Van diez minutos, calculo mirando el reloj.Dina tiene diez minutos en el baño y sigo tan empalmado como cuando entró.La puerta del baño se abre y yo sonrío abiertamente al ver a mi esposa salir con la bata de baño.— ¿Estás listo?—pregunta ella y la veo subir una pierna dramáticamente, apoyando su pie sobre el colchón.Su movimiento me permite ver un poco del encaje rojo que envuelve mi regalito y yo sonrío, asintiendo efusivamente; pues temo que si hablo, note la ronquera causada por la excitación que siento en este momento.Dina sube a la cama de un salto y el movimiento envía una pequeña punzada a mi herida, pero la ignoro.—Quiero hacerte un… Pequeño regalo, amor. —dice mi esposa y sin quitarse la bata pone sus manos en mis caderas y me ayuda a salir del jogger de algodón.—Tú también tienes que quitarte la ropa. —indico sintiéndome terriblemente impaciente.—Ya te dije que yo mando, Daniel. —dice ella mandona y yo gimoteo.—Amor. —pido casi rogando y ella suspira poniendo los o
— ¡Son las nueve, Daniel!—grito desesperada. — ¿Por qué no me llamaste? ¡No puedes hacerme llegar tarde al trabajo a propósito!—le pregunto entrando al baño y él no responde. — ¡Daniel!—exclamo esperando una respuesta.Él se mantiene en silencio.Cierro la puerta con seguro al entrar porque lo conozco.De seguro que viene a tentarme para otra ronda de sexo en el baño… ¡No pienso llegar más tarde de lo que ya voy al trabajo!Estoy segura de que se molestó porque no acepté quedarme en la cama, pero no me importa.¡Él sabe lo delicada que está mi situación con Carlos y el trabajo!¿Lo hizo a propósito?Salgo aseada y lista del baño, pensando en todas las cosas que debo hablar con Daniel.Y me quedo pasmada allí, porque lo primero que veo es a mi esposo, deliciosamente desnudo como vino al mundo, y cruzado de brazos en la cama.Su amigo está ahí, al aire libre y a él parece no importarle.Está mirándome ceñudo.—Daniel. —le digo con seriedad.Él se encoge de hombros, demostrando que está
Jodida mierda.¿Qué acabo de ver?¿Lucas acaba de… regañar a mi hija?Y más importante aún, ¿mi hija no lloró, sino que simplemente le obedeció en mi propia cara?—Joder con el enano y su carácter. —susurro, más para mí que para alguien más, sintiendo que extrañamente puedo estar tranquilo.Con ése carácter, éste niño tendrá a mi hija controlada en caso de que yo no esté.Porque como que me llamo Daniel Carnelutti que mi hija es fuego puro.Su actitud de niña buena es sólo una faceta suya, los Carnelutti somos fuego que no se extingue.—Iré a la entrevista, papá. —informo, a mi padre al tiempo que Lucas regresa a darle toda su atención a Daniela.—Está bien, ¿Tienes todo listo? Es una naviera de San Francisco que tiene una oficina departamentaria acá. —explica y yo asiento al tiempo que él verifica que mi corbata esté en orden.Me da un abrazo rápido.—Me hacen muy orgulloso, ambos. Tu hermano y tú, a pesar de que he cometido muchos errores, me siguen amando y demostrando que no impor
Veo pasar un taxi vacío y le saco la mano.Pasa de largo.Es de noche, ya tengo hambre, estoy cansado y encima ningún taxi se detiene.Veo otro taxi, el hombre también me está mirando, así que le saco la mano, llamándolo.El taxista me mira y parece que va a detenerse, pero lo veo mirar a algo detrás de mí y en lugar de detener el auto, acelera.Miro hacia atrás y me doy cuenta de que fue un gran error.— ¿Perdido?—pregunta uno de los hombres.Dios mío… ¿La inseguridad jamás se acaba?Continúo caminando y sus pasos siguen escuchándose detrás de mí.Mis nervios aumentan a niveles asombrosos.— ¡Ríndete de una vez, amigo!— grita uno de ellos, detrás de mí y siento cómo me ponen una mano en el hombro, sobre el saco.—Detente y no te golpearemos. —ofrece el otro y automáticamente, detengo mis pasos.Al detenerme, siento cómo me toman de los brazos y comienzan hurgar en mi traje, revisando los bolsillos.Uno de ellos me arranca el maletín de la mano y yo me enojo.—Yo te lo podía entregar
— ¿Qué pasó?—pregunto automáticamente sintiéndome alarmada por la expresión de Pablo.—Hay un problema familiar. —dice él secamente y le da una mirada rápida a Carlos que no me pierdo.Carlos parece entenderlo porque se aclara la garganta detrás de mí.—Yo creo que mejor me voy, nos vemos mañana, Dina. Feliz noche. — se despide y yo me limito a despedirlo moviendo una mano.Lo veo subir al auto y acelerar.Me giro hacia Pablo.—Y a ti, ¿qué coño te pasa, idiota?—pregunto molesta.—No quería decirte nada sobre mí familia frente a ese mequetrefe. —dice y se cruza de brazos.—Desde luego que tienes algún tipo de problema psicológico…—comienzo a decir y me interrumpo. —Dime, ¿qué pasó?—pregunto comenzando a ponerme histérica.— ¡Que Daniel se ha ido a una entrevista de trabajo y éstas son horas que no ha regresado!...—exclama y yo respiro profundo.—Okay, es preocupante, pero ¿no se te ha ocurrido que quizá se le hizo tarde porque logró congeniar con el jefe?—pregunto y Pablo pone los ojo
Escucho las voces suavemente, intercambiando palabras.Decido asearme un poco el rostro, pues me siento bastante sucio.Ha de ser por el tiempo que tengo sin darme un baño.Me lavo el rostro con jabón y luego veo un cepillo dental sin usar y crema dental sobre el mesón del baño.Lo tomo, diciéndome que si llega a haber una queja se los pago como nuevos, pero realmente siento la necesidad de asearme.Cepillo mis dientes con dedicación, decidido a eliminar cualquier rastro de mal aliento y me enjuago la boca.Salgo del baño, sintiéndome ya más fresco y para mi sorpresa me encuentro a Alhelí parada delante de un hombre que jodidamente parece una nevera de doble puerta, de lo gigante que es.Mierda. Si este tipo me quisiera matar, en segundos me tendría hecho papilla.— ¿Te aseaste? ¡Olvidé decirte que te había dejado unas cosas en el baño!—exclama Alhelí y noto que trae una bandeja en las manos. Ella da un paso como si fuera a ofrecerme la bandeja y de pronto veo cómo “Dereck” se atravi
— ¡Mi alma!… ¡Qué bueno que ya estás de pie!—exclama Ludmila, parándose frente a mí y tanteándome el rostro con cariño. Su actitud me hace sentir como si fuera algo que no disfruto desde hace mucho tiempo, ése cariño maternal que te toca directamente el corazón. — ¡Estábamos tan preocupados porque no despertabas!— agrega Ludmila, siendo muy amable y calurosa.Desde el momento en que la vi aparecer, sentí que iba a ser así.Decido que instantáneamente esta mujer me va a gustar se ve amable y tal como se vería la figura de una mujer encargada de la casa.—Ya me logro imaginar… Estoy seguro de que no solo Dereck está puesto aquí para cumplir los deseos de Alhelí. — digo en voz alta y escucho como todos se sueltan en carcajadas.—Pero yo jamás hice nada…—susurra ella sonrojada. —Los maravillosos son ellos que me han mostrado cariño desde que llegué.—agrega, mirando a Daniel como si fuera su mundo.Él gruñe como malhumorado y ella deja de mirarlo, posando su mirada avergonzada sobre el azu
Ella está asomándose disimuladamente detrás de una cortina de las ventanas, observando la salida de Derek.Ésta chica está realmente enamorada.—Así que ahora te dedicas a espiar a las personas a través de la cortina, ¿eh?— le pregunto divertido y la veo dar un salto asustada.— ¡¿Tú que haces ahí?!—pregunta en un grito agudo.Comienzo a reír y ella se sonroja.—No me parece gracioso, la verdad. — responde un poco irritada por mi actitud divertida.—Si tanto te gusta Dereck, ¿por qué no te has atrevido a invitarlo a salir?— pregunto totalmente curioso por su actitud.Han estado muy cerca, por Dios.¿Cómo no iban a dejarse llevar por lo que sienten en cualquier momento?¡Viven en la misma casa, jod3r!—Cla-cla- ¡Claro que a mí no me gusta Dereck!—exclama ella y camina hacia el pasillo, huyendo de mí.— ¿Por qué estás huyendo ahora mismo?—le pregunto, siguiéndola.—Te digo que estás equivocado… Solamente estás creando una idea loca en tu mente para distraerte porque te sientes aburrido