Antony observó a Omar, claramente incómodo en la fiesta, y vio cómo salía apresuradamente de la sala principal. Ammy, frustrada y molesta, trataba de mantener la compostura mientras hablaba con algunos invitados. No tuvo otra opción que ir con su media hermana. —Ava, tengo que arreglar un asunto. No tardaré en regresar para llevarte a casa, ¿de acuerdo? —le dijo Antony, intentando ocultar su preocupación.Ava asintió, aunque su inquietud aumentaba al quedarse sola en medio de la fiesta. Las sombras borrosas que ahora podía ver no ayudaban a calmar su ansiedad. Decidió que lo mejor sería encontrar un lugar más tranquilo. Recordó el jardín, un lugar que conocía bien y donde siempre se había sentido a salvo.Caminó despacio, tanteando el camino entre los invitados, escuchando sus murmullos y risas a su alrededor. Finalmente, salió al aire fresco del jardín. La tranquilidad del lugar la envolvió, dándole un respiro. Mientras caminaba por los senderos familiares, un hombre se acercó a ell
Ava y Sara estaban sentadas en un banco del parque, un lugar que Ava conocía bien y donde se sentía un poco más segura a pesar de su ceguera. El sonido de los niños jugando y las hojas de los árboles susurrando en la brisa proporcionaban un ambiente casi reconfortante. Bastián y Martha se encontraban a pocos metros, disfrutnadon del Clima. Ava podía percibir la tensión en la voz de Sara incluso antes de que comenzara a hablar.—Las cosas en las empresas están peor de lo que imaginaba —dijo Sara con un suspiro pesado—. Desde que Alejandro fue elegido presidente, todo ha ido de mal en peor. No solo ha tomado decisiones desastrosas, sino que también ha traído a su amante a la oficina. Es insoportable.Ava frunció el ceño, sintiendo una mezcla de ira y desesperación. Aunque no podía ver las expresiones de Sara, podía imaginar el dolor y la frustración en sus ojos.—No podemos dejar que se salga con la suya —dijo Ava, apretando los puños sobre su regazo—. Las empresas Montenegro no puede
Ammy estaba sentada en el amplio salón de su mansión, su mirada fija en las grandes ventanas que daban al jardín. El sol de la tarde llenaba la habitación con una luz cálida, pero Ammy apenas lo notaba, perdida en sus pensamientos. Un golpe en la puerta la sacó de su ensoñación.—Adelante —dijo con voz firme.El investigador privado, un hombre de mediana edad con un aspecto serio y profesional, entró en la habitación. Llevaba una carpeta gruesa en la mano.—Señora Wilson, aquí tiene la información que solicitó.Ammy asintió y extendió la mano para tomar la carpeta. El investigador se la entregó con cuidado, observando su reacción con interés profesional.—Gracias —respondió Ammy, abriendo la carpeta con manos temblorosas.Empezó a leer los documentos, su expresión se volvió cada vez más preocupada a medida que avanzaba. Las fotos, los informes médicos, los registros... todo encajaba de una manera inquietante.—¿Está seguro de esta información? —preguntó Ammy sin levantar la vista de l
Ava y Sara caminaban por el bullicioso centro comercial, disfrutando de una tarde de compras y conversaciones. Ava, con una sonrisa radiante, no podía dejar de maravillarse con las sombras y formas que ahora podía percibir con su ojo derecho. La experiencia de ver el mundo nuevamente, aunque de manera parcial, la llenaba de una felicidad renovada.—Es increíble poder ver algo de nuevo —dijo Ava, apretando la mano de Sara—. Siento que estoy recuperando una parte de mí misma.Sara sonrió, compartiendo la alegría de su hermana.—Estoy tan feliz por ti, Ava. Es como si todo estuviera empezando a mejorar.Mientras recorrían las tiendas, una figura conocida observaba desde la distancia. Ammy, acompañada de Omar, estaba en el mismo centro comercial. Al ver a Ava y Sara, el corazón de Ammy se aceleró con pánico. No podía permitir que Omar se encontrara con Ava, no ahora.—Omar, debemos irnos —susurró Ammy, tratando de mantener la calma—. Ahora no es un buen momento para estar aquí.Omar, quie
Ava, con una determinación renovada, decidió confrontar a Antony en su próxima sesión. La conversación, sin embargo, no fue tan sencilla como esperaba. Sentados en su habitual rincón del jardín de la clínica, Ava miró a Antony con ojos llenos de preguntas.—Antony, necesito saber más sobre Omar y su relación con Ammy —dijo, tratando de sonar casual.Antony levantó una ceja, claramente sorprendido por su interés repentino.—¿Por qué quieres saber eso, Ava? —preguntó con cautela—. No creo que sea relevante para tus sesiones.Ava tomó aire, intentando mantener la calma. Necesitaba conocer más sobre aquel hombre. —Es solo curiosidad. Antony la observó en silencio, evaluando sus palabras. A pesar de llevar varios meses con sesiones, nunca se habló visto tan interesada por su cuñado y Ammy. —Curiosidad, dices... —murmuró, antes de continuar—. Bueno, Omar y Ammy tienen una relación complicada. Se casaron hace unos años, pero Omar desapareció un tiempo después. Cuando regresó, había cambia
Ammy miraba a Omar con una expresión determinada, sus ojos reflejando la ambición que la impulsaba. Sentados en la amplia sala de estar de su mansión, el ambiente era tenso, cargado de planes y secretos.—Omar, he estado considerando una nueva inversión —dijo Ammy, rompiendo el silencio—. Hay una empresa que está en crisis, y creo que es una oportunidad perfecta para nosotros. Podríamos incluso convertirnos en los dueños si jugamos bien nuestras cartas.Omar levantó la vista de los documentos que estaba revisando y la miró con curiosidad. A pesar de las cicatrices que adornaban su rostro, sus ojos seguían siendo intensos y penetrantes.—¿De qué empresa estamos hablando? —preguntó con voz medida.Ammy deslizó un folleto sobre la mesa hacia él. Omar lo tomó y leyó el nombre en la portada: "Empresas Montenegro". Su corazón dio un vuelco. Recordaba haber escuchado ese nombre antes, en conversaciones furtivas y en los susurros del pasado que a veces lo acechaban en sus sueños.—Empresas Mo
Ava y Sara se dirigieron a las oficinas de las Empresas Montenegro con una determinación feroz. Al entrar al edificio, sintieron la tensión en el aire. Sabían que Alejandro estaría allí, y estaban listas para enfrentarlo. Sara decidió que su esposo no interviniera, puesto que Angelo los últimos días estaba perdiendo la paciencia con Alejandro. Llegaron a la sala de juntas y encontraron a Alejandro sentado en la cabecera de la mesa, su expresión arrogante y confiada. A su lado, una mujer desconocida para Ava. —Alejandro —dijo Ava con firmeza, avanzando hacia él—. No vamos a rendirnos. Te enfrentaremos hasta verte derrotado.Alejandro esbozó una sonrisa burlona, recostándose en su silla. —Ava, siempre tan dramática —respondió con desdén—. Y veo que has traído compañía.Sara dio un paso al frente, mirando a Alejandro con ojos llenos de desprecio.—No creas que puedes seguir haciendo lo que quieras, Alejandro. Vamos a luchar por lo que es justo, no vas a acabar con este patrimonio, no
Ava llegó a la imponente casa de Ammy con su pequeño hijo Bastián de la mano. El corazón le latía con fuerza, y sus pensamientos eran un torbellino de emociones y expectativas. La idea de que Omar conociera a su hijo la llenaba de una mezcla de esperanza y temor. Quería respuestas, y sentía que estaba cerca de obtenerlas.Al llegar a la entrada, una empleada de la casa les abrió la puerta y los condujo al salón principal. La decoración lujosa y elegante de la mansión solo aumentaba la tensión que Ava sentía. Miró a su alrededor, buscando a Omar, pero no lo encontró.—Lo siento, señora —dijo la empleada—, el señor Omar no está en casa en este momento.Ava sintió una punzada de decepción, pero intentó mantener la compostura. En ese momento, Ammy apareció en el umbral del salón, con una sonrisa que no alcanzaba a sus ojos.—Ava, qué sorpresa verte aquí —dijo Ammy, su voz teñida de una frialdad apenas disimulada—. Y veo que has traído a tu hijo. ¿Cómo se llama?—Bastián —respondió Ava, su