Hola hola! ¿Qué piensan de estos nuevos descubrimientos? Los leo! Bso Kika
Azaleia Él no tiene idea de las cosas que provoca en mí. Estoy recostada sobre su pecho, acariciando suavemente las heridas en su torso. Brock pareciera que fuera de otra especie, es tan grande, tan fuerte, tan maravilloso que a veces no puedo creer que estemos hechos de la misma carne, sangre, huesos. —¿Te sigues riendo de mí?— pregunta él, su voz suena deliciosamente ronca. Es casi medianoche, debe haber varias fiestas en el palacio, pero aquí estamos nosotros… en nuestro propio edén personal. Yo sonreí, recostada en su piel. —Quizás…— digo, él me contesta con un gruñido, lo que me hace más gracia — No creí que fueras tan fácil de convencer— confieso. —Como que si no supieras que eres mi punto débil— dice él como si nada. Me siento sobre él. —Así que soy el punto débil del gran Brock de Haggard ¿es eso cierto?— le digo sonriendo aparentando ser inocente. —Duque de Bousquet y Haggard para todos. Para ti… — dice de forma engreída, toma una de mis manos y besa mis dedos— Para t
Brock Huiremos a Miraes primero y luego quizás a casa, probablemente al castillo Haggard. Como último plan, podríamos quedarnos en el bosque. Teníamos a nuestros criados y a los soldados y no quería perder a nadie, por las estrellas más sagradas. Mi escritura era nerviosa y mis manos se manchaban de tinta del esfuerzo. Creo que nunca había estado tan desesperado en mi vida. Blatta y el Barón de Garbarán. Debí haberlo supuesto. Esa cucaracha y ese otro insecto. Me hierve la sangre y le rezo a la Diosa que me dé la oportunidad de matar a Blatta con mis propias manos, de herirlo y ver como la vida desaparece de sus ojos. ¿Pero qué intentarán? Esa era la gran duda.“Tenemos que seguir con el otro plan” decía el Barón. Apostaría que es uno más descabellado y por fuera de la ley y buenas costumbres de los nobles. Por eso tendríamos que salir de aquí, cuanto antes. No había otra opción. Es ya muy temprano cuando pongo al tanto a Dashi y a mis soldados de mis planes. Lo primero que
Brock El emperador ni siquiera se quedó más de diez minutos, pero nos han pedido los guardias a todos que nos quedemos hasta que él vuelva. Y cada vez que me acerco a la puerta simplemente hay dos soldados con lanzas impidiendo. Soy un rehén, o somos, pero nadie parece notarlo, sino yo. De repente los guardias nos dicen que el emperador está en otros asuntos. Salgo despedido del lugar de reunión, lo más disimuladamente que puedo hacia el carruaje, el camino es largo y en silencio maldigo este palacio tan innecesariamente grande. Cuando ya estoy casi a la vuelta empiezo a apurar mis pasos con premura, está todo más solo, espero que nadie me esté viendo. Es de noche, las estrellas están ya en el firmamento, pero no hay luna, o por lo menos no sé ve, lo que es una pésima señal. Sin luna no hay esperanza, decía mi madre, y siento un escalofrío por mi cuerpo. —Duque… lo estábamos buscando— me dice un soldado que aparece —Su esposa, la Duquesa le dice que la espera en su cuarto. Se est
Azaleia Ha pasado demasiado tiempo y Brock no ha vuelto. Cuando voy a ver dónde está él, ni me acerco… siento que alguien detrás de mí, pero no me da chance de voltearme. Me sujeta, intento luchar, pero colocan algo en mi boca y mi nariz, como si una mano me tapara y no me dejara respirar. Me esfuerzo por zafarme, con todas mis fuerzas, pero es mucho más fuerte… y en menos de lo que pienso, dejo de ver a mi esposo, cierro mis ojos y he perdido el conocimiento. Cuando me despierto de nuevo, no sé cuanto tiempo ha pasado, pero solo sé que estoy en mi cama, en mi habitación. Hasta que de repente miro a todos lados y tengo frente a mí nada más y nada menos que al Barón de Garbarán, mirándome como si nada. —Duquesa… bienvenida de vuelta— dice con tono creído, como si él no estuviera en mi habitación y yo fuera su invitada. —¿Qué hace aquí en mi habitación? ¿Cómo… como llegué aquí?— —Ahhhh usted tuvo un pequeño desmayo, y me tomé el atrevimiento de traerla aquí, supuse que iba a es
Layne Finalmente, aquí estaba como un ratón de biblioteca, como me diría mi primo, y me encontré de una forma tan inmersa que no sé cuanto tiempo he estado sentado, leyendo libros, revisando el mapa, encontrando un par más y releyendo la correspondencia del Duque. Hasta que recibí una carta de mi señora emperatriz contándome algo importante. Su difunta madre le había pedido a Bousquet que investigara de la profecía, esto recién se lo había comentado uno de sus señores juramentados, a raíz de la muerte del Duque. El Duque siempre estuvo tras de esto, y se esforzó realmente en su tarea, como lo demuestra todas las correspondencias y libros que tenía guardado en el escondite en su escritorio, parecía que él había estado muy cerca… él mismo lo sabía. Solo me quedaba el tema del collar, ese dibujo que tenía el diario y que se parece al que tiene la estatua. Y Azaleia… el nombre de ella aquí, como una última palabra ¿Qué descubrió el Duque sobre ella? Hay menciones de Azaleia en var
Azaleia Cuando el Barón de Garbarán había dicho que iban a preparar mis aposentos, realmente no se refería a una habitación. Estaba en lo que parecía ser un sótano, con una mini ventaja y barrotes arriba y a lo lejos. No sabía si era de día o de noche. Había un montón de tablas que parecía ser una cama, una silla y no mucho más. La única buena noticia, es que estaba con mis animales, Till estaba en mis brazos llorando, sabía lo que nos pasaba. Areta estaba en una jaula, deprimida sin su amo y encerrada. Mis serpientes estaban en una cesta y yo estaba segura de que me habían metido aquí, primero para que nadie me viera, segundo para mostrarme lo que podían hacer conmigo. Repartía con todos la poca comida que me daban. La verdad es que el primer tiempo ahí, no sé cuantos días fueron, nadie me vino a ver. Me traían algo de agua para limpiarme y una criada asustadiza venía a limpiar sin mencionarme una sola palabra no impronta cuanto suplicara. Dejé de comer y Till se aferraba a mí,
Brock Mi flor tiene siempre esa forma particular de acercarse a mí, su andar es delicado y es tan pequeña para mí que la veo desde arriba, como alza su cara para observarme, o se detiene a ver mis manos, mi pecho, toma las puntas de mi cabello, lo que tenga al alcance de mí. Luego, suele colocar sus manos pequeñas en mi pecho, apoyándolas con delicadeza, sintiendo mis músculos, el latido de mi corazón. Me hace preguntarme qué poder tiene esta criatura magnífica, delicada, sutil, fuerte, única y fascinante. Hace que quiera abrir mi pecho y tenerla conmigo, cubrirla para que nada le pase. Yo suelo colocar mis manos en esa curva en la parte baja de su espalda, donde mis manos caben perfectamente. Estas manos llenas de cicatrices, largas, rudas, imperfectas, pero que mi flor ama. Me lo ha dicho ciento de veces y yo podría quedarme la vida entera escuchando decir que le gusta de mí, una y otra vez. Lo único especial que si acaso aspiro a tener es ella. Recuerdo cuando la dejé durmie
Capítulo 87: Ciclo de la vidaAzaleia—Mi señor emperador….ella no tiene ni idea de la profecía. Es solo una mujer… es obvio que el Duque jamás le compartió nada. Tampoco tiene el anillo… el imbécil de Haggard menos aún…— dice en voz baja. —¿Qué quiere decir?— dice el emperador. Está agachado mirándome como si yo fuera un ratón que quiere aplastar con la suela de sus botas. —Quiero decir su alteza que… la necesitamos… lo menos dañada posible. Sin heridas, ni marcas visibles, para que los nobles no tengan ideas y su nuevo esposo esté contento— dice el Barón. —Felicitaciones Duquesa… es una mujer viuda, pero no se preocupe… no por mucho tiempo. Su nuevo esposo la espera próximamente. Estoy seguro de que la agradará su futuro— El hombre no me deja ni contestar porque me toma por la cara, presionando mis mejillas con sus dedos, y acercando mi rostro al suyo. —Es una mujer sola, desamparada… pero ahora va a estar bajo el ala protectora del imperio mismo… yo me encargaré de que esté perf