Tony y Dan se volcaron en un insistente ruego para convencer a Débora, la instaban sin tregua, usando todos los argumentos que les venían a la cabeza, para que dijera la verdad.Ella no respondía a ninguna de sus preguntas ni hacía caso de sus ruegos. Permaneció en silencio, ajenas a las súplicas de Daniel que la miraba anhelante. Había adoptado esta postura para poder aislarse y no ceder. Debía ser fuerte por el bien de Daniel. Saber que estaba haciendo lo correcto y que a su amor no le pasaría nada le daba fuerzas suficientes. Tanto el policía como Dan, estaban desesperados. Se acababa el tiempo. -¡Débora por favor! ¡Basta ya de tanta tontería! – gritó Daniel desesperado - ¿Es que no te das cuenta del daña que me estás haciendo? ¿Piensa en mí, piensa en David, piensa en los bebés! ¡Maldita sea! ¡Retráctate de esta estúpida confesión y di quién te está obligando!-Es por ti y por los niños por lo que estoy haciendo esto – afirmó finalmente – y ya basta, estáis perdiendo el tie
Jorge estaba que se lo llevaba el demonio. Que Débora se hubiera entregado no entraba en sus planes. Estaba seguro de que lo había hecho para defender al imbécil de Daniel y no aceptar su proposición. Pero no se saldría con la suya. Nadie se burlaba de él. Conseguiría sacarla de la cárcel, iba a casarse con ella y evidentemente, le haría pagar por haber intentado reírsele en su cara.Margaret en cambio estaba contentísima. La muerte de Rebeca le había proporcionado un dos por uno, sus dos rivales quedaban fuera de combate, y además quedaba automáticamente libre de toda sospecha. Esa noche lo iba a celebrar.A Lisbeth tampoco le disgustaba la opción de que Débora se pudriera en la cárcel por asesina, sería la única forma de perderla de vista, al menos una temporada, pues no dudaba que su hermano, tozudo como el que más tuviera intención de esperarla. Bueno, con un poco de suerte le caerían sus buenos añitos y en ese tiempo ella confiaba en estar ya bien lejos de todos, disfrutand
La sala de vistas se llenó enseguida, la prensa había pedido infinidad de acreditaciones, tantas que se vieron obligados a limitar el nombre de periodistas a uno por medio, así que el resto de los profesionales se quedaron a las puertas en espera de que saltara una noticia bomba o pillar alguna que otra fotografía de la familia Savater que no se prodigaba demasiado. Sólo algunos curiosos lograron tener cabida en ella después de hacer cola desde primera hora de la mañana. A muchos les conmovió la historia del rico hombre de negocios que se enamoró de una joven prostituta inmigrante y se casó con ella, atacaban a la mujer que lo había abandonado y que les impedía estar juntos. Para otros la detenida era una mujer ambiciosa que se escondía bajo una apariencia angelical y que tenía claro su cometido: Enamorar al hombre rico para escalar posiciones y no dudó en acabar con todos los obstáculos que se le pusieron por el camino. Los medios se dedicaron a entablar juicios paralelos. Iban
Los interrogatorios, tanto de la acusada como de los policías que recibieron su declaración, así como de los que cubrían las investigaciones ocuparon el primer día. Eran los únicos testimonios de la fiscalía, Daniel llamó a los empleados que estuvieron custodiando la casa de su madre la noche del asesinato, todos aseguraron que nadie había salido de la casa, presentó también registro de las cámaras de seguridad. El fiscal refutó el testimonio al considerarlo de parte y manipulable. El juez hizo un receso hasta el día siguiente por la mañana en que se haría el alegato final de las partes y quedaría visto para sentencia. Daniel estaba verdaderamente preocupado, a pesar de haber sembrado algunas dudas en el jurado, lo más seguro es que este basándose en la declaración de Débora y sus supuestos motivos “celos por no permitir o retrasar el divorcio” la condenaran. Decidió dar un paso adelante. Mañana en las conclusiones lo haría. Mientras tanto Débora permaneció detenida en las depen
Como era de suponer, y lo que quiso provocar Daniel con esa confesión, el caos se apoderó de la sala de vistas. El jurado se quedó helado, el juez después de su explosión miraba a todos los presentes con expresión pétrea, el fiscal era el único que permanecía impasible sentado en su silla con la mirada fija en el juez esperando una reacción de este. Por supuesto los curiosos y la prensa que asistía a la vista empezaron a murmurar a viva voz, en unos minutos el griterío fue ensordecedor. Los componentes del jurado se unieron también a la algarabía al comentar entre ellos lo que debían hacer, el nerviosismo se había apoderado de la mayoría y discutían a viva voz la inocencia o culpabilidad de la acusada, temían escuchar del juez la orden para retirarse a deliberar: Si la declaraban inocente y el abogado mentía, no podría volver a ser juzgada por el mismo delito y si la declaraban culpable y el asesino era el abogado, estarían cometiendo una gran injusticia. Por suerte para ellos el
Débora era plenamente consciente que no tenía otra alternativa, su plan no había funcionado por la estupidez de Daniel de entregarse, ahora los dos estaban detenidos y sus hijos a la buena de Dios como quien dice. Quizá era la cosa más idiota que habían hecho ambos desde que se conocieron y, decididamente, esa situación no podía demorarse más, así que con su corazón en un puño y consciente que se estaba metiendo en la mismísima boca del lobo aceptó casarse con Jorge. Esperaba, deseaba, anhelaba poder contenerlo, quizá si se sentía seguro y contento por haber vencido una vez más dejaría a Daniel en paz. Ahora sí, quiso estar segura de que no involucraría más a su hermano, así que se lo hizo prometer:-Pero si para liberarme vas a culpar a Daniel olvídate ahora mismo y tampoco voy a permitir que enredes a un inocente. ¿Entendido?Jorge lo prometió sabiendo que no podría cumplir, iba a dañar mucho a su hermanastro, es más ya lo estaba deseando, lo tenía casi a tocar, su venganza defin
Débora y Daniel salían libres justo en el momento en que entraba la madre de Margaret para firmar el papeleo que la autorizaba a recoger el cuerpo de su hija. Evidentemente la mujer no estaba en su mejor momento, había perdido a sus dos hijos y estaba a punto de perder su propiedad. Al verlos salir libres, se alteró mucho y sin pensar lo que decía empezó a increpar duramente a Débora delante de todos los periodistas que estaban esperando fuera para poder captar imágenes de la salida de los protagonistas de esa truculenta historia. La palabra más suave que le dijo fue ramera, y por supuesto, la acusó de ser la culpable de la muerte de sus dos hijos y haber traído la desgracia a su familia…Débora se entristeció mucho, le dolieron esas palabras, miró a su alrededor, sólo encontró el pecho de Daniel para guarecerse. Este la abrazó y protegió de los flases de las cámaras y las preguntas de la prensa. También de la madre de Margaret que intentaba abalanzarse sobre ella para golpearla.
Daniel lo sabía, pero ahora acababa de constatarlo. A Jorge no le importaba Débora ni nada, sólo fastidiarlo a él. Fue su único objetivo desde que eran niños. Se lo recriminó, pero Jorge no estaba por la labor, burlándose de él le remarcó que se estaba repitiendo demasiado. Él siempre guardaba sus cartas y siempre lo había ganado. Consiguió que tuviera la infancia más infeliz posible, lo alejó del cariño de la familia. Ya de jóvenes, las novias no le duraban demasiado, él se ocupaba de ello. Luego le presentó a Rebeca, planeó la boda y luego se la quitó. Ahora había tenido un poco más de trabajo con Débora, pero también se la había robado delante de sus narices y encima obtenía doble botín pues sabia cuanto le importaba la chica, añadió cínicamente que no se confiara porque no se olvidaría de él, seguiría fastidiándolo hasta la muerte de alguno de los dos. Daniel optó por cambiar de táctica y mostrarse también irónico…-No te da pena estar con una mujer que quiere a otro… - le preg