Azaleia—Creo que él nunca volvió Dashi. Me dejó sola y nunca volvió— decía yo con tristeza. Ella me miraba al espejo sin saber qué decirme mientras me peinaba. —Por lo que usted comentó… parecía que su esposo estaba en problemas, quizás el Conde lo retuvo y llegó muy tarde y no quiso molestarla— me decía Dashi. Era una posibilidad, pero algo dentro de mí nacía. Cálmate Azaleia, no tienes ni un día aquí… solo hay que esperar.Dashi me sonreía, dándome los últimos detalles a mi peinado, colchándome algunas joyas. Quería hoy revisar todo el castillo, conocer donde estaba para no perderme. Dashi me acompañó con Till hasta el gran comedor para ir a desayunar, luego de que unos criados nos dijeron como llegar y me dejó ahí, casi temblando.—Usted puede con esto y más señora— me decía ella dándome ánimos, mientras Till casi ronroneaba. Ella lo iba a dejar afuera un rato para que conociera la zona, Areta estaría con él así que no habría peligro. Era la primera vez que me vería con el resto,
Brock—¿Sabes lo que me dijo el mocoso ese? Que mi esposa se está desvaneciendo, que jamás la había visto tan mal y que era completamente mi culpa ¡Me regañó el muy imbécil! ——Ohhh — dice mi primo. Por unos segundos el silencio casi me ensordece y volteo a hablarle.—¡Habla Layne! ¡Dime lo que piensas de una vez! ¡Puedo escuchar como estás en desacuerdo con lo que digo sin siquiera decir nada!— le digo casi gritando. Por la diosa no debí volver nunca a este lugar está sacando lo peor de mí. —Debe ser difícil adaptarse a un lugar… casi sola, sin apoyo— dice él, luego traga saliva y me mira a los ojos— Está cada vez más melancólica Brock… come poco y ya casi ni viene a las cenas. Creo que definitivamente ha adelgazado y está pálida— dice definitivamente.—¿Lo que está pasando?— pregunto obstinado. Él asiente.—Sé que quieres evitar que ella sufra… pero el sufrimiento varía de persona a persona Brock— ahí casi que exploto. Me acerco cara a cara a él con odio, siento mis venas palpitar.
Brock—¡Ella estaba conmigo, tío! ¿Qué pensabas?— me increpa Roldán y ni siquiera le respondo — ¡Estaba triste y le prometí ver el bosque! ¡Estaba feliz por primera vez desde que llegó aquí! Incluso, creyó ver el puma, estaba que lloraba de felicidad, le dije que yo iba a ver el otro extremo y la dejé unos minutos sola ¡Hasta que llegaste tú!——Bueno Roldán, basta de reclamarle a tu tío. Sé que adoras a tu tía, pero…. Brock, no sabía qué pasaba. Teníamos que ver a tu abuelo y de repente ella no estaba, se asustó y…——¿Y por qué no se asustaba cuando no la tenía bajo su mirada? ¿Cuándo la abandonó por días? ¡Ni siquiera dormía con ella!— sigue gritando Roldán y ahora me tengo que aguantar la mirada de Layne.—Brock…——¡Esta familia es un infierno! ¡Ella es la única que puede darle un poco de luz! Pero tú vienes y metes la pata ¡A lo grande!— me confronta el mocoso apuntándome con el dedo. Roldán está iracundo, enrojecido de la rabia como jamás lo vi, nunca me gritó, ni me encaró.—Me h
Layne Brock tenía completamente razón. Teníamos problemas mucho más importantes que estar aquí hablando con el Conde. Blatta había escapado de una fortaleza como era el castillo del Duque de Miraes en poco tiempo, eso no era una buena señal. Y, sin embargo, aquí estábamos, preocupándonos por “defendernos” de mi tío. Podía entender la aprensión de Brock de traer a su esposa a semejante encuentro, el Conde se la podría comer viva. Era una chica sencilla, pequeña y que, como solo pocos sabemos, es una criada finalmente. Y como ahora ella era familia, y nada más y nada menos que la esposa de su hijo menos querido… la situación iba a ser peor que nunca. El escenario tampoco era ideal. En el cuarto estaba una gran cantidad de animales que él entretenía y cuidaba. Los nobles se caracterizan por tener un excelente acercamiento a los animales y mi tío se vanagloriaba con eso. Él quería ser el más noble de todos los nobles, que se supiera que su sangre era la más pura de todos. Sin embargo
Brock—Y-yo… — dice ella titiritando entre dientes. La tengo sentada en mi regazo, casi acunándola, ella suda frío y los mechones frente a su cara están pegados a su rostro. Está aún nerviosa y los sucesos de hace minutos siguen retumbando en mi cabeza, mientras yo acaricio su cabello y la atraigo hacia mí, la siento temblar en mis brazos y esto no me gusta para nada. Estamos en su habitación y todos tienen cara de preocupación. Roldán está sentado en una silla con cara de que vio un fantasma y Layne tiene plumas de pájaros en su generalmente impoluto, traje negro. Todos parecemos haber salido de una tormenta, de casualidad vivos—Esposo y-yo…— —Azaleia…tranquila— le susurro acariciándole la cara. Su pecho sube y baja con rapidez. Acaricio su cuello y coloco mi mano sobre su pecho, en su corazón, es como un caballo galopando con desesperación. Miro a Dashi y ella asiente preocupada.—J-juro q-que n-n-no sé q-que pasó…— dice con voz queda. —Lo sé florecita… fuiste muy valiente ¿Lo
AzaleiaFrancamente, no sabía qué había sucedido. Lo que le había dicho al Conde era exactamente lo que pensaba, ni más ni menos. Por la respuesta que generaba en él y en el hermano de Brock, supongo que era correcta mis conclusiones. Yo no seré una mujer que ha viajado por el mundo y muchos piensan que soy solo una chica ingenua, pero hay una cosa que claramente lo sé.Una Bousquet jamás se arrodillaría a una casa menor, no importa si fuera la casa de mi esposo. Y las lealtades entre las casas son importantes. Obviamente que con el matrimonio las casas Bousquet y Haggard se unían; sin embargo, mi lealtad seguía siendo a Bousquet, que en este caso estaría representada por mi esposo. De manera que era como un juego cerrado en donde no tenía escapatoria, mis lealtades, mi casa, mi hogar, todo… llegaba a Bousquet y Brock. Después de días sin verme ni hablarme de repente me confesaba que su intención siempre había sido era alejarme de su padre y la realidad es que podía entender por qué.
Brock Mi casa era segura y solo me enfocaba en mudarnos ahí en cuanto estuviera lista. La espera me mataba, los espías de Layne iban y venían de un lado a otro pero sin noticias. Inclusive no podían encontrar nada sobre la casa Blatta ¿Qué demonios sucedía? Sentía que por donde miraba salía un enemigo ¡Y ni siquiera estaba considerando aún los peligros que los ejércitos del emperador puedan traer! Así que una vez que ella se recuperó, me dispuse enseñarle un poco de como sobrevivir un ataque. Con Roldán practicábamos cerca del bosque, como para animarla un poco más. Mi sobrino era bueno para esto, él mismo estaba aprendiendo, así que no era suficientemente duro con ella en sus intentos de ataque, pero, a la vez, era firme. Ella era bastante rápida y ágil debía de reconocerlo, pero no tendría oportunidad con un tipo grande como Layne, Blatta o yo. Esa idea me hacía un nudo en el estómago. Luego, en un pequeño claro preparo, todo arcos y coloco de diana una tela en un árbol. Roldán
Azaleia —Ella estaba aquí Dashi… ¡Afuera de mi habitación! ¿Puedes creerlo? ¡Esperándolo! ¡Como si nada!— estaba entre nerviosa, molesta, quería salir a gritar, pero no podía, era una dama. —Lamento no haber estado aquí señora, le hubiese mostrado a esa tal rubia que no debe meterse con nosotros— me decía ella mientras arreglaba mi cabello, Dashi parecía tan poco feliz con ese encuentro como yo. —Lo peor Dashi… es que daba a entender que…que…— no podía ni decirlo, quería sentarme a llorar o gritar, o lanzarme en una esquina abrazando mis rodillas. Till parecía nervioso por mí y corría de un lado a otro de la cama. Hasta las serpientes se agitaban. Ya me había encariñado con ellas, Solían dormir en la mesa de mi cuarto, en una cesta que les trajo Dashi y cuando salía las llevaba a pasear. Debo decir que eran pequeñas y hermosas, no tenía idea de si eran hembras, pero les coloqué Lina y Nila. —Ella… sabía donde dormía mi esposo cuando él no estaba conmigo… sabe que no dormíamos j