla de emociones: ira, confusión, rabia, pero también una atracción visceral que no podía ni quería negar. El deseo que había ocultado durante los últimos dos meses, enterrándolo en lo más profundo de su ser ahora explotaba exigiendo que lo saciara.Sin
Un mes después. Aún en la isla.El sol se colaba entre las cortinas de lino, iluminando suavemente la lujosa habitación. Rachel abrió lentamente los ojos, sintiendo un intenso malestar en su estómago que la hizo fruncir el ceño.Había pasado un mes desde la boda, un mes de aparente calma, un mes lleno de noches de pasión que habían intensificado su conexión con Logan, aunque también habían acentuado la distancia emocional entre ellos. Logan, imperturbable como siempre, había evitado cualquier conversación sobre el futuro, manteniendo una barrera que Rachel no sabía cómo derribar, por lo que ella había optado por imitar sus movimientos, lo que había llevado a que Logan, poco tiempo después de su llegada a la isla, se hubiera dedicado a cumplir con su papel de esposo atento, y a Rachel nunca le había faltado una atención de su parte, una cena bien planeada o un simple y tranquilo paseo por la playa.Sintiendo que todo le daba vueltas, Rachel se incorporó a toda velocidad en la cama, sin
Dos días más tarde. Rachel despertó con una horrible sensación de opresión en el estómago. El dolor había dejado de ser intermitente para instalarse en ella de manera permanente, acompañado por una intensa fiebre que le hacía arder la piel. Se sentía débil, mareada y apenas si podía enfocar la vista por más de un par de minutos. Logan, quien había pasado la noche a su lado, velando su sueño, la observaba preocupado.Al ver que por fin había despertado, tras una noche que había pasado sumamente inquieta, Logan frunció el ceño y volvió a tomarle la temperatura.—Rachel, esto ya no es normal —dijo, haciendo una mueca al ver el número cuarenta en el termómetro—. Llevas más de dos días en este estado. Llamaré al médico para que venga urgente.Rachel, consciente de que tenía razón, no protestó como había hecho hasta entonces, sino que asintió débilmente, mientras cerraba los ojos una vez más. Sentía todo el cuerpo pesado, como si se encontrara en el interior de una burbuja, aislada del mun
Cuando Logan salió de la habitación de Rachel con el teléfono en la mano, lo hizo con el rostro inexpresivo. Su corazón todavía latía con fuerza por lo que había sucedido en los últimos días y los sentimientos que se habían apoderado de él y que no sabía cómo interpretar. Rachel estaba recuperándose y debería sentirse aliviado de saber que estaba fuera de peligro, pero la insistente llamada lo había llenado de una extraña sensación.—¿Sí? —contestó Logan, esperando escuchar uno de sus hombres, quizás preocupado, pero el silencio fue la única respuesta que obtuvo. Logan frunció el ceño—. ¿Hola? ¿Quién es?El silencio persistió y, justo cuando Logan estaba a punto de colgar, frustrado, una voz familiar se oyó a sus espaldas.—¿Te sorprende saber de mí, querido Logan?Logan se giró con brusquedad y se encontró cara a cara con Caroline. La sorpresa se reflejó en su rostro, pero esta expresión fue rápidamente reemplazada por una de desagrado y frialdad.Caroline sonrió ampliamente, en un g