CAPÍTULO 30. DESPERTÉ...

Desperté sobresaltado porque Alma no estaba en la cama, la busqué con las manos por toda la cama y entre mi adormilamiento llegan flashes de lo que  sucedió anoche y cuanto dolor sentí al verla llegar drogada y con pestilencia a alcohol, de lejos  escucho los gritos de mi hija pero no son de dolor, son de alegría. Se carcajea y soy feliz porque ella es inocente de todo este drama que es mi vida en este momento. Ya duchado y vestido con un pantalón de deporte, camiseta y unas chanclas bajo a tratar de comer algo, observo mi teléfono, son las nueve quince de la mañana y mi estomago se

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