—¡Elena! —Shirley entró llorando a la casa de la madre de Will. En realidad nunca había soportado a esa vieja decrépita, por su culpa James no tenía lo que le pertenecía. Desde que los gemelos eran unos niños esa mujer siempre tuvo preferencias por William. Por ese motivo, manipuló a su suegro para que le legara todos los negocios a su exprometido. La única explicación que dieron para mantener al margen a James era que tenía un carácter irascible y que los inversionistas no confiaban en él. Eso solo ayudó a que ambos hermanos se distanciaran y que el rencor de James creciera. Por culpa de esos dos viejos mugrosos ella había tenido que sufrir cinco años de relación con un hombre al que no amaba. —Shirley, querida —la vieja insoportable llegó a su lado y le acarició el rostro para limpiarle las lágrimas falsas—. No hace falta que me cuentes nada, ya lo sé todo, estoy tan indignada. —Entonces sabes que tu hijo me engañó y con una pordiosera —sollozó sobre el hombro de Elena—. La ha
Kathleen se encerró en la habitación después de que las palabras que William le dijo a Shirley la hirieran. Sabía que se estaba comportando de forma estúpida, pero él tenía el poder de hacerle creer que la veía como alguien importante. Cuando le grito a Shirley que nunca habría tenido nada con ella y que solo era su empleada, sintió como si la hubieran golpeado en el pecho. Ni las cosas hirientes que decía esa mujer o la madre de Will, le habían provocado tanto dolor como ese desengaño. La culpable no era otra que ella. El que la hubiera traído a su casa, que la tomara de la mano y la defendiera, solo había provocado que sus sentimientos tomaran alas de nuevo y creyera que era posible. Que tal vez él…Se escondió en el baño por si venía a reclamarle por haber escuchado la conversación, pero Will no llegó, así que se tomó una ducha y acabó por dormirse mientras dejaba salir entre lágrimas todo lo que había ocurrido ese día. No esperó que, al abrir los ojos, lo iba a encontrar a él m
Había pasado una semana desde que Kath se fue a vivir con William y, exceptuando cuando la llevó al doctor para que le dieran su tratamiento, sus cortas charlas habían sido por mensaje. En el hospital le aconsejaron mantenerse en reposo durante siete días y ya se habían cumplido. Clarisse, una de las empleadas de Will, había sido su sombra todo el tiempo. Casi le había faltado mantenerse a su lado cuando iba al baño. Por más que el reposo le hubiera resultado muy agobiante, debía reconocer que se encontraba mucho mejor. Se sentía llena de energía y extrañaba con todo su ser a William.Cuando despertaba él ya se había marchado a trabajar y la saludaba con un mensaje para saber cómo descansó. A lo largo del día hacía lo mismo para saber cómo se encontraba, si se había tomado los medicamentos, si había comido, si estaba bien, si necesitaba algo… ¡A él! Kath lo necesitaba a él, pero jamás se lo diría. No entendía por qué la había llevado a vivir a su casa si pensaba dejarla sola. Él le
A James le sorprendió ver el aspecto de la mujer que traía de cabeza a su hermanito el perfecto. Estaba acostumbrado a las bellezas con las que había salido Will, que esperaba tener frente a él a alguien mucho más despampanante que Shirley. Sin embargo, la mujer que se encontraba frente a él, mirándolo con ojos soñadores, era bastante común y anodina. Lo más significativo que podía sacar de ella era que tenía una bonita figura de reloj de arena, pero a él le gustaban las féminas más llamativas, más llena de curvas, esa chica ni pecho tenía e iba demasiado cubierta.No entendía por qué su hermano había roto sus principios por alguien tan corriente y poca cosa, pero tampoco se iba a volver loco buscando los motivos. Estaba allí para seducirla. Al principio creyó que se encontraría a la típica mujer sin escrúpulos que había encandilado a su gemelo con sus encantos. Pensó que podría llevarla a su terreno de la misma forma en que lo hizo con Shirley. Pero en cuanto la vio y se percató de
William llegó a su casa casi las dos de la madrugada.Esa noche había decidido salir con Oliver en un intento de disfrutar de su soltería y sacarse de la mente a Kath. El que seguía siendo su amigo a pesar de que lo golpeara, le organizó una cita con la amiga de su pareja. Aunque fue un completo desastre. La mujer era simpática, muy agradable y tenía buena conversación, pero él solo podía pensar en la reticente mamá de su futuro hijo. ¿Qué le ocurría? Intentó fijarse en cada mujer que se le acercaba y en todas ellas encontraba un «pero». Es linda, pero no tiene su cabello, es agradable, pero no se le ruborizan las mejillas como a ella, es bonita, pero… Pero no es Kath. Estaba agotado de no poder dormir, pasaba las noches en vela pensando que ella estaba en su cama y a unos pasos de él. Cada noche se metía en su habitación como un vulgar ladrón solo por observarla dormir. Parecía un acosador, no quería ni imaginar qué pasaría si ella se diera cuenta del insano deseo que sentía cada
—¡No puedo creer que me tuvieras más de una hora esperando en ese parque para verte besando a esa gata! —le gritó Shirley a James en cuanto lo vio regresar a su casa. Intentó golpearlo en el pecho presa de los celos, pero él la sostuvo con facilidad. Cuando quiso liberarse, James le dio la vuelta colocándole uno de sus brazos en la espalda y provocándole un dolor intenso. —¿Qué te dije de atacarme? —pronunció en tono amenazante—. El día que me canses te demostraré que yo no soy Will, conmigo no haces tus escenitas, ¿entiendes? Shirley asintió con la cabeza y sintió sus ojos llenarse de lágrimas por el dolor que le provocaba. Cuando la soltó, se frotó el brazo y lo miró desconsolada. Ella lo amaba, ¿por qué debía ser siempre tan frío? ¿Es que no se daba cuenta de que era capaz de todo por su amor? No soportaba verlo con otras mujeres, pero menos aún haber tenido que estar presente cuando besaba a esa idiota. James abrió la puerta de su casa y la dejó pasar. En cuanto estuvieron en
Kath se encontraba en la camilla del hospital, con la bata puesta y un doctor haciendo un ultrasonido entre sus piernas porque cinco semanas era muy pronto para hacerla en su vientre. Cuando Will la vio ponerse mal, sin importar que le dijera que ya se sentía mejor y que había sido solo un mareo, la subió en el coche y la llevó al hospital. En menos de una hora había sido expuesta su anatomía a manos de tres doctores y todo por no ser capaz de explicarle lo ocurrido. Tenía miedo, ¿tendría Will una extraña personalidad múltiple? Porque no podía darle explicación de otro modo. Él le había entregado esas flores y se había comportado como un egocéntrico patán, para después convertirse en el hombre más maravilloso del mundo. —Pero ¡¿qué tenemos aquí?! —murmuró el doctor y la hizo mirar la pantalla—. ¿Escuchan eso? Sí, ella lo hacía. Era el sonido de unos latidos acelerados y que parecían estar en descontrol uniéndose unos a los otros. Imaginó que era el suyo y el de su bebé. Tal vez
—¿Ahora me crees? —le habló Elena para sacarla de sus pensamientos—. Esas fotos las consiguió Shirley contratando un detective privado. Una infidelidad tras otra, mi pobre hijo es incapaz de mantener el pantalón puesto, pero eso lo sabes muy bien. Por algo estás embarazada. Kath negó con la cabeza, por más que tenía aquellas horribles fotos frente a ella era incapaz de imaginar que él fuese así. —No puedes ser… No, me está engañando. —¡Ja! De verdad que eres más tonta de lo que pensé. Te estoy haciendo el favor de tu vida, niña. Shirley está embarazada y Dios sabe por qué esa buena mujer es capaz de perdonarle tantas humillaciones, pero está dispuesta a regresar con él. ¿Acaso mi hijo no te dijo que ella lo abandonó cuando supo que la humilló públicamente contigo? —Él no me quiso decir cuando le pregunté —susurró para sí misma. —Ella lo abandonó y no la culpo, pero son tantos años juntos y ahora embarazada… —¿Está em-embarazada? ¿Entonces por qué me buscó a mí? —Kath apretó las