La adrenalina en nuestros cuerpos es avasallante. No estaba entre mis predicciones estar encerrada con Suzy en el baño de Federico a escondidas. Tampoco llegué a esperar que Leah se sumase a esta locura.—No estoy percibiendo resultados. Te has olvidado de tu parte del trato — escuchamos decir a Leah.—¿Qué trato tienen esos dos? — pregunta bajito Suzy haciéndose la misma pregunta que yo me hacía.—Tampoco era parte del trato que complicasen mi trabajo — responde arisco Federico.—No puedo controlar cada pequeño cambio que ocurra sobre la marcha — se defiende Leah.—Lucía no es un pequeño cambio, es una gran molestia que ha hecho que su hijo desconfié de mí. Despídala y obtendrá lo que quiere.Suzy debe ser un espejo, porque en su rostro veo el mismo temor que yo estoy sintiendo. Sí, había escuchado que Federico la tenía en contra de mí, que habló con alguien sobre cómo era un estorbo para este. No obstante, escuchar que le dice esto a la señora Leah, es atemorizante.—Leandro no me e
El acontecimiento del año estaba ocurriendo en la mansión Brown y esto se podía sentir en la cocina de servicio. Había más actividad aquí de la que hubiese visto en los meses que llevaba trabajando en este lugar. Todas las hornillas de las cocinas estaban con ollas y sartenes preparando comida, y los empleados iban de aquí a allá transportando platillos.Sigo estando acalambrada y decaída por mi encuentro con Lemuel, pero igual debía atravesar esta cocina para llegar a mi habitación. A morir en mi habitación de la impotencia.—Hey, hey Lucía. ¿Cómo te fue? — me pregunta Suzy con una manga pastelera en manos.Detengo mi marcha para responderle.—Mal. Pero no me despidieron. ¿Es algo? — revelo triste.Suzy chasquea con su lengua, toma la bandeja con cupcakes que estaba decorando y la lleva a una esquina. La acompaño porque me lo pide y continua con su labor.—No quiero ser este tipo de persona, pero te lo dije. Estas familias se cuidan las espaldas entre ellos. Por más depravados que se
Sara era una niña tan encantadora como traviesa. Suelo ser paciente con los niños traviesos, son niños después de todo, pero con aquellos niños que están poniéndome en la situación que Sara lo hace, mi paciencia muere lentamente.—¡Sara es la última vez que te llamo por las buenas! — la regaño mientras camino acelerada detrás de ella.A la jovencita se le había ocurrido ir trotando directo al bosque. La hubiese atrapado ya de por sí, si no tuviese a un bebé en los brazos.—¡Un poquito más y seguro lo veremos Lu! ¡Al león! — continua.Era suficiente. Acelero mi paso hasta que la puedo tomar de su brazo.—Ya basta. Debemos regresar — le pido con seriedad.—¡No seas aburrida! ¡Exploremos el bosque! ¡Mis papás ni se van a dar cuenta! ¡Ni Louis se ha dado cuenta! — exclama convencida de que tiene la razón.Aunque sea en la actitud de su hermano la tenía. El bebé anda somnoliento jugando todavía con mi collar, se está quedando dormido. La niña se suelta de mi agarre y da unos pasos más, señ
No hagas cosas buenas que parezcan malas, por este tipo de situaciones precisamente. No doy la mejor de las impresiones estando en esta posición. Con Leah parada allí con su maleta, juzgando que tuviese un florero en las manos al que le había tirado las flores por el ajetreo.—De uno de una zona popular que ni debe conocer señora Leah. Es la única explicación para que arme estos escándalos para molestar a la familia — dice Federico.Pretendiendo que no acababa de agredirme y de querer llevarme a rastras a hacerme sabrá Dios qué. Estoy más que ofendida, estoy encolerizada con su actitud.—La predilección de los Brown por mujeres ordinarias, es martirizante — se masajea la frente esta señora — Tú prepárame un té, tú sube mi maleta.Federico quiere obedecer esta orden. Toma la maleta de Leah, pero yo no me muevo ni un milímetro para preparar un té.—¿Tienes los oídos tapados? Muévete — me exige Leah.—No me moveré de este sitio hasta que Federico se responsabilice de lo que me hizo — afi
De las mil teorías que me pude hacer sobre Federico y su relación con el sótano, la teoría de los huesos humanos no estaba ni en los primeros diez puestos de opciones. No era algo en lo que pensase siquiera. Y un descubrimiento de semejante magnitud, tuvo consecuencias de tal magnitud.En lo que pudimos salir del sótano, un equipo de policías estaba llegando a la mansión. Dos agentes bajaron y tres más se dedicaros a tomar las declaraciones de la familia, también de nosotros los empleados presentes o relacionados con el caso. Yo era una de las más embarradas con el asunto, pero cuando di mi versión y respondí a sus preguntas, no sentí que estuviesen particularmente atacándome.Ha sido una noche muy larga. Una que estoy tratando de pasar sirviéndome mi tercera taza de café en la cocina de servicio. No soy la única que está aquí, están los otros empleados.Los rumores, conspiraciones y chismes no paran de llegar a mis oídos. Cada grupito de personas relatando sobre los escándalos de es
Narrado por Leandro BrownDesde que tengo uso de razón he sido una herramienta de Leah Brown. Nací para afianzar su matrimonio con Misael, mi padre. Fui criado cerca de Leonor, mi abuela, para ganar una tajada de su herencia. Me convertí en un ser complaciente para hacerla feliz. Cada maldito día de mi vida con sus cambios de humor, con su idolatría un día, y sus gritos una noche. Todas esas heridas se fueron acumulando en mi piel y alma hasta la culminación de su más grande meta.Obtuvo lo que quería, lo que siempre me susurró al oído debía ganar. Yo era el administrador y heredero universal de las empresas Brown. Era el CEO de la empresa madre, y bien podría despedir o contratar a quien quisiese de mi familia.Tenía el poder absoluto. Pero ni el poder absoluto llegó a satisfacerla.Todavía acostumbrándome a este poder, esforzándome por llenar las expectativas sobre mí, esforzándome por encontrarle un sentido a que mi abuela me haya escogido y no a sus hijos o a mis otros primos. Con
Narrado por Leandro Brown“Quédate conmigo, vuelve a mí”Escuché una voz desconocida entre la nube de dolor y agonía que estaba experimentando. Pensé que era irónico que alguien de quien desconocía su identidad estuviese pidiéndome que me quedase con ella. “¡Regresa! ¡Te están esperando!”¿Quién me estaba esperando? No tenía razones para volver sinceramente. Mis padres eran dos obras de arte, mi abuela estaba muerta y para el resto de mi familia, lo superarían. El dolor de mi pierna, de mi cabeza, de mi pecho eran interminables y exhaustivos. Si morir era dejar de tenerlos, creí que sería un trato justo.Pero para esta mujer no pareció serlo. Insistió en que volviese, estuvo trabajando para que lo hiciese. Tal fue su insistencia que mis ojos se abrieron aturdidos para verle.“Mantente despierto, lo estás haciendo perfecto”Su rostro, recuerdo que su precioso rostro sonriente me recibió a una vida que no sentía me perteneciese. A una vida de la que estaba cansada y decepcionado. Su i
Narrado por Leandro BrownLlegué a jurarme que la solución a mantener a salvo a Lucía era alejarla de mí. Pero eso no le importaba a mi otra personalidad, esa que se dejaba llevar por las emociones y a la que no le importaba caer más por ella. Tuve que irla a buscar en lo que no cumplió su hora de llegada a su turno por unos tontos minutos aquella mañana para encontrármela con Luciano rondando; tuve que unirme a su tour de fantasmas por la mansión Brown para ilusionarme con imposibles.Accedí a que los tres bajáramos al sótano para satisfacer la curiosidad de Lucía. No terminó bien, ella se desmayó y juró haber visto el cuerpo de un hombre muerto. Un hombre que no estaba en el sitio que esta indicó. Puede que Luciano hiciese chistes sobre fantasmas, sin embargo, el impacto de Lucía, y verla así de asustada no fue para juegos.Me valí de esta situación para seguir rebasando límites que supuestamente no tendría que derribar. Terminé cambiando su turno al de la noche, y compartiendo cama