AzaleiaÉl dijo que se iba a casar conmigo. Es todo en lo que podía pensar. Brock va a ser mi esposo. De todos los desenlaces este es el menos pensado. ¿Por qué un hombre que juró que no se casaría… especialmente conmigo, finalmente accedió a hacerlo?No se ha pedido mi mano, ni se ha hecho un compromiso formal, él solo ha accedido a mí porque no había otra opción. Siquiera me han preguntado qué pienso, no tengo más opción. —Sabe que tuvo mucha suerte, ¿no?— me dice Dashi mientras me arreglaba.—¿Tú lo crees?— pregunto casi esperanzada. —Claro que sí. Sé que el señor Brock es un hombre… complicado. Si es bastante salvaje y tiene una fama terrible. También es de pocas palabras, pero cuidó de usted siempre. Y hasta último momento sigue protegiéndola. Se ofreció a casarse con usted, aun cuando ambas escuchamos que él nunca se casaría — explica ella, aun bordando mi vestido.—Quizás, pero solo para que las tierras de Bousquet no cayeran en manos erradas. S— —Tiene razón en todo eso… pe
AzaleiaLa celebración dentro del castillo es un banquete, como cualquier cena, solo que está adornado con flores, especialmente azaleas por todas partes. Hay comida y bebida en abundancia. Ha pasado poco tiempo y todos están bailando, riéndose y tomando como si fuera el mejor día. Brock come a mi lado, mirando al resto de las personas. Yo honestamente no puedo ni comer un bocado, estoy más nerviosa que antes, cabizbaja, extrañando de repente el anillo del Duque en mis manos ¿Habré perdido todo? Pienso. Este es solo el comienzo, lo peor todavía está por suceder. —¿Te duele?— me pregunta él de repente, viéndome perdida en mis pensamientos. Yo volteo a verlo, no entendiendo su pregunta y él hace señas a mi pecho. Yo niego con mi cabeza.—Sé que esto no es… lo que deseabas. Quizás a Marchelina la debieron haber prometido a un duque o un barón. También puedes haber soñado con una mejor boda, con mejores circunstancias— dice serio.—Pero yo no tengo nada. Solo una pequeña casa fuera de l
BrockEstúpida boda. Tenía que marcarla con mi medallón y ahora, al soldado más fuerte, el que despedazaba todo con sus manos, aquí le temblaba el pulso por marcarla. Podía ver su pecho subiendo y bajando de forma acelerada, atrapado en el corsé y me volvía loco. Su piel se veía tersa, suave como el terciopelo, delicada y yo estaba a punto de dañarla. Con una mano terriblemente temblorosa aplique mi marca. ¿Para qué alguien querría ser un Haggard? ¿Pertenecer a esta horrible familia y legado? Su pequeño corazón bombeaba enloquecido y su piel ardía en mi mano, tan deliciosa, tan pura. Podría haberme quedado aquí para siempre. Prometo que lo haría si pudiera, sentirla bajo mi mano, ver su cara sonrojada, sus ojos castaños como ámbares. Cuando me tocaba a mí tuve que vergonzosamente desabrochar mi chaqueta y camisa, mostrar todas mis cicatrices, mi cuerpo dañado en batallas. Esperaba ver su cara de descontento, de desagrado, pero una vez más ella me sorprendía, se veía curiosa y hast
LayneUn pequeño animal, no llegaba ni a la tercera parte de mi mano, cuerpo todo oscuro, como con una armadura, solo tenazas y patas básicamente. Pero capaz de hacer un profundo daño. Un veneno tan potente que dejaría a un humano muerto en cuestión de segundos, con un dolor y agonía inexplicable. Estaba en una pequeña caja de cristal en el escritorio del duque de Miraes. Mitad vivo, mitad muerto. Era una pequeña arma dispuesta como casualidad en los aposentos de mi familia. Una tragedia.Pensaba que todo iba a ir bien. Brock estaba casado, aún no lo podía creer, y era Duque, ni más ni menos. Francamente, esperaba las felicitaciones de mi tío, su hijo más terco, excelentemente casado y Duque. Su hermano Heral, el gran heredero, estaría muerto de envidia. Dos pájaros en un solo tiro se podría decir.Y más que eso, su nueva esposa era encantadora, tranquila, una falsa Duquesa, pero nadie lo sabía sino nosotros. Si eso no era poco, yo estaba convencido de que él tenía sentimientos por el
Azaleia—Créame que realmente ha tenido mucha suerte. Ese escorpión no era cualquier cosa. He visto como matan a un caballo de un solo pinchazo, pero jamás los había visto en estas tierras— me decía Dashi mientras me preparaba para dormir. —Pues es todo gracias a Till. Eres un muy buen zorrito me has salvado la vida— le digo a Till mientras le hago cariño y rasco detrás de sus orejas, algo que parece encantarle — Y pensar que querían alejarte de mí. Eres el mejor guardián, el mejor zorrito del mundo— le digo de forma cariñosa y juraría que me entiende por qué casi que lo veo sonreír. —Tienen una buena conexión, además usted también la salvo la vida a él. Los animales entienden eso, y los zorros son muy leales— exclama Dashi sonriendo viendo nuestra interacción.—¿Sabe? Solo a los nobles se le suelen acercar las criaturas así y tienen ese tipo de interacción. Till es adorable, pero no es un animal doméstico. Solo la sangre noble logra domesticar hasta las más feroces bestias — dice e
BrockSalir de Miraes me daba una tranquilidad inmensa, si bien los caminos son peligrosos, estar encerrado me agobiaba, y si además tenía que compartir paredes con la desgracia que es Blatta, y sin saber si teníamos otros enemigos cerca, mucho peor. No hubo más intentos de meterse con nosotros.Había intentado que los criados hablaran, los había amenazado, algunos se habían asustado tremendamente y lo único que hice fue aparecerme en la cocina, en los pasillos, nada más. Lo juro. Roldán ya casi me veía con miedo, obvio que hacía esto sin que Layne supiera. Ya había dejado de preguntarme los porqués, ella parecía calmar la bestia en mí, por qué era tan vital que ella estuviera conmigo, no solo sana y salva, sino feliz. La realidad es que no debería importarme si algo le pasaba a mi esposa, al fin y al cabo yo no quería una esposa, odiaba el matrimonio desde cualquier punto de vista. Pero no podía dejar de engañarme, ella me importaba. Además, había hecho un juramento por ella, cuidar
Brock Con los gritos de Azaleia en segundos había varios hombres en la habitación. Yo la tenía en mis brazos, sentada en mi regazo, abrazándola y cubriéndola para que nadie la viera en su camisón y ella no presenciara el desastre que es nuestro cuarto. En minutos entra Layne por la puerta mirando a Dashi, el primer cadáver, a mí y a Azaleia, el segundo cadáver, en ese orden. —Por la noche misma y sagrada… ¿Alguien me puede explicar qué rayos ha ocurrido?”— pregunta, sus ojos casi saliéndose de la cara mientras Dashi revisa a su víctima, la que por cierto ha matado casi sin parpadear, y Roldán revisa el que yo maté, sacando y devolviéndome mi cuchillo. —Señor… —me dice Dashi y veo asomándome, sin soltar a mi esposa de mis brazos que se aferra a mi cuello, a mis brazos y a mi camisa con una fuerza imposible. Lo veo claramente en el pecho de la víctima que me muestra Dashi mientras sostiene la camisa abierta: un círculo en llamas en color rojos y anaranjados, el sello del sol. Así
AzaleiaDespués del susto de en la posada, nunca más dormí separada de Brock, si es posible dormíamos más cerca el uno del otro. Él solía abrazarme desde atrás como si yo fuera su almohada personal, colocando sus manos a mi alrededor, atrapándome, envolviéndome completamente entre sus brazos, y yo dudaba si había un mejor lugar en el mundo que ahí, cerca de él. Sentía su respiración y el movimiento de su pecho en mi espalda. Su barba a veces me daba cosquillas y su aliente se sentía cálido cerca de mí. A veces creía sentir que acariciaba mi cabello y besaba mi frente, otras veces pensaba que él no dormía del todo.Quería sentirme incómoda de este acercamiento, pero la realidad es que éramos esposos, hicimos un juramento de honor frente a la sacerdotisa, éramos uno ahora. Y se sentía tan bien que solo quería acercarme a él, que él me tomara la mano, que me ayudara a bajar del caballo, que me tomara en sus brazos como cuando nos atacaron y me sentó en su regazo. Pero… él pasaba el res