Al entrar escucho gritos de bebe, pongo los ojos en blanco porque se de quien se trata.
—¡Abbey, Abbey! - ¿dónde estará metida esta chica.
Sub&iac
Desperté sobresaltado porque Alma no estaba en la cama, la busqué con las manos por toda la cama y entre mi adormilamiento llegan flashes de lo que sucedió anoche y cuanto dolor sentí al verla llegar drogada y con pestilencia a alcohol, de lejos escucho los gritos de mi hija pero no son de dolor, son de alegría. Se carcajea y soy feliz porque ella es inocente de todo este drama que es mi vida en este momento. Ya duchado y vestido con un pantalón de deporte, camiseta y unas chanclas bajo a tratar de comer algo, observo mi teléfono, son las nueve quince de la mañana y mi estomago se
En la ultima consulta que fui con Alma Nathalia en el hospital psiquiátrico donde se encontraba recluida Sonya, el doctor me aconsejó que estuviéramos todos esperándola en una bienvenida para celebrar su salida de ese horroroso lugar ¡si! Dos largos años donde como ya dije: ni siquiera pidió verme, solo la veia por el vidrio de la puerta de la pequeña habitación que le fue asignada, nunca fui solo, siempre estuve con Alma Nathalia por esa razón ella no la ha olvidado y está loca por su madre pero, tal parece que ella si nos olvido a nosotros.
En mi ático con mi hija aún en brazos y llorando desconsolados ambos, me encaminé hacia la habitación para tratar de descansar de esta fatídica noche. Mi teléfono no para de sonar así que lo dejé en la sala para subir a mi alcoba y por fin descansar junto a mi niña. Ya se encuentra dormida gime y solloza con dolor me recuesto von ella y la abrazo para que sienta mi calor y el amor que le falta, se tranquiliza acomodando su pequeño cuerpo debajo de mi brazo pegada a mis costillas del lado derecho. La observo detenidamente y su expresión denota confusión mira su trago y ruedo los ojos.—No voy a drogarte para que tengamos sexo Daniela, bebe con confianza – me levanté del sofá un poco malhumorado.—No pienso eso, deja de poner palabras en mi boca por favor – es una enojona ¡ja! Se cree con mas astucia que yo, bueno si la tiene pero solo porque es mujer y yo ¡eh! Soy un niño bueno. —¿Y por qué miras el trago de esa manera? &nCAPÍTULO 33. LA OBSERVO...
¡Estoy muerto!¿Qué hora es?¡Cuatro y media! En hora y media debo pasar por mi Alma y Daniela aún duerm… ¿Daniela? ¿Dónde se habrá metido? Me siento en la c
Los siguientes días meses y hasta dos años fueron horribles, entre audiencias y comparecencias en la lucha por la custodia total de mi hija, cada vez que veia a Sonya se adhería a mi camisa y lloraba con rabia ya que no deseaba estar con ella.—¡Nooo papito mioooo! No quelo con mami mamáaaaa ella mala – gritaba y pataleaba golpeando a Sonya en el trayecto y tumbando cosas, a Dio
Tres años después…¡Mi vida es perfecta! Hace dos semanas celebramos en Phoenix el cumpleaños numero nueve de mi preciosa Alma y se divirtió en grande, ya no va a casa de su madre porque se aburrió, Sonya recayó en las drogas y el alcohol, fuimos a un tribunal y al no poder hacerse cargo de la niña el Juez dictaminó que por cuanto ella es inestable emocionalmente, la custodia es mía por ser su esposo ¡si! No nos hemos divorciado porque necesito seguir siendo el padre abnegado (que lo soy) para mantener a mi lado a mi hija.
Alma Nathalia notó mi temblor y tomó mi cara entre sus pequeñas manos.—¿Tienes frío papito mío? – preguntó inocente.—¡No mi amor! Fue un reflejo – me observo