Primeroo del día!!
EmiliaEl maldito lisiado. Lo veo tan claramente en mi mente, con esa sonrisa arrogante, esa mirada llena de superioridad mientras me despoja de lo que me pertenece. Sujeto con fuerza el borde de mi escritorio, mis uñas clavándose en la madera. La rabia me quema por dentro, y me cuesta respirar de la furia que siento. Todo estaba bajo control. Durante años, he trabajado para construir esta vida, para ser la única que controle esta empresa. Y ahora... ahora llega Alessandro Rossi, arrastrando a esa niñata, y de un plumazo, pretende arrebatármelo todo.El teléfono vibra en mi mano, y sin pensarlo dos veces, marco el número de Ramón. Él debe saberlo. Debemos movernos rápido. No hay tiempo que perder.—¿Qué demonios pasa, Emilia? —responde Ramón, su voz cansada y algo irritada al otro lado de la línea.—¡Alessandro! —escupo su nombre con un odio visceral—. El maldito lisiado ha venido a sacarme de la empresa. Ya no hay más tiempo, Ramón. Tenemos que empezar a actuar ahora.Puedo escuchar
ValeriaEl aire frío golpea mi rostro en cuanto salgo de la empresa Fiore. Todo mi cuerpo tiembla, y no estoy segura si es por los nervios o por la adrenalina que aún corre por mis venas. Acabo de enfrentar a mi tía, Emilia. No directamente, no como hubiera deseado, pero lo hice. Y aunque no la confronté como quería, este es el primer paso, y ese simple hecho me llena de una paz inesperada.No puedo creerlo. Por primera vez en mi vida, me mantuve firme ante ella, ante esa mujer que ha controlado mi destino durante años. Pero mientras Alessandro y yo nos dirigimos hacia el coche, esa paz comienza a mezclarse con una inquietud que no puedo ignorar. ¿Por qué me pidió salir de la oficina? ¿Qué fue lo que realmente pasó entre ellos cuando me dejó afuera?Nos acomodamos en el asiento trasero del coche, y el silencio entre nosotros se vuelve insoportable. El rugido del motor se mezcla con mis pensamientos dispersos. No puedo quedarme con la duda.—¿Qué le dijiste a Emilia cuando se quedaron
Valeria Mis paalbras están flotando en medio de ambos y mi corazón parece estar corriendo una maratón.Ahora Alessandro parece más confundido que nunca.—Bueno, vas a tener que ser más específica, porque no estoy entendiendo una m****a. ¿Qué se supone que hice ahora?Cierro los ojos por un segundo, decidiendo que ya es hora de ser valiente. Si esto va a ser el fin de lo que sea que haya entre nosotros, entonces que así sea. Respiro hondo y abro los ojos, encontrándome con su mirada intensa.—No has hecho nada malo —le digo, mi voz baja pero firme—. Todo lo contrario, y es justamente por eso que no estás siendo justo.Alessandro se queda en silencio, y antes de que pueda interrumpirme, continúo.—Me has dicho que no puede haber sentimientos en este matrimonio. Que podemos ser amigos, socios, compañeros… pero no puede haber amor. —Las palabras salen atropelladas, pero no puedo detenerme ahora—. Sin embargo, me has defendido cuando me han lastimado. Me has protegido cuando han querido h
AlessandroUn desastre. No hay otra forma de describir lo ocurrido con la mocosa y esta vez tengo que admitir que no estuve en mi mejor momento.“Amabilidad y empatía” Joder, hasta yo puedo aceptar que lo que hay entre los dos es mucho más que eso, pero la verdad es que no quiero hacerlo, No puedo, porque aceptarlo sería hacerlo real.Y es que ya han pasado tres días desde aquella m*****a discusión con Valeria, y cada vez me siento más frustrado. Desde entonces, he estado quedándome hasta tarde en la empresa, intentando ahogar mis pensamientos en trabajo, pero ni siquiera eso parece funcionar. Cada vez que llego a casa, Valeria ya está dormida, y aunque compartimos el mismo techo, parece que estamos más distantes que nunca. Las pocas veces que hemos hablado han sido exclusivamente sobre Emilia y cómo, sorprendentemente, cedió a dejarle la presidencia de la empresa a Valeria sin pelear. Esa mujer siempre tiene una jugada oculta, y el hecho de que se haya rendido tan fácilmente me tien
ValeriaLos últimos tres días han sido una pesadilla. No sé cómo es posible que todo lo que había empezado a construirse entre Alessandro y yo se haya desmoronado tan rápido. Es como si todo lo que habíamos avanzado se hubiese evaporado de la noche a la mañana. Y aunque intento convencerme de que debería importarme menos, la verdad es que duele mucho más de lo que imaginaba. Acepto que he empezado a desarrollar sentimientos por Alessandro, pero jamás pensé que su rechazo me pudiera afectar tanto. Es como si, de repente, me hubiese arrancado algo dentro.Estoy en el jardín de la casa, el lugar que se ha convertido en mi refugio. Las flores a mi alrededor me brindan algo de paz, pero no la suficiente. Hoy recibí la visita del abuelo Rossi, lo cual me ayudó a olvidarme por un rato de todo el caos que llevo dentro. Aunque odio mentirle. El anciano me ha cautivado por completo, y los recuerdos de mi infancia, aquellos días en que él me llamaba “la pequeña princesa Rossi”, han regresado casi
AlessandroLlego a la casa tan rápido como el límite de velocidad legal se lo permite a Lorenzo. Las palabras del abuelo no se alejan de mi cabeza ni un segundo y solo consiguen que la rabia que tengo dentro se intensifique al pensar en la mocosa con otro hombre.Es que para empezar ¿Cómo es que Rosa lo dejó entrar?Un gruñido sale de mi y odio más que nunca tener que moverme en esta m*****a silla de ruedas, cuando lo único que quiero es llegar lo más rápido posible hasta Valeria.Cuando entro en la sala veo como los ojos de Rosa se quedan fijos en mí y ni siquiera espero a que me diga algo antes de preguntar:—¿En dónde está?—la pregunta ha salido con una calma que contrarresta totalmente con lo que estoy sintiendo por dentro.Por la forma en la que Rosa me mira, sé que ella sabe que mi calma es superficial, sin embargo no duda un instante en levantar una mano y señalar hacia el fondo antes de decir:—En el jardín trasero.No lo pienso más y muevo la silla de ruedas hacia allá, pero a
AlessandroNo puedo sacudirme la rabia que corre por mis venas. Todo en mi vida se siente como un maldito caos últimamente, y la situación con Valeria no hace más que empeorarlo.Estos últimos días, desde que discutimos, he intentado mantenerme ocupado, pero la realidad es que estoy dando vueltas en círculos. Ella me evita, se encierra en la habitación temprano, y lo peor es que no puedo dejar de pensar en ella. En su mirada herida, en cómo mis palabras la afectaron. Sé que fui cruel, pero no sé cómo arreglar esto.Llamo a Matteo para intentar aclarar mi mente, al menos un poco. Necesito hablar con alguien que no esté dentro de mi cabeza.—¿Qué demonios ha pasado ahora? —pregunta Matteo en cuanto atiende la llamada, su tono cansado pero familiar.Me paso una mano por el cabello, frustrado.—Es Valeria —digo, aunque esas palabras parecen una admisión más pesada de lo que esperaba—. Tuvimos una discusión hace tres días y no hemos podido resolverlo. Hoy, llegué a casa y la encontré abraza
ValeriaEstoy encerrada en lo que solía ser mi antigua habitación, pero ahora se siente como una cárcel. El aire es pesado, cada rincón parece cerrado, opresivo, y el dolor en mi pecho es insoportable. Lo que más duele no es la discusión que tuve con Alessandro hace días. Es algo mucho más profundo, más devastador. Nunca pensé que me estuviera usando. A pesar de todo, había creído que al menos me había sido honesto. Que, cuando me dijo que no debía hacerme ilusiones con este matrimonio, me lo dijo para protegernos a ambos. Pero no, resulta que todo ha sido una mentira.Mi corazón late tan rápido que siento que va a explotar. Intento respirar, pero cada bocanada de aire se siente como una punzada en el pecho. El matrimonio, las razones por las que acepté, todo lo que me dijo... todo fue manipulado. Usó la memoria de mis padres, usó mi dolor y mi nostalgia para convencerme, para envolverme en esta trampa.Siento un nudo en la garganta que amenaza con asfixiarme. La rabia y el dolor me