A la mañana siguiente me desperté al escuchar a Luisa, ya se había despertado y estaba acostada entre Ale y yo, me levanto y coloco una almohada para que la bebé no se cayera mientras yo iba al baño, Alejandra y Matt aun estaban dormidos y no los quise despertar, pues esa noche nos habíamos acostado muy tarde. Al salir del baño tomo a Luisa y la cambio, una vez ya lista salgo de la habitación con mucho cuidado para que los chicos no se despierten.
Al salir me encuentro en la casa en completo silencio, parecía que todos estaban dormidos, me dirijo a la cocina a preparar el desayuno a Luisa, ya tenia hambre e iba a aprovechar en preparar algo de comer para Mattew, Ale y para mi, pero me detengo en seco al ver que había una señora mayor con una muchacha caminando de aquí para allá preparando comida, cuando me iba a dar vuelta la joven nota mi presencia.—Buenos días señorita —se dirige la muchacha hacia mi— ¿en que la puedo ayudar?—Buenos días —le saludo— ah... Vine a preparar la comida de Luisa pero no sabía que ustedes estaban aquí.—Descuide —dice la señora— nosotras nos estamos haciendo cargo de preparar el desayuno de todos ya que, trabajamos aquí.—No sabía que tenían servicio aquí —digo apenada— pero si quieren puedo ayudar, aquí hay mucha gente y veo que están muy atareadas.—No se preocupe señorita —me responde la señora— no es necesario que nos ayude, este es nuestro trabajo, además usted tiene a su bebé.—Oh, no ella no es mi bebé —le digo rápidamente— ella es hija de Mattew.—¿Esta es la pequeña Luisa? —pregunta la chica asombrada— ¡pero como ha crecido! —Si, ella es Luisa.—¿Y desde cuando usted y Matt son novios? —pregunta la joven muy curiosa— se ve que tienen tiempo porque la niña se lleva muy bien con usted.—Muchacha metiche —le dice la señora a la chica— eso no es de tu incumbencia, deja a la señorita tranquila.—Oh no, Matt y yo solo somos amigos, no tenemos mucho tiempo conociéndonos.—No es necesario que nos de explicaciones —me dice la señora— tenga, aquí esta la comida para la bebé, un sándwich y un jugo de naranja para usted.—¿Puedo sentarme aquí? —le pregunto señalando la mesa en la cocina— no quiero estar sola en el comedor.—Si, si claro, no hay problema.Me senté y me dispuse a dar de comer primero a Luisa y entable una conversación con la señora y la chica que estaban allí, eran unas mujeres muy sociables y se veía que les gustaba su trabajo, ya tenían mucho tiempo laborando allí. Estaba muy tranquila hablando cuando de repente siento como me plantan un beso en la mejilla.—Buenos días princesa —dice Matt sentándose a mi lado— ¿dormiste bien? —Buenos días Mattew —le respondo con una sonrisa— si, dormí muy bien.La chica de momento se quedó mirándome con cara de asombro, la señora lo notó y le llamó la atención para que siguiera con su trabajo y dejara de estar pendiente de nosotros.—Ya veo que esta traviesa te despertó —dice refiriéndose a Luisa— me fueras llamado para yo atenderle y así fueras dormido un poco más.—Descuida —le respondo— de todas maneras yo no me despierto tarde, nunca paso de las siete de la mañana en mis días libres.—Damela para que desayunes —me dice al ver el plato con el sándwich en la mesa— ya has hecho mucho.Desayunamos y salimos de la cocina, nos fuimos a dar un paseo por el jardín, estábamos hablando de distintas cosas y de momento se nos acerca Alejandra junto con Gustavo.—Buenos días chicos —saluda Alejandra con una sonrisa— me dejaron sola en la habitación, me fueran despertado.—Buenos día amiga —me acerco a ella y la abrazo— no te desperté porque se que odias que lo hagan —le apretó las mejillas.—Ay ya Abby —dice ella riendo— no soy una niña deja mis mejillas y, bueno tienes razón —me toca la nariz con su dedo indice— me conoces muy bien.—Buenos días Ale —le saluda Matt.—Buenos días —reponde ella con una sonrisa— ¿y estas princesa como amaneció? —hace referencia a Luisa quien la tenia Mattew en sus brazos— ¿puedo cargarla?—Si claro —Matt le pasa la bebé a Alejandra.—Voy a ir con Gustavo a dar una vuelta —Ale se retira junto con Luisa y Gustavo.—¿Quieres ir a montar a caballo? —me pregunta Mattew.—Si, me encantan los caballos.Nos dirigimos a las caballerizas y Matt mando a ensillar a dos caballos.—¿Sabes montar? —me pregunta Matt antes de subirme.—Si, bueno no soy una experta, pero se lo básico.—Ok, entonces vayamos a dar un paseo por los alrededores.Salimos calmadamente, los caballos iban caminando poco a poco, mientras tanto Matt me iba explicando cada cosa alrededor por donde íbamos pasando, era un día perfecto, además de hermoso, la estaba pasando bien al lado de Mattew. —Mira —se detiene, al frente de nosotros se encontraba un rio— este es el río en donde mis primos y yo casi nos ahogamos —suelta una risa.—¿En serio? —pregunto impresionada al ver la anchura del río, era algo grande, y ms para unos niños.—Si, ese día fue de terror —dice aun riendo— pensé que no viviría para contarlo.—Ustedes si que son aventureros —le digo con la mira fija puesta en el rio— si ahora que es verano se ve que tiene algo de corriente, no me quiero imaginar de invierno.—Si, tienes razón, pero esa vez éramos unos jóvenes inventores, y no pensábamos.—Yo nunca me atreví a tanto, siempre he sido de las que le ven los dos lado a las cosas.—Es bueno ser así —me dice mirándome— porque ese día cuando me lleve ese susto me dije a mi mismo que iba a ser mas precavido y pensar antes de actuar.Seguimos conversando mientras paseabamos por la orilla del río hasta que mi caballo se descontrolo porque vio a una serpiente que iba cruzando por el camino. Yo me aferre al freno y apreté mis piernas para no caer del caballo, este iba corriendo descontrolado, yo estaba muy asustada, ya me veía tendida en el suelo, pensé que me iba a caer, nunca me gusto correr a caballo porque siempre me dio miedo de caerme y este día no era la excepción, aunque en este caso no era mi elección.—¡Matt ayudame! —le pedía a gritos mientras trataba de mantenerme en el caballo.—Voy detrás de ti Abby, sujetate bien —me decía Matt.Sentía que ya no podía aguantar por mucho tiempo mas, ya me dolían las piernas y este caballo por mas que intentaba no quería detenerse, Matt venia detrás muy rápido, pero se le hacia difícil llegar hasta mi, por un momento pensé en tirarme pero me daba mucho miedo, no quería lastimarme. Cuando ya sentía que no podía mas, que me iba a dar por vencida Mattew por fin pudo alcanzarme y tomar la rienda del cabalo y este por fin se detuvo.Apenas sentí que el animal se detuvo me bajé de inmediato y caí al suelo, las piernas me temblaban y estaban débiles, Mattew se acercó a mi y trató de calmarme, mi miedo estaba a flor de piel.—Abby, Abby —me llamaba— tranquilizate —me abrazó, mis lágrimas empezaron a salir.—Tenia mucho miedo Matt —le dije con mi voz temblorosa.—Tranquila, ya pasó —me decía una y otra vez pasando su mano por mi cabeza acariciándola.Pasamos varios minutos sentados en el suelo mientras mis nervios se calmaban, hasta que por fin pude tranquilizarme, respiré profundo y por fin mi cuerpo ya estaba tranquilo, mis piernas dejaron de temblar e intente ponerme de pie.—¿Segura que ya esta bien? —me pregunta Matt preocupado.—Si ya estoy bien —le muestro una sonrisa para que se tranquilizara— vámonos.—Ok, vámonos —me ayuda a levantar— aunque estamos lejos de la finca, tenemos que regresar en los caballos.—No importa —le digo algo dudosa, ¿pero que iba a hacer? Estábamos muy lejos y si nos íbamos caminando llegaríamos muy tarde.—¿Segura? —se detiene a pensar por un momento— ya se, nos iremos juntos en un caballo, para prevenir que aquel se vuelva loco de nuevo.Accedí y me monte primero en la silla, mientras en que Matt se sentó mas atrás e iba tomando la rienda del caballo, me sentía mas segura con él, además de que me gustó que fuéramos prácticamente abrazados, podía sentir su calor y podía inhalar su olor, cerré mis ojos y me deje llevar, Matt me dio un beso en la mejilla y coloco una de sus manos en mi cintura.—Dime Abby —dice rompiendo el silencio— ¿por qué no detuviste el caballo?—Es que... —abri mis ojos y gire un poco mi cabeza para poder ver la cara de Matt— ese momento me transporto a un accidente que tuve hace mucho tiempo, y fue en un caballo.—¿Que te paso? —me pregunta, yo me reincorporo.—Cuando tenia como unos doce años, una prima fue de visita a la finca donde vivía con mi padres, a ella le gustan mucho los caballos y le gusta montarlos para correr, a mi nunca me gusto correr a caballo, pero ese día me monté junto con ella en uno, ya que era la visita y quise hacerla sentir bien durante su estancia —hago una pausa— el paseo iba bien, el caballo iba caminando pero ella le pareció que íbamos muy lento y de repente echa a correr al animal, yo me sujete fuertemente a ella, porque yo iba atrás, esta muy asustada y le pedí que se detuviera, pero no quiso y hasta me llamo cobarde, después el caballo tomo una curva cerrada en una esquina de la cerca y mi rodilla impacto en ella, el dolor que sentí fue horrible, me tuvieron que llevar al hospital ya que, mi rodilla se desvío y tuvieron que llevarla de nuevo a su lugar, desde ese día no había querido montar mas a caballo.—¿Y porqué no me lo dijiste antes? No te fuera propuesto montar.—Porque pensé que lo había superado —le dije— ya han pasado ocho años desde aquella vez.Regresamos a la ciudad al caer la tarde, Matt nos llevo a Ale y a mí directamente al apartamento, estábamos exhaustas, mas yo por el ejercicio que hice el día anterior y mi cuerpo estaba algo adolorido. Paso un mes desde aquel fin de semana, no había visto a Mattew desde esa noche que nos dejó en casa, pero no le tomé mucha importancia, estaba enfocada en mi trabajo.Ale y yo nos encontramos saliendo del trabajo una noche, yo iba hablando con ella tranquilamente cuando de repente se para en seco y me detiene tomandome por un brazo, la veo sorprendida por tal acto, así que la mire y ella me hece señas para que volteara hacia el frente, cuando lo hice abrí mis ojos de la impresión, allí se encontraba Mattew recostado en su carro con una ramos de rosas rojas sobre el capo, estaba con los brazos cruzados y me mira con una sonrisa.—¿Que esperas amiga? Acercate —me dice Ale en tono bajo.—Pero...—Pero nada, anda allá —dice dándome un pequeño empujón.—Pero, que se yo si v
—¿y? ¿como te fue? —pregunta mi amiga, quien se encontraba sentada en la sala con la luz apagada.—¡Alejandra! No hagas eso —lendigo mientras llevo una mano hasta mi pecho— ¡me asustarse!—Ay amiga, eres muy asustadiza —dice acercándose a mi y jos dirigimos a mi habitación ¿como te fue? ¿que hicieron? ¿por que llegas tan tarde?—Wou, wou, wou, son muchas preguntas ¿no? —le digo riendo mientras me siento en la cama y comienzo a quitarme los zapatos.—¡Que va! No son tantas exagerada, solo quiero saber sobre tu cita.—¿Tu crees que fue una cita? —pregunto algo inocente.—Pues claro que si amiga.—¡Oh vaya! Siempre me imagine mi primera cita un poco mas arreglada —digo haciendo un puchero.—Y amiga, tu eres hermosa así tal cual —dice y me abraza.—Gracias amiga, sabes que te quiero micho ¿verdad?.—Claro que si, yo también te quiero un montón.—Bueno ya es la una de la madrugada, así que, es mejor que nos vayamos a dormir, mañana tenemos que trabajar.
Ya había transcurrido una semana y realmente me sentía sola en aquel lugar, extrañaba muchísimo a Alejandra, ella había cambiado mi vida y había hecho una rutina conmigo, hacia mis días mas alegres, aun no había encontrado trabajo y ya me estaba empezando a preocupar, había comprado con una parte de mis ahorros un teléfono para poder comunicarme con mi familia ya que, siempre lo hacia del celular de mi amiga pero ahora como ella no estaba tuve que proponerme a comprarme uno, así le escribía todos los días a mis padre y por supuesto con Ale también.—Hola amiga ¿como estas? —dice mi amiga en un mensaje de texto.—Muy bien amiga ¿y tu? ¿como va el bebé?—Esta muy bien, justo ayer fui a hacerme un eco y pude ver su desarrollo, el médico dice que esta saludable.—Me alegra eso Ale ¿Y ya sabes el sexo? —pregunto emocionada.—Aun no se ve, pero el doctor dijo que tal vez para la próxima vez que vaya.—Como me gustaría ir contigo, pero como sabes que he gastado parte de m
Al pasar los dias recibí un mensaje —número desconocido— abrí el mensaje y me sorprendí al ver lo que decía —cada día que estoy a tu lado me siento una persona completa, siento que eres mi otra mitad y jamás me quisiera separar de ti— al leer esas palabras ya sabía de quien se trataba —¿pero como consiguió Mattew mi número?— pensé, pero no pasó mucho tiempo para saber quien pudo dárselo, Alejandra, ella era la única que no se guardaba nada, así que decidí responderle, porque ¿para que negarlo? Me gustó el texto que me había enviado, y una ligera sonrisa apareció en mi rostro —Gracias— fue lo único que pude escribirle, después de haber borrado tantas veces lo que había escrito solo se resumió en eso, y en seguida me quedé dormida ya qué, era muy tarde.Así iban pasando los días, nunca me faltaba un mensaje de Matt, diciéndome palabras muy bonitas, y explicándome porque no me había ido a visitar, me contaba como pasaba su día y como iba creciendo Luisa, las tremenduras que ya hacia
Mattew me continuó besando mientras que yo le seguía el ritmo, el beso subió de intensidad, sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo hasta llegar a mi pierna, poco a poco fue subiendo mi vestido, yo me estaba preparando para el momento, nunca había tenido relaciones, pues tenía el temor de encontrarme a alguien irresponsable y que solo quisiera usarme, además, desde que una compañera del colegio me dijo que la primera vez dolía, me dio miedo, pero después Alejandra me explicó que eso sucedía era al principio, y cada día yo me iba preparando psicológicamente para el momento.—>>Ay amiga, ese momento llega sin esperarlo, cuando menos lo piensas, eso de prepararte "psicológicamente" no te funcionará<< —me llegó el recuerdo de Alejandra, un día se estaba burlando de mí, esa vez me avergonzó hasta decir ya no más.Esfumé esos pensamientos y seguí disfrutando de las caricias de Matt, nos besamos frenéticamente, como si no existiera un mañana, Mattew me pidió permi
No se en que momento me quedé dormida, pero me desperté al escuchar que había entrado una enfermera para revisar que Luisa estuviera bien, Matt se levanto y se paro al lado de la niña mientras la enfermera la revisaba, se veía que estaba muy pendiente de la pequeña.—¿Como esta? —pregunta Mattew al ver que la enfermera ya se iba a retirar.—Por ahora esta bien —le responde la enfermera con una sonrisa.—Gracias —le dice Mattew y la enfermera se retira.Al día siguiente le dieron de alta a Luisa, Mattew estaba muy contento porque a la niña no le había pasado nada grave, pero por otro lado estaba preocupado por la recuperación de Cristina, ella aun se encontraba en cuidados intensivos. Salimos de la habitación de Luisa y nos dirigimos hasta donde estaba José, me dio mucha tristeza verlo tan agobiado y desesperado, Matt hablo con él y se haría cargo de todos los gastos de Cristina, José le agradeció.Salimos del hospital y nos dirigimos a casa de Matt, pasaríamos el rest
A los pocos minutos el doctor se acercó hasta nosotros y comenzó a hacer preguntas para el historial médico.—¿Que hacía la niña al momento de perder el conocimiento? —pregunta mirándonos fijamente.—Ella estaba jugando y parándose, por un momento que no la vi... —no podía con mis nervios, mis palabras no querían salir, solo quería llorar, sentía como se me formaba un nudo en mi garganta.—Cálmate Abby —me dice Matt abrazándome por un lado— dile al doctor lo que pasó.—Al voltear la vi tendida en el suelo —terminé de decir.—¿Se había desmayado en otra oportunidad?—No, es la primera vez que le ocurre —responde Matt.—¿Tienen los padres algún familiar que sufran de epilepsia o alguna otra enfermedad?—De mi parte no —dice Matt— y hasta donde yo sé, de la madre tampoco.—¿Alguna otra cosa que necesite saber? —pregunta el doctor.—Si doctor, hace dos noches ella tuvo un accidente, pero al darle de alta dijeron que todo estaba bien. —agrega Mattew.—Ok,
Me desperté al escuchar un ruido, al abrir mis ojos me encontré con el rostro de Matthew mirándome sonriente, él se encontraba sentado a un lado de la camilla pero de frente hacia nosotras, me sonroje al verlo tan cerca de mí.—¿Por qué me ves así? —le pregunto sonrojada y sonriendo.—¿Así cómo? —me pregunta él aun con su tierna sonrisa y apoyando sus codos sobre sus rodillas y se acercó más hacia mí.—Así tan sonriente ¿es que tengo cara de payaso o qué? —le digo riendo, estaba nerviosa y solo quería disimularlo.—No, claro que no —me responde Matt— al contrario, te veo así porque eres hermosa —al escuchar aquellas palabras sentí como la sangre subía a mis mejillas, creo que ya tenía la cara roja como un tomate— y al verte así con Luisa sé que no me equivoqué.Mi corazón comenzó a latir con fuerza, al escuchar aquellas palabras sabía que quería decir algo más, ¿será lo que yo pienso? ¿se me va a declarar? No me sentía preparada para oír lo que me iba a decir, estaba