BrockEstúpida boda. Tenía que marcarla con mi medallón y ahora, al soldado más fuerte, el que despedazaba todo con sus manos, aquí le temblaba el pulso por marcarla. Podía ver su pecho subiendo y bajando de forma acelerada, atrapado en el corsé y me volvía loco. Su piel se veía tersa, suave como el terciopelo, delicada y yo estaba a punto de dañarla. Con una mano terriblemente temblorosa aplique mi marca. ¿Para qué alguien querría ser un Haggard? ¿Pertenecer a esta horrible familia y legado? Su pequeño corazón bombeaba enloquecido y su piel ardía en mi mano, tan deliciosa, tan pura. Podría haberme quedado aquí para siempre. Prometo que lo haría si pudiera, sentirla bajo mi mano, ver su cara sonrojada, sus ojos castaños como ámbares. Cuando me tocaba a mí tuve que vergonzosamente desabrochar mi chaqueta y camisa, mostrar todas mis cicatrices, mi cuerpo dañado en batallas. Esperaba ver su cara de descontento, de desagrado, pero una vez más ella me sorprendía, se veía curiosa y hast
LayneUn pequeño animal, no llegaba ni a la tercera parte de mi mano, cuerpo todo oscuro, como con una armadura, solo tenazas y patas básicamente. Pero capaz de hacer un profundo daño. Un veneno tan potente que dejaría a un humano muerto en cuestión de segundos, con un dolor y agonía inexplicable. Estaba en una pequeña caja de cristal en el escritorio del duque de Miraes. Mitad vivo, mitad muerto. Era una pequeña arma dispuesta como casualidad en los aposentos de mi familia. Una tragedia.Pensaba que todo iba a ir bien. Brock estaba casado, aún no lo podía creer, y era Duque, ni más ni menos. Francamente, esperaba las felicitaciones de mi tío, su hijo más terco, excelentemente casado y Duque. Su hermano Heral, el gran heredero, estaría muerto de envidia. Dos pájaros en un solo tiro se podría decir.Y más que eso, su nueva esposa era encantadora, tranquila, una falsa Duquesa, pero nadie lo sabía sino nosotros. Si eso no era poco, yo estaba convencido de que él tenía sentimientos por el
Azaleia—Créame que realmente ha tenido mucha suerte. Ese escorpión no era cualquier cosa. He visto como matan a un caballo de un solo pinchazo, pero jamás los había visto en estas tierras— me decía Dashi mientras me preparaba para dormir. —Pues es todo gracias a Till. Eres un muy buen zorrito me has salvado la vida— le digo a Till mientras le hago cariño y rasco detrás de sus orejas, algo que parece encantarle — Y pensar que querían alejarte de mí. Eres el mejor guardián, el mejor zorrito del mundo— le digo de forma cariñosa y juraría que me entiende por qué casi que lo veo sonreír. —Tienen una buena conexión, además usted también la salvo la vida a él. Los animales entienden eso, y los zorros son muy leales— exclama Dashi sonriendo viendo nuestra interacción.—¿Sabe? Solo a los nobles se le suelen acercar las criaturas así y tienen ese tipo de interacción. Till es adorable, pero no es un animal doméstico. Solo la sangre noble logra domesticar hasta las más feroces bestias — dice e
BrockSalir de Miraes me daba una tranquilidad inmensa, si bien los caminos son peligrosos, estar encerrado me agobiaba, y si además tenía que compartir paredes con la desgracia que es Blatta, y sin saber si teníamos otros enemigos cerca, mucho peor. No hubo más intentos de meterse con nosotros.Había intentado que los criados hablaran, los había amenazado, algunos se habían asustado tremendamente y lo único que hice fue aparecerme en la cocina, en los pasillos, nada más. Lo juro. Roldán ya casi me veía con miedo, obvio que hacía esto sin que Layne supiera. Ya había dejado de preguntarme los porqués, ella parecía calmar la bestia en mí, por qué era tan vital que ella estuviera conmigo, no solo sana y salva, sino feliz. La realidad es que no debería importarme si algo le pasaba a mi esposa, al fin y al cabo yo no quería una esposa, odiaba el matrimonio desde cualquier punto de vista. Pero no podía dejar de engañarme, ella me importaba. Además, había hecho un juramento por ella, cuidar
Brock Con los gritos de Azaleia en segundos había varios hombres en la habitación. Yo la tenía en mis brazos, sentada en mi regazo, abrazándola y cubriéndola para que nadie la viera en su camisón y ella no presenciara el desastre que es nuestro cuarto. En minutos entra Layne por la puerta mirando a Dashi, el primer cadáver, a mí y a Azaleia, el segundo cadáver, en ese orden. —Por la noche misma y sagrada… ¿Alguien me puede explicar qué rayos ha ocurrido?”— pregunta, sus ojos casi saliéndose de la cara mientras Dashi revisa a su víctima, la que por cierto ha matado casi sin parpadear, y Roldán revisa el que yo maté, sacando y devolviéndome mi cuchillo. —Señor… —me dice Dashi y veo asomándome, sin soltar a mi esposa de mis brazos que se aferra a mi cuello, a mis brazos y a mi camisa con una fuerza imposible. Lo veo claramente en el pecho de la víctima que me muestra Dashi mientras sostiene la camisa abierta: un círculo en llamas en color rojos y anaranjados, el sello del sol. Así
AzaleiaDespués del susto de en la posada, nunca más dormí separada de Brock, si es posible dormíamos más cerca el uno del otro. Él solía abrazarme desde atrás como si yo fuera su almohada personal, colocando sus manos a mi alrededor, atrapándome, envolviéndome completamente entre sus brazos, y yo dudaba si había un mejor lugar en el mundo que ahí, cerca de él. Sentía su respiración y el movimiento de su pecho en mi espalda. Su barba a veces me daba cosquillas y su aliente se sentía cálido cerca de mí. A veces creía sentir que acariciaba mi cabello y besaba mi frente, otras veces pensaba que él no dormía del todo.Quería sentirme incómoda de este acercamiento, pero la realidad es que éramos esposos, hicimos un juramento de honor frente a la sacerdotisa, éramos uno ahora. Y se sentía tan bien que solo quería acercarme a él, que él me tomara la mano, que me ayudara a bajar del caballo, que me tomara en sus brazos como cuando nos atacaron y me sentó en su regazo. Pero… él pasaba el res
Azaleia—Creo que él nunca volvió Dashi. Me dejó sola y nunca volvió— decía yo con tristeza. Ella me miraba al espejo sin saber qué decirme mientras me peinaba. —Por lo que usted comentó… parecía que su esposo estaba en problemas, quizás el Conde lo retuvo y llegó muy tarde y no quiso molestarla— me decía Dashi. Era una posibilidad, pero algo dentro de mí nacía. Cálmate Azaleia, no tienes ni un día aquí… solo hay que esperar.Dashi me sonreía, dándome los últimos detalles a mi peinado, colchándome algunas joyas. Quería hoy revisar todo el castillo, conocer donde estaba para no perderme. Dashi me acompañó con Till hasta el gran comedor para ir a desayunar, luego de que unos criados nos dijeron como llegar y me dejó ahí, casi temblando.—Usted puede con esto y más señora— me decía ella dándome ánimos, mientras Till casi ronroneaba. Ella lo iba a dejar afuera un rato para que conociera la zona, Areta estaría con él así que no habría peligro. Era la primera vez que me vería con el resto,
Brock—¿Sabes lo que me dijo el mocoso ese? Que mi esposa se está desvaneciendo, que jamás la había visto tan mal y que era completamente mi culpa ¡Me regañó el muy imbécil! ——Ohhh — dice mi primo. Por unos segundos el silencio casi me ensordece y volteo a hablarle.—¡Habla Layne! ¡Dime lo que piensas de una vez! ¡Puedo escuchar como estás en desacuerdo con lo que digo sin siquiera decir nada!— le digo casi gritando. Por la diosa no debí volver nunca a este lugar está sacando lo peor de mí. —Debe ser difícil adaptarse a un lugar… casi sola, sin apoyo— dice él, luego traga saliva y me mira a los ojos— Está cada vez más melancólica Brock… come poco y ya casi ni viene a las cenas. Creo que definitivamente ha adelgazado y está pálida— dice definitivamente.—¿Lo que está pasando?— pregunto obstinado. Él asiente.—Sé que quieres evitar que ella sufra… pero el sufrimiento varía de persona a persona Brock— ahí casi que exploto. Me acerco cara a cara a él con odio, siento mis venas palpitar.