El sol de la mañana entraba a través de las cortinas, arrojando un cálido brillo sobre el rostro de Ava mientras se despertaba. A su lado, los ojos de Alejandro se abrieron de par en par. Por un momento se miraron el uno al otro sin decir palabra, todavía quedaban restos de pasión.
—Buenos días, mi amor. —murmuró Alejandro, extendiendo la mano para quitar un mechón de cabello de la mejilla de Ava.
Ella le dedicó una suave sonrisa. —Buenos días, mi amor.
Apoyándose en un codo, Alejandro se pasó los dedos por el brazo y se le puso la piel de gallina. —Anoche fue…
—Increíble. —finalizó Ava, con un sonrojo tiñendo sus mejillas al recordarlo.
Alejandro reconoció, sus ojos oscuros ardían. —Eres increíble.
Ava se mordió el labio, vacilante. Ahora era el momento de tener la conversación que había estado evitando. —Entonces... ¿Cuándo podré conocer a tu familia?
Alejandro se tensó casi imperceptiblemente. —Pronto, lo prometo.
—Has estado diciendo eso durante semanas. —Ava se sentó y las sábanas se acumularon alrededor de su cintura—. ¿Te avergüenzas de mí? —preguntó. Tenía una relación con Alejandro desde hace más de un año. La mantenían en secreto, pero ella consideraba que era el tiempo adecuado para que la presentara ante su familia.
—¿Qué? No, por supuesto que no. —Alejandro le tomó la mano—. Es simplemente... complicado con mi familia. Hay expectativas...—Se detuvo con un suspiro conflictivo—. Quiero preparar a mi familia con esta noticia, sorprenderlos y sobre todo que tú te sientas cómoda con ellos.
El estómago de Ava se retorció con inquietud. Ella buscó su rostro, deseando que sus hermosos rasgos no oscurecieran la verdad tan fácilmente.
Después de un momento, Alejandro encontró su mirada. —No me importan sus expectativas. —dijo con fervor—. Quiero estar contigo, Ava. Solo tú, te amo como a ninguna otra mujer. Quiero todo perfecto para ti.
Él llevó su mano a sus labios en un suave beso. Ava sintió que sus dudas comenzaban a desvanecerse. Ella quería creerle. Necesitaban creer que tenían un futuro juntos, sin importar los obstáculos que les aguardaban. Confiaba en Alejandro y su amor, pero conocía a su familia y los perjuicios sociales.
Alejandro pertenecía a la gran familia Montenegro, dueños de grandes empresas y propiedades en diversos países del mundo. Se conocieron de manera fortuita cuando una tarde de lluvia Ava, corría apresuradamente tratando de encontrar un sitio para resguardarse.
Se topó con Alejandro, quien de manera amable le ofreció su paraguas y la llevó a su apartamento. En ese instante ella sintió una conexión especial y después de un año se encontraba anhelando estar junto él.
—Pronto. —repitió Alejandro, sus ojos taladrando intensamente los de ella. —Lo prometo. Es más, para que me creas, la próxima semana después de que regrese de viaje, haré el anuncio oficial.
Ava asintió lentamente y el nudo que tenía en el estómago se aflojó. Tenía que confiar en él. Valía la pena luchar por su amor.
—¿En serio tienes que irte? —preguntó. Odiaba cuando su prometido iba a viaje de negocios, estaba tan acostumbrada a su presencia, sus detalles, sus caricias.
—Solo será un par de días. Vendré a buscarte en cuanto regrese y prepararemos nuestro anuncio con mi familia.
Ava formó una gran sonrisa en su rostro. Por fin, el momento había llegado.
—Tengo que irme, Sebastián está en la empresa y odio sus llamados de atención.
—¿Tu hermano? —preguntó Ava, ella conocía poco a la familia de su novio.
—Es un amargado en el trabajo, pero de la vida alegre fuera de él. Su hobby favorito es engañar a las mujeres y hacerme la vida imposible.
Ava río, su novio era tan ocurrente.
Alejandro besó sus labios, se levantó de la cama y salió del apartamento.
(...)
Ava respiró hondo mientras abría la puerta del taller de moda, inhalando los familiares aromas de tela e hilo. Este espacio, con sus grandes ventanales que inundaban la habitación de luz natural, era su santuario. Aquí podría perderse en su arte, canalizando sus emociones en cada diseño.
—¡Buenos días, Ava! —su asistente, Lily, saludó desde el otro lado de la habitación. —Te ves radiante hoy. ¿Nueva inspiración? —dijo, moviendo sus cejas de arriba a abajo.
Ava sonrió suavemente y sus pensamientos revolotearon brevemente hacia Alejandro. —Podrías decir que tengo una gran inspiración esta mañana. —Después de que su novio le prometiera que por fin podrían revelar su amor al mundo entero, ella tenía inspiración.
Trabajaba para la marca de ropa de la diseñadora Zoe Thompson. Esta nueva línea de ropa era nueva en el mercado de la moda. Hace dos años una artista famosa decidió comprar un vestido en una boutique de poco prestigio, el vestido fue un ¡Boom! Y desde ese instante la marca Zoe Thompson se abrió camino entre las grandes marcas de diseño.
Pero su popularidad tardó pocos meses, así que de nuevo la línea de ropa trataba de tomar de nuevo un impulso, quería ser parte de grandes tiendas de moda como MG de las industrias Montenegro, estar en los altos y costos almacenes era un honor.
Era una gran coincidencia que Alejandro era hijo del dueño legítimo de esas grandes empresas, pero nunca usaría sus influencias para que Zoe Thompson ocupara un espacio en esas empresas, claro que no, ella quería demostrar que podía lograr mucho sin la ayuda de su novio. Ser reconocida por su esfuerzo y no por influencias.
Colgó su bolso y se acercó para inspeccionar las muestras de tela colocadas en la mesa de corte. Lily la siguió, prácticamente saltando de puntillas.
—Tengo noticias emocionantes. —dijo—. Recibimos una solicitud para un vestido de novia personalizado, ¡y la novia quiere un diseño original de Zoe Thompson!
Los ojos de Ava se abrieron como platos. Que encargaran personalmente un vestido de novia de la línea de Zoe Thompson era un honor que no se tomaba a la ligera. Su corazón se hinchó ante la oportunidad de ser parte del día especial de alguien. Era la primera vez que pedían un vestido para tal ocasión.
—Eso es maravilloso. —respiró Ava. Ya estaba imaginando siluetas y detalles de vestidos en su mente.
Lily sonrió. —Tenía la sensación de que estarías de acuerdo. ¿Cuándo podemos programar una consulta?
—Lo antes posible. —Las manos de Ava ya estaban ansiosas por dibujar—. Quiero hacer realidad la visión de esta novia.
Se imaginaba a ella misma, haciendo un vestido para el día de su boda. Anhelaba una ceremonia extensa, con invitados y flores de distintos colores. Ella vestida de blanco, caminando hacia el altar, mientras miraba a Alejandro al final con las manos extendidas.
—Incluso ha enviado una invitación para la fiesta de compromiso, para que tomar una idea de lo que ella desea para su boda.
—No puedo asistir y lo sabes.
—Bueno, sé que no… pero es una oportunidad para participar en eventos tan exclusivos. Es una nueva oportunidad para ti y tu antropofobia. —susurró lo último.
Ava padecía un disturbio psicológico, que consistía en el miedo hacia las personas: La antropofobia, Es un fenómeno psicológico que puede manifestarse de diversas formas, desde el temor extremo a interactuar con otras personas hasta el deseo de evitar cualquier contacto social.
Enfermedad que Ava desarrolló desde pequeña y ahora que era adulta, ella intentaba superarla, pero sus intentos habían sido inútiles, así que ella confiaba en pocas personas para que estuvieran cerca de ella. Lyli y su novio Alejandro.
—Déjame pensarlo…
De pronto Ava recibió un mensaje de texto de su novio.
Ale, mi amor.
Te amo, eres la única mujer en mi vida, eres especial, única y quiero pasar el resto de mis días junto a tu lado.
Ava mordió su labio inferior al leer el mensaje de su novio. Debía intentar superar su fobia, por Alejandro, por su amor. Ella quería ser la mejor mujer para su novio y superar sus medias era el primer paso.
—Sabes… si voy a asistir a la fiesta de compromiso, prepara nuestros boletos.
Ava estaba de pie en la bulliciosa terminal del aeropuerto, el caos de los viajeros y sus equipajes girando a su alrededor como un torbellino. Agarró con una de sus manos, su maleta y con la otra su teléfono, su corazón se hundió mientras veía a las personas a su alrededor. De pronto recibió una llamada de Lyli. —Ava, lo siento mucho, pero no podré asistir a la fiesta de compromiso contigo. He contraído una gripe terrible y no hay manera de que pueda sobrevivir. —Por favor, no te preocupes por eso. —le aseguró Ava, aunque la decepción corría por sus venas—Solo concéntrate en mejorar. —Otra vez lo siento mucho. —repitió su asistente antes de colgar. Ella conocía la condición de Ava y lo difícil que era para ella enfrentar estas situaciones. Ava dejó escapar un profundo suspiro, preparándose para la noche que se avecinaba. Colocó sus audífonos en los oídos y reprodujo desde su teléfono su lista de reproducción favorita. No estaba acostumbrada a asistir a eventos sola, ni siquiera
Ava despertó muy temprano y se arregló para la fiesta de compromiso. Pero algo la tenía desconcertada, sus sueños habían sido interrumpidos por un desconocido, una desagradable persona, el hombre del incidente en el ascensor. De pronto su teléfono hizo un sonido familiar, uno que le agradaba y la ponía muy feliz. Ale, mi amor Hola, mi amor. Mañana por la noche estaré de regreso, espérame con tu mejor traje de lencería en el apartamento. . Ava Usaré el que más te gusta. Prefirió evitar contarle a su novio que estaba de viaje, sobre todo porque en pocas horas tomaría de nuevo un avión de regreso, justo en el tiempo adecuado para esperar a su novio. Terminó de arreglarse y bajó hasta el lobby para esperar el auto que la llevaría al evento. Este tipo de ocasiones no eran de su agrado, así que solo debía cumplir un par de horas y regresar de nuevo. El viaje en taxi a la fiesta de compromiso solo aumentó su ansiedad. Salió del auto y fue directo al ascensor. Espe
La música estridente y las risas ahogadas llenaban la elegante sala de la fiesta de compromiso. Ava, con un vestido que se sentía más como una armadura que como una prenda de celebración, observaba con los ojos cristalizados mientras su supuesto novio, con quien había estado saliendo durante meses, saludaba a los invitados con una alegría contagiosa.Sin embargo, cuando sus miradas se encontraron, algo en los ojos de Ava se quebró. Un nudo se formó en su garganta y su corazón comenzó a latir con fuerza descontrolada. Alejandro evadió sus ojos y ella supo que debía salir de ahí. Con un movimiento rápido, se hizo a un lado las sillas y caminó de prisa ignorando la voz de aquel desconocido que la llamaba. Una vez fuera del bullicio de la fiesta, Ava se apoyó contra la pared, tratando de controlar su respiración entrecortada. Pero el pánico la envolvía como una capa pesada, y las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas sin control.Sin pensarlo dos veces, Ava se liberó de su
Los nudillos de Alejandro golpearon con urgencia la puerta del apartamento de Ava, un latido entrecortado que hizo eco de su corazón acelerado. El silencio lo recibió, el silencio del pasillo vacío amplificaba su desesperación. Presionó su oreja contra la fría madera, esperando escuchar un susurro, un movimiento, cualquier cosa que indicara que ella estaba allí. Pero no hubo nada; sólo la vacía ausencia que había comenzado a carcomer sus entrañas.—Maldita sea, Ava. —murmuró en voz baja, sacando su teléfono una vez más. Su pulgar se cernió sobre el botón de llamada antes de presionarlo con resignación. El tono de marcar zumbó en su oído, un preludio del inevitable aviso del correo de voz.—Ava, soy yo... otra vez. —comenzó Alejandro, las palabras cayendo en un torrente—. Por favor, me estoy volviendo loco. ¿Dónde estás? Por favor, sólo... llámame. —Terminó la llamada con una exhalación temblorosa, la pantalla de su teléfono reflejaba a un hombre al borde de la razón.El sol se hundió
El gran salón de baile, bañado por una luz dorada y el aroma de los lirios, se detuvo mientras la voz de Ava, clara e inquebrantable, resonaba contra las paredes de mármol. —Estoy casada con Sebastián Montenegro. — declaró, recorriendo con la mirada a la multitud de invitados impecablemente vestidos que apretaban con más fuerza sus copas de champán.Un grito ahogado colectivo recorrió la habitación como una repentina ráfaga de viento, provocando susurros que revolotearon y bailaron entre la seda y el satén.Un par de chicas e incluso salieron llorando de la fiesta. Uno de los solteros más codiciados por las mujeres solteras estaba casado. Ava se mantuvo firme, la encarnación de la gracia bajo presión, un enigma envuelto en la elegancia de su vestido azul medianoche. En su cintura el brazo de Sebastián se envolvía. —¿Sebastián? —Era Jazmín, su voz cortaba los murmullos con la precisión de un cuchillo. Su mirada, aguda e inquisitiva, se fijó en su hijo, que estaba apoyado a la par d
Los delgados dedos de Ava hacían girar una copa de champán, su mirada revoloteaba nerviosamente sobre el mar de invitados. La grandeza de la propiedad de Montenegro pasó desapercibida; cada murmullo y risa de la multitud le erizaba la piel, encendiendo la antropofobia que le carcomía las entrañas. Evitó a una pareja que se reía, sintiéndose como si estuviera navegando por un campo minado en lugar de celebrar la boda de Alejandro.—Disculpe, ¿eres Ava? —Una voz rompió el murmullo de la conversación, melodiosa pero con un toque de algo siniestro.Ava se volvió y sus ojos se encontraron con los de una mujer con una sonrisa depredadora. —Me llamo Carly —corrigió suavemente, sin querer bajar la guardia.—Carly, entonces. —ronroneó la mujer, inclinándose con complicidad. —Pensé que deberías saberlo: tu esposo y yo compartimos algo más que bromas hace unas semanas. Ava reprimió un grito ahogado, no porque las palabras la hirieran, sino por la pura audacia de la afirmación. Miró a la mujer,
—Mi padre ha establecido nuevas reglas. —Sebastián observó su rostro en busca de una reacción, sus propios rasgos tensos por la ansiedad. —¿Normas? —repitió Ava con voz hueca. Ava y Sebastián se encontraban en un restaurante, él llamó con urgencia, puesto que las reglas de su trato tenían que cambiar. —Casado un año... ¿y un heredero? —Un heredero, Ava. —Su afirmación fue suave, pero tenía la gravedad de la piedra. —¿Un heredero? —Ava se rio, un sonido breve y amargo—. Sebastián, este matrimonio es tan real como un billete de tres dólares. No puedo... no, no traeré un niño a esta farsa. —Créeme, no estoy más feliz con esto que tú, pero mi padre es inflexible. No hay forma de hacerlo cambiar cuando se pone así. —Los ojos de Sebastián buscaron los de ella, buscando un aliado en esta locura. —¡Inflexible o no, es absurdo! Nuestro matrimonio es una fachada, una mentira cuidadosamente construida para apaciguar el sentido de tradición de su familia. No voy a darle un heredero. Me ni
Sebastián se adelantó al comedor, mientras revisaba los mensajes recibidos por su asistente. LILY¡La línea de Zoe Thompson es la comidilla de la ciudad! El mensaje de Lily burbujeaba de emoción. LILYEstás invitada al espectáculo de moda de este fin de semana. ¡Te necesitan a *tú*, el enigmático diseñador, en persona!El corazón de Ava se aceleró, la emoción del reconocimiento se mezcló con una oleada de fervor creativo. Ella respondió con practicada indiferencia, sus palabras contradecían el aleteo en su pecho: AVAConfirma mi asistencia. Los honraré con la esquiva presencia de ZoeLILYSu público esperabromeó Lily.—De hecho, lo hacen. —murmuró Ava para sí misma, guardando el teléfono como un secreto. Esta era una oportunidad para que la línea de ropa Zoe Thompson se abriera camino entre las grandes marcas, este desfile era una oportunidad única. —Cariño, nos están esperando. —la voz de Sebastián cortó el silencio, su silueta enmarcada por la puerta. Sus ojos oscuros contenía