Al escuchar el tono apremiante en la voz de su madre, Rachel frunció el ceño.—¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Están bien? —preguntó, con voz de alarma.—Sí, nena, tranquila. Tu padre y yo estamos bien, pero… —Suspiró—. Bueno, Elmer tuvo un accidente en la casa, intentando arreglar el lavadero de la cocina, y rompió una cañería. Hay agua por todas partes —explicó Moria con voz cansada—. Tuvimos que cerrar el paso de agua de toda la casa, para que no se inunde todo, pero ahora no hay agua ni para cepillarse los dientes. Hemos intentado arreglarlo, llamamos a los plomeros, pero ellos nos dijeron que no pueden hacer nada hasta mañana…Rachel suspiró y apretó los labios, intentando procesar aquello, mientras su madre continuaba diciendo:—No es bueno que nos quedemos aquí… Nosotros iremos a la casa de tu tía Patricia —añadió, con resignación—. Si quieres…Rachel inspiró profundamente, esforzándose por mantener la calma. Después de todo lo que había sucedido aquel día en Focus Light, lo único que quería
—Murray —la llamó la voz masculina—. ¿Qué diablos te sucede?Al escuchar aquello, Rachel alzó la cabeza lentamente, sintiendo cómo el mundo giraba a su alrededor. Sus ojos tardaron un par de segundos en enfocarse, hasta que por fin se encontró con la imponente figura de su jefe, Logan James. Él se encontraba a tan solo unos pasos de distancia, y la miraba con una mezcla de sorpresa, preocupación y, sobre todo, desaprobación, haciendo que el corazón de Rachel comenzara a latir con fuerza.—S-señor… —susurró Rachel, apenas logrando articular una palabra mientras la vergüenza se apoderaba de ella. Su rostro enrojeció al instante, y se encogió bajo la intensidad de la mirada fría y penetrante de Logan.Rápidamente, intentó ponerse de pie, esforzándose por recomponerse. Sin embargo, sus piernas débiles por el cansancio y el alcohol a penas la sostuvieron por un momento antes de volver a ceder, obligándola a caer una vez más. El mareo se volvió más intenso y un nudo se formó en su garganta.
A la mañana siguiente, Rachel despertó sintiendo que su cabeza latía por la resaca, mientras los recuerdos de la noche anterior invadían su mente como fragmentos sin un orden claro.Mientras intentaba procesar todo lo que había pasado, una fuerte punzada de vergüenza la hizo sonrojarse, a pesar de estar a solas.Con dificultad, se incorporó en la cama y se puso de pie, sintiendo como si su cuerpo pesara más de lo normal.Con la mente embotada, se encaminó al baño del hotel y observó su reflejo en el espejo, encontrándose con una mujer que apenas reconocía. Tenía los ojos enrojecidos, el cabello completamente desordenado y una expresión de completo abatimiento.En el momento en el que ella se metía a la ducha, intentando recomponerse, en otra parte de la ciudad, un periódico con una escandalosa portada, comenzaba a circular con las noticias del día.En primera plana, las fotos de Rachel y de Logan entrando en el hotel ya estaban en manos de la prensa y la historia, claramente, no podía
—¿Qué dices? —preguntó Caroline con los ojos desorbitados por el horror de lo que acababa de escuchar de quien ella creía que sería el hombre con el que se casaría.—Lo que escuchaste: ¡estoy cansado de fingir! —repitió Logan.Caroline lo miró boquiabierta, quedándose sin palabras por un momento.—¿Me estás queriendo decir que todo este tiempo no ha significado nada para ti? —preguntó con la voz quebrada.—No de la manera en la que debería haber sido —admitió él, con una mirada triste y cansada que Rachel no le había visto hasta el momento—. Estuve comprometido contigo por una maldita deuda entre tu padre y el mío, no porque realmente te haya amado y lo sabes. No sé por qué sigues dispuesta a mantener esta mentira.—Porque… porque yo no estoy fingiendo, Logan. Yo te amo —respondió Caroline con la voz estrangulada, intentando apelar a cualquier resquicio de cariño que pueda quedar en él—. Y yo sé que, en lo más profundo de tu ser, tú también me amas; solo que aún no te has dado cuenta.
Consciente de que si quería entender qué pasaba exactamente por la cabeza de aquel hombre y por qué había estado dispuesto a crear una mentira tan grande para deshacerse de su prometida, a Rachel no le quedó más remedio que aceptar acompañarlo a almorzar.Cuando llegaron a «La Corona Whitmore», Rachel sintió un vuelco en el estómago. En otras circunstancias se hubiese emocionado de acudir a aquel restaurante, que, no solo era uno de los más lujosos del país, sino que era propiedad de su mejor amiga y de su esposo.Mientras ambos comían en silencio, Rachel observó a Logan en silencio, intentando encontrar algún indicio de lo que quería hablar con ella, pero todo lo que encontró fue la gélida indiferencia que lo caracterizaba y que tanto la desconcertaba.—Verá, señor James… En cuanto a lo que pasó esta mañana —comenzó a decir, rompiendo el silencio.—Murray, no te traje aquí para hablar de eso… —la interrumpió Logan, dejando los cubiertos sobre el plato, antes de tomar la servilleta de
Al escuchar la voz angustiada de su madre, Rachel sintió que los hombros se le caían hacia adelante, por el agotamiento, mientras se sentaba en el váter.—Lo siento, cariño. Pensábamos que esto se solucionaría en un día, pero…, lamentablemente no podremos volver a casa —dijo la mujer, con un tono cargado de cansancio.—Pero ¿por qué, mamá? ¿Qué pasó?—El daño es mucho peor de lo que imaginábamos. Si bien tu padre rompió la cañería, cuando lo analizaron los plomeros y los albañiles, nos dijeron que era mucho más grave. —Moira hizo una pausa y suspiró—. Rachel, la humedad ha estado carcomiendo las paredes y los cimientos de la casa desde hace décadas y ha llegado a un punto crítico. La estructura podría ceder si no lo arreglamos cuanto antes.—Ah, bueno, pero tienen arreglo —dijo Rachel, sintiéndose levemente más tranquila.Sin embargo, su madre guardó silencio por un momento, antes de decir:—Sí, pero el trabajo puede llevar entre cuatro a seis meses y, lo que es peor, costará más de u
Cuando Rachel y Logan salieron de «La Corona Whitmore», Logan, decidido a comenzar cuanto antes con la puesta en escena, la llevó sin preámbulos hacia un lujoso y costosísimo salón de belleza en el centro de la ciudad.Una vez dentro, Rachel fue recibida rápidamente y se sentó en una silla de cuero blanco, que valía de lo que podía calcular, sintiéndose sumamente vulnerable bajo las brillantes luces que iluminaban cada rincón del local.Logan había sido más que claro: necesitaba un cambio más que radical para que todo saliera según lo había planeado.Sin embargo, a Rachel le aterraba que el cambio fuera total, aun cuando era consciente de que no tenía otra opción.Unos minutos después de que la recepcionista la guiara hasta la silla, un grupo de estilistas y de diseñadores, la rodearon, evaluándola con miradas críticas que la hicieron sentir sumamente insegura.Si bien nunca había tenido la mejor autoestima, nunca se había sentido tan observada y juzgada como en ese momento.—Así que
Al escuchar las palabras de la anciana, Rachel sintió que su corazón le daba un vuelco en el pecho. No estaba preparada para la calidez con la que la mujer la recibía, confundiéndola con alguien más.Logan, a su lado, la miró brevemente de reojo y la tomó de la mano, sorprendiéndola, como si intentara transmitirle confianza, antes de intervenir.—Abuela, estamos muy felices de verte —repuso Logan, con una suave voz cargada de ternura que Rachel desconocía—. Pero hay algo que…Sin embargo, antes de que él pudiera terminar, la abuela, que ya había llegado hasta ellos, extendió las manos para tomar las de Rachel, estrechándolas con gran cariño.—Cher, mi querida Cher. He rezado tanto porque volvieras con nosotros. Estaba segura de que Dios me oiría —repuso con la voz cargada de emoción y los ojos vidriosos por las lágrimas—. Mi corazón no puede ser más feliz de verte de nuevo, con mi querido Logan.Rachel sintió cómo se le formaba un nudo en la garganta. Todo en ella le gritaba que debía