Hola, hola, cariñitos!!! Aqupi les traigo el primero del día. Gracias por leer y muchos besoooos.
ValeriaHan pasado ya siete días desde que asumí la presidencia de la empresa, y aunque todo ha sido un caos desde entonces, de alguna manera empiezo a encontrar mi propio ritmo. Tal como Alessandro me lo prometió, me inscribió en la universidad de manera virtual, y aunque me siento un poco intimidada por la idea de estudiar mientras llevo la empresa, sé que es lo correcto. Necesito prepararme, demostrarme a mí misma que puedo hacerlo, que no soy solo la niña que siempre fui para Emilia.Algunos de los jefes de área me han apoyado desde el principio, como Jocelyn, mi secretaria, quien ha sido una gran ayuda poniéndome al día con todo. Pero no todos están convencidos de que una "niña", como algunos me llaman a mis espaldas, sea capaz de llevar una empresa de esta magnitud. Sé que hay rumores, susurros de desconfianza y dudas sobre mi capacidad, pero eso solo me empuja a trabajar más duro. No puedo fallar.Mientras reviso algunos documentos sobre los costos que tendría el nuevo prototipo
Han pasado unos días desde que Valeria me lanzó ese desafío de “enamorarla”, y lo admito, estoy completamente fuera de mi elemento. Nunca me consideré un hombre fácil de intimidar, pero esta vez… algo en su forma de mirarme, en su exigencia firme pero justa, me desarma. Estoy perdido. No sé qué hacer, cómo empezar. Es como si todo lo que creía saber sobre conquistar a alguien se hubiera evaporado, dejándome solo con un nudo de ansiedad en el pecho.Estoy en mi despacho en casa hablando con Matteo, buscando algún consejo, aunque sé que esto también le servirá de motivo para reírse de mí.—Nunca pensé que vería el día en que Alessandro Rossi estuviera tan jodidamente desesperado por una mujer —dice Matteo, echándose hacia atrás en la silla con una sonrisa de burla en su rostro—. Y mucho menos por tu propia esposa.Pongo los ojos en blanco, aunque por dentro sé que tiene razón.—Es que no es cualquier mujer —le contesto, apoyando la cabeza en mis manos—. Es Valería. Y no sé cómo actuar s
ValeriaLlego a la mansión con el corazón latiendo a toda velocidad. Hace solo unos minutos, Alessandro me llamó para decirme que Ramón había comenzado a mover sus piezas. El fraude, la traición, todo empieza a encajar, y aunque siempre supe que este día llegaría, la verdad es que no estoy preparada. Aún no sé cómo procesar todo lo que está pasando, y mucho menos lo que significa para mi vida.Mis pensamientos, sin embargo, no son únicamente sobre la venganza. Alessandro... está empezando a colarse en cada rincón de mi mente. Desde que me dijo que me iba a enamorar, no he podido sacármelo de la cabeza. Y lo peor es que está cumpliendo su promesa. Las flores, los pequeños detalles, la forma en que me mira, como si fuera lo más importante para él. Esto me confunde más de lo que puedo admitir.Respiro hondo frente a la gran puerta de la mansión. Necesito despejarme, concentrarme en lo que es importante ahora: mi venganza, la justicia por mis padres, por todo lo que Emilia y Ramón me han
AlessandroLuego de haber revisado todas las grabaciones, pues desde el primer día han habido más, y los movimientos de dinero que Ramón ha estado haciendo la última semana, decidimos movernos con rapidez e inteligencia, por eso ahora estamos: el abuelo, Matteo, ambos Vanucci, Valeria y yo, en el despacho del detective Garza para presentar nuestro caso.El ambiente en el despacho está cargado de tensión. Todos los presentes están aquí para una causa en común, pero el aire está impregnado de emociones contradictorias, frustración y, sobre todo, desesperación. Miro a Valeria mientras se mantiene firme a mi lado, aunque puedo sentir que su cuerpo está tenso. Ella ha pasado por mucho, y aunque sé que es fuerte, esto podría ser el límite.El detective frente a nosotros, un hombre con el rostro curtido y mirada escéptica, no parece convencido de estar aquí. Sus ojos recorren la sala, parándose en cada uno de nosotros con una mezcla de desconfianza.—Señor Rossi —empieza el detective—, le r
AlessandroEl día ha sido largo, agotador y lleno de tensiones que han comenzado a cobrar factura en cada parte de mi cuerpo. No ha sido fácil mantener la calma durante la reunión con el detective, sobre todo cuando Valeria decidió contar todo lo que había pasado con su tía Emilia. Mi rabia aún sigue bullendo por dentro. Pero ahora, al regresar a la casa, siento que lo único que quiero es detener el tiempo, respirar, y encontrar algo de paz, por pequeña que sea.Valeria camina a mi lado, su cuerpo tenso pero en silencio, y no puedo dejar de notar lo cansada que parece. Mientras entramos en la casa, Rosa, como siempre atenta, aparece casi de inmediato con su sonrisa cálida y maternal.—Se ven agotados. ¿Ya cenaron? —pregunta, sus ojos moviéndose entre nosotros con preocupación.Antes de que pueda decir cualquier cosa, la mocosa se me adelanta.—Gracias Rosa, pero no tengo hambre —contesta de inmediato, y haciendo una mueca que claramente intenta ocultar su agotamiento.Sin embargo, no
AlessandroLa sostengo en mis brazos mientras subo las escaleras, sin prestarle atención a sus débiles intentos de soltarse. Valeria está claramente cansada, y aunque sus manos descansan sobre mi pecho, sé que no está del todo cómodo con mi gesto.Pero no me importa. Hoy más que nunca, la necesito cerca de mí, asegurame de que está bien. No me gusta verla enferma. No me gusta que esté mal en ningún sentido.—Alessandro, estoy bien. Puedes soltarme —murmura, con una leve risa entre dientes, como si intentara desviar la atención.Pero no la suelto. Noto que su tono suena más débil de lo habitual, y no me convence. No, esta noche no la dejo sola. "Ni hoy, ni ninguna otra noche si por mí fuera" grita mi mennte yd arme cuenta de ello hace que me tense.¿Cómo pude estar tan ciego?—Te llevaré a la cama y quiero que descanses, mocosa —le digo con firmeza, asegurándome de que no hay margen para discusión.Sus ojos verdes me miran con una mezcla de cansancio y sorpresa, y aunque no dice nada, s
ValeriaLos documentos están frente a mí, esparcidos en la mesa como un rompecabezas que no consigo resolver. Mi cabeza está en todas partes, menos aquí. Llevo ya varios minutos intentando concentrarme, pero las palabras de Alessandro siguen dando vueltas en mi mente. Te quiero, mocosa. Lo dijo con esa seguridad que tanto lo caracteriza, pero yo… aún no sé qué hacer con eso.Sus gestos, su mirada, incluso la forma en que me sostiene cuando estoy a punto de caer, todo me hace pensar que lo dice en serio. Pero aún hay una parte de mí que sigue dudando, que teme entregarse completamente para después descubrir que fue solo otro truco, otra manipulación en este juego sucio que ha sido nuestra vida juntos.Suspiro y cierro los ojos por un momento. Mi corazón late fuerte cada vez que pienso en él, lo que me confunde aún más. ¿Cómo puedo seguir sintiendo todo esto por un hombre que empezó siendo mi enemigo? Lo que está claro es que la indiferencia ya no es una opción. Pero tampoco puedo confi
Alessandro Entro en la empresa de Valeria con una sensación de urgencia que no puedo sacudirme. Lo último que necesito es perder el control por algo tan básico como unos celos, pero cada vez que pienso en Giorgio rondándola, mi paciencia se tambalea. La última vez que vi cómo la miraba… Sé que lo hace. No es solo su amigo. Lo peor es que creo que Valeria no lo ha notado, o peor aún, que lo esté considerando.Llego al piso de presidencia y la primera persona que veo es la secretaria de Valeria. Está hablando por teléfono en voz baja, su mirada va de un lado a otro, casi como si estuviera nerviosa por algo. Apenas me ve, cuelga de inmediato, como una niña pillada en una travesura.—Buenas tardes, señor Rossi —dice recomponiéndose rápidamente, con una sonrisa forzada. Es gracioso, aunque algo me dice que aquí hay más de lo que parece.—Buenas tardes —le respondo con calma—. Vengo a ver a mi esposa.—Oh… ella no está en la oficina en este momento. Salió a almorzar con el señor Vanucci —di