Consciente de que si quería entender qué pasaba exactamente por la cabeza de aquel hombre y por qué había estado dispuesto a crear una mentira tan grande para deshacerse de su prometida, a Rachel no le quedó más remedio que aceptar acompañarlo a almorzar.Cuando llegaron a «La Corona Whitmore», Rachel sintió un vuelco en el estómago. En otras circunstancias se hubiese emocionado de acudir a aquel restaurante, que, no solo era uno de los más lujosos del país, sino que era propiedad de su mejor amiga y de su esposo.Mientras ambos comían en silencio, Rachel observó a Logan en silencio, intentando encontrar algún indicio de lo que quería hablar con ella, pero todo lo que encontró fue la gélida indiferencia que lo caracterizaba y que tanto la desconcertaba.—Verá, señor James… En cuanto a lo que pasó esta mañana —comenzó a decir, rompiendo el silencio.—Murray, no te traje aquí para hablar de eso… —la interrumpió Logan, dejando los cubiertos sobre el plato, antes de tomar la servilleta de
Al escuchar la voz angustiada de su madre, Rachel sintió que los hombros se le caían hacia adelante, por el agotamiento, mientras se sentaba en el váter.—Lo siento, cariño. Pensábamos que esto se solucionaría en un día, pero…, lamentablemente no podremos volver a casa —dijo la mujer, con un tono cargado de cansancio.—Pero ¿por qué, mamá? ¿Qué pasó?—El daño es mucho peor de lo que imaginábamos. Si bien tu padre rompió la cañería, cuando lo analizaron los plomeros y los albañiles, nos dijeron que era mucho más grave. —Moira hizo una pausa y suspiró—. Rachel, la humedad ha estado carcomiendo las paredes y los cimientos de la casa desde hace décadas y ha llegado a un punto crítico. La estructura podría ceder si no lo arreglamos cuanto antes.—Ah, bueno, pero tienen arreglo —dijo Rachel, sintiéndose levemente más tranquila.Sin embargo, su madre guardó silencio por un momento, antes de decir:—Sí, pero el trabajo puede llevar entre cuatro a seis meses y, lo que es peor, costará más de u
Cuando Rachel y Logan salieron de «La Corona Whitmore», Logan, decidido a comenzar cuanto antes con la puesta en escena, la llevó sin preámbulos hacia un lujoso y costosísimo salón de belleza en el centro de la ciudad.Una vez dentro, Rachel fue recibida rápidamente y se sentó en una silla de cuero blanco, que valía de lo que podía calcular, sintiéndose sumamente vulnerable bajo las brillantes luces que iluminaban cada rincón del local.Logan había sido más que claro: necesitaba un cambio más que radical para que todo saliera según lo había planeado.Sin embargo, a Rachel le aterraba que el cambio fuera total, aun cuando era consciente de que no tenía otra opción.Unos minutos después de que la recepcionista la guiara hasta la silla, un grupo de estilistas y de diseñadores, la rodearon, evaluándola con miradas críticas que la hicieron sentir sumamente insegura.Si bien nunca había tenido la mejor autoestima, nunca se había sentido tan observada y juzgada como en ese momento.—Así que
Al escuchar las palabras de la anciana, Rachel sintió que su corazón le daba un vuelco en el pecho. No estaba preparada para la calidez con la que la mujer la recibía, confundiéndola con alguien más.Logan, a su lado, la miró brevemente de reojo y la tomó de la mano, sorprendiéndola, como si intentara transmitirle confianza, antes de intervenir.—Abuela, estamos muy felices de verte —repuso Logan, con una suave voz cargada de ternura que Rachel desconocía—. Pero hay algo que…Sin embargo, antes de que él pudiera terminar, la abuela, que ya había llegado hasta ellos, extendió las manos para tomar las de Rachel, estrechándolas con gran cariño.—Cher, mi querida Cher. He rezado tanto porque volvieras con nosotros. Estaba segura de que Dios me oiría —repuso con la voz cargada de emoción y los ojos vidriosos por las lágrimas—. Mi corazón no puede ser más feliz de verte de nuevo, con mi querido Logan.Rachel sintió cómo se le formaba un nudo en la garganta. Todo en ella le gritaba que debía
La atmósfera se volvió asfixiante, y Rachel sintió que apenas podía respirar.—¿No piensas responder? ¿Qué haces aquí? —gritó Rebecca, furiosa y con la voz afilada.Rachel sintió que el suelo parecía desvanecerse bajo sus pies. No tenía idea de cómo reaccionar ante la intensidad de aquella confrontación, pero, antes de que pudiera encontrar las palabras para responder, Logan se adelantó, colocándose frente a ella, separándola de su madre, como si fuera un escudo humano.—Madre, por favor, cálmate —repuso Logan, con voz firme pero controlada—. Cherry y yo… estamos juntos otra vez.Rebecca lo miró fijamente y soltó una amarga risa cargada de incredulidad, antes de dar un paso hacia ellos, con sus ojos llenos de furia.—¿Juntos? ¿Otra vez? ¡No me hagas reír, hijo, por favor! —exclamó, con la voz temblando por la indignación—. ¿Cómo puedes volver con ella después de todo lo que te hizo? ¿Acaso lo has olvidado? ¡Te destruyó, Logan! Te usó y te tiró como si no fueras nada. Se marchó sin ni
Una vez en el coche, ninguno de los dos dijo nada y se sumieron en un profundo silencio.Rachel miraba la oscuridad, sintiendo el peso de los acontecimientos y las dudas que había generado aquel encuentro, mientras Logan mantenía una expresión impasible, mientras sus manos se aferraban firmemente al volante, mientras conducía.—¿A dónde vamos? —preguntó Rachel, con el ceño fruncido, finalmente, rompiendo el silencio.—A mi mansión —respondió Logan, sin emoción y sin apartar la vista del camino.Rachel alzó las cejas, sorprendida.—¿Para qué? —inquirió, sin poder ocultar la confusión en su voz.—Es obvio, para que puedas instalarte —respondió Logan, con frialdad, como si aquello fuera lo más normal del mundo.Si bien era consciente de que tenía sentido, hasta ese momento, no había considerado la posibilidad de vivir con Logan. De hecho, ni siquiera habían hablado del tema y él estaba tomando decisiones sin siquiera mencionárselo.—¿Y cuándo pensabas consultarlo conmigo? —lo interrogó.
La noche ya había caído cuando Logan detuvo el coche frente a su lujosa mansión y le tendió la mano a Rachel, quien se bajó sintiendo una mezcla de nervios y genuina curiosidad.Logan, sin decir nada, comenzó a andar hacia las grandes escalinatas de mármol blanco, seguido por Rachel, quien intentaba asimilar todo lo que había pasado en los últimos días, en especial, en las últimas veinticuatro horas.Al cruzar el umbral de la enorme puerta, una elegante mujer los recibió con una amable sonrisa.—Buenas noches, señor Logan —lo saludó con una ligera inclinación de cabeza—. Ah, y usted debe ser la señorita Rachel —dijo a continuación, girándose hacia ella—. Es un placer tenerla aquí. Mi nombre es Jennifer y soy el ama de llaves. Para servirle.Rachel, sorprendida porque la mujer se hubiera referido a ella por su nombre de pila, esbozó una suave sonrisa, mientras murmuraba un agradecimiento.—Jennifer, ¿está todo listo? —inquirió Logan.«Al menos, no es un patán con sus empleados», pensó
Rachel sintió un fuerte nudo atorarse en su garganta al ver que su madre no la había reconocido, e intentó sonreír.—Mamá, soy yo… tu hija, Rachel —repuso con suavidad, observando cómo la expresión de su madre pasaba de la confusión a la total sorpresa.—¿Rachel? —preguntó Moira, incrédula, mientras se llevaba una mano a la boca—. Pero… ¿qué te ha pasado? ¡Estás muy cambiada!Rachel había esperado que el cambio en su apariencia causara un impacto, pero su madre tan desconcertada la hizo darse cuenta de cuánto había cambiado.—Es solo un cambio de imagen, mamá —repuso Rachel, procurando sonar despreocupada—. Hace tiempo que quería hacerlo, aunque no había encontrado el momento. Pero mi prometido, para ayudarme a que me sintiera mejor, después de todo lo que ha pasado, me lo ofreció como regalo.—¿Prometido? —preguntó Moira, frunciendo el ceño, con una mezcla de asombro y confusión—. ¿Volviste con Joseph?—No, mamá, lamento tanto la confusión, pero Joseph nunca fue mi pareja —respondió