Rebeca
Lo vi devorar casi toda la carne de ese pequeño conejito, yo ya no podía más, tenía que comer algo o volvería a desmayarme.
—¡Espera! No te lo acabes, comeré ese pedacito.
—¡Como ordene la princesa! —Se burló de mi — ¿Quiere que le sirva alguna ensalada o un postre tal vez?
—¡No te burles! Debes entender que no estoy acostumbrada.
—Y tú debes entender que no todas las personas nacemos con los privilegios que tú tienes.
—Lo siento, no quise ofenderte.
—Pues lo hiciste, espero que el equipo de rescate llegue pronto, en cuanto los escuche, saldré corriendo a buscarlos para que deshacerme de ti, no sé dónde tuve la cabeza cuando te saqué del rio, debí dejar que te ahogaras.
—Gracias por salvarme y por curar mis heridas.
—Aquí tengo más analgésicos, debes tomarlos dos veces al día, para evitar que sientas dolor.
—¿Cómo es que sabes tanto?
—Cuando vives como yo, la vida se encarga de enseñarte.
—¿Vives aquí solo?
—Sí, ¿Acaso ves a alguien más?
—¿Por qué eres tan grosero? Eso me gano por querer ser amable con alguien como tú, total ¿A mí que me importa?
—¡Exactamente! ¿Qué le puede importar la vida de alguien como yo, a alguien como tú?
—¿Y cómo soy yo, según tú?
—Hija de padres ricos, presumiendo y gastando el dinero que tú no has ganado, vanidosa, con la única meta en la vida de ir de compras y de conseguir un marido rico, que te de la misma vida que te ha dado tu padre. ¿Me equivoco?
Le contesté furiosa, aunque sabía que no se había equivocado ni un poquito en juzgarme.
—¿Y eso a ti que te importa? ¿Acaso yo tengo la culpa de que mi padre sea rico? Y tampoco tengo yo la culpa de que haya personas como tú, que viven en la miseria.
—Tienes razón, tú no tienes la culpa, la culpa la tienen hombres como tu padre, que, teniendo las posibilidades para hacerlo, niegan a personas como yo, oportunidades de ir al colegio, de conseguir un trabajo, de aprender a ganarse la vida, prefieren lanzarnos una moneda que darnos un empleo.
Al escuchar sus palabras me di cuenta de que era un joven muy desafortunado, resentido con la vida y con la sociedad.
Recordé cuando en alguna ocasión yendo con mi padre en su auto, un muchacho vendiendo flores se acercó y mi padre le arrojó unas monedas al piso —¡Bestias! — Gritó —el gobierno debería encerrarlos a todos, son una vergüenza para la sociedad.
Qué diferente se veía el tema desde otra perspectiva, mi padre, era amable y divertido, pero definitivamente, aunque me doliera reconocerlo, era un hombre que le daba mucha importancia a las clases sociales.
—¡No tienes ningún derecho de expresarte así de mi padre! En dado caso es culpa del gobierno, que no hace nada por crear mejores oportunidades para evitar que haya tantos indi… bueno, personas como tú.
—Jajajaja. ¿Ni siquiera puedes decir la palabra? ¡Vamos! Termina de decir lo que ibas a decir, indigentes.
—¿Sabes cuál es el problema contigo? Que eres un indigente mu arrogante.
—Y tú una niña mimada y caprichosa que no entiende nada de la vida.
Iba a contestarle, pero se salió dejándome con la palabra en la boca, debo reconocer que me sorprendió su forma de hablar, no hablaba como una persona sin estudios, se expresaba correctamente y parecía inteligente […]
Liam
Estaba cansado de pelear con ella, sin duda era hermosa, pero tenía un carácter que volvería loco a cualquiera, fui hasta dónde se encontraba el campamento para ver si alguien había regresado, pero no había nadie, no se escuchaba ruido, para esta hora, yo esperaba ver helicópteros buscando, sin embargo, no se escuchaba nada.
La temperatura estaba descendiendo, parecía que una gran tormenta se acercaba, iba a ser mi primera nevada en la cabaña, seguramente también era el motivo por el cual todavía no había señales de que la estuvieran buscando, era peligroso que los helicópteros se aventuraran a sobrevolar la montaña en medio de la tormenta.
Regresé para prepararme, había reforzado la cabaña, pero todavía no probaba su resistencia y ahora no solo estaba yo, también debía cuidar de esa niña caprichosa.
Cuando entré, ella dormía, seguramente por el efecto de los analgésicos, su piel estaba erizada por el frio y su cuerpo comenzaba a temblar, afuera los copos de nieve habían comenzado a cubrir el bosque con un manto blanco, encendí una fogata, y la cubrí con la piel de oso, era lo más abrigador que tenía, debía mantenerme despierto, no podía permitir que la fogata se apagara, porque moriríamos envenenados por el monóxido de carbono presente en el humo, aun cuando había hecho una especie de chimenea para dejarlo salir, era bastante peligroso por el espacio tan reducido.
—Tengo hambre—balbuceó, era lógico habían pasado muchas horas desde que comimos, ya era de noche, así que su estómago debía estar vacío.
—Rebeca, vamos come un poco, le día una buena porción de frutos y de nueces y los devoró rápidamente.
—¿Cómo te llamas?
—Liam.
—Liam, tenemos un problema, necesito ir al baño.
¡Rayos! No había pensado en eso, ella tenía inmovilizada la pierna y también un brazo, para ello le rompí el pantalón, pero cómo iba lograr que fuera al baño sin lastimarla y sin comprometer sus fracturas.
—No podrás levantarte, y salir.
—Solo quiero orinar, ¿Tienes algún recipiente?
—No, pero espera, tengo una idea, solo que tendrás que tolerar el frio por un momento.
Ya había reparado la silla, así que, con mucho cuidado le rompí el resto del pantalón dejándola solamente en bragas y la senté en la silla.
—Trata de sostener tu pierna con la mano que tienes libre ¿Puedes? Voy a llevarte afuera, te sostendré en el aire por unos segundos y harás lo que tengas que hacer, prometo que no voy a verte.
—Está bien, pero debes quitarme las bragas o las mojaré.
¡Maldición! Nunca en mi vida había visto una mujer desnuda, solo en revistas y libros y no pude evitar sonrojarme.
Cargué la silla y salimos, la espesa capa de nieve me cubría los pies hasta el tobillo.
—¡Rápido o morirás de hipotermia!
Le arranqué las bragas y no pude evitar ver su zona íntima, la tomé por debajo de los brazos y la sostuve en el aire por unos segundos, para que orinara, tomó la tela de las bragas rotas y se aseó lo mejor que pudo, y volvimos adentro, cuidadosamente la volví a colocar sobre el manto de piel de conejo, pero estaba temblando de frío, su rubia cabellera estaba escarchada de blanco, y su chaqueta deportiva estaba empada, y además estaba desnuda de la cintura hacia abajo.
Le quité la ropa mojada, dejándola desnuda por completo, la cubrí con la piel de oso y avivé el fuego para generar calor, pero ella no dejaba de templar, y sus labios se habían puesto morados, sus dientes rechinaban y estaba comenzando a adormecerse, tenía que hacer algo pronto o la perdería por hipotermia, sólo había una forma de ayudarla, y era usando mi calor corporal, ya que yo inexplicablemente había desarrollado la habilidad de regular mi temperatura.
Me quité el suéter que estaba mojado, y el pantalón también, quedé completamente desnudo, y me recosté junto a ella pegando mi cuerpo lo más posible al suyo.
Al sentir mi calor, hundió su rostro en mi pecho, poco a poco dejó de temblar, y se quedó profundamente dormida.
También me quedé dormido, ella se encargó de despertarme abruptamente.
—¿Qué es esto? —Su mano debajo de la piel de oso, se había encontrado con mi miembro completamente erecto —¿Me violaste? ¿Te aprovechaste de que estaba dormida y me violaste?
—¡No, no, no, te juro que no! Me puse rápidamente de pie, sus ojos recorrieron mi cuerpo, sonrojándome, sus mejillas se pusieron totalmente rojas cuando se dio cuenta de que no podía dejar de ver mi virilidad, rápidamente me coloqué el pantalón —Lo siento, de verdad lo siento, yo solo te di un poco de calor, porque estabas a punto de morir de hipotermia.
—Está bien, te creo, solo porque no siento nada diferente en mi cuerpo, supongo que, si me hubieras violado, sentiría algo diferente, también ponte el suéter, te vas a congelar.
Recordé la ropa que había robado, en su campamento y me coloqué la camiseta y una chaqueta deportiva.
—Vaya, te ves muy bien con esa ropa, hasta pareces una persona decente.
—Sí, supongo que las personas solo tienen valor para ti, cuando usan ropa de marca.
—No, no te confundas, te puedes poner toda la ropa de marca que logres robar de los excursionistas, pero nunca serás como ellos.
—Afortunadamente nunca seré como ellos, es increíble que te haya salvado la vida dos veces, y sigas pensando lo peor de mí.
—¿Por qué tendría que agradecerte? Seguramente disfrutaste mucho, restregando tu… cosa esa en mi cuerpo desnudo.
—Jajajaja, ¿Mi cosa esa? ¿Es en serio? Se llama pene, y no, no lo disfruté, pero déjame decirte que eras tú la que se tallaba a mi cuerpo como gata en celo.
—Ni en tus sueños más perversos lograrías que yo quisiera algo contigo.
—¿Estás segura? ¿Podrías jurar que lo que viste no te gustó ni un poquito?
Se sonrojó y volteó la mirada con un gesto de puchero, pero no contestó, estoy seguro de que mi cuerpo desnudo, no le fue indiferente, aunque lo negara.
Rebeca
Fue bastante incómodo que me tuviera que ayudar a orinar, le pedía a dios que pronto me encontraran porque no sabía que iba a hacer si me daban ganas de defecar, no podría soportar la vergüenza.
Dios, ¿Cómo era posible que un chico que vivía en esas condiciones, me gustara tanto? Su cuerpo era perfecto, sus músculos parecían tallados a mano por los dioses del olimpo y su miembro erecto, ya lo quisiera el mejor actor porno que hubiera visto en alguna película.
Si tan solo no fuera un indigente, me podría enamorar inmediatamente de él […]
RebecaLa capa de nieve que cubría la montaña era tan espesa, que hacía imposible que alguien pudiera llegar hasta nosotros, no había manera de que alguna persona, se aventurara a subir hasta allí y arriesgarse a morir de hipotermia, solo para rescatar un cuerpo sin vida, lo más probable, es que todos pensaran que yo, ya había muerto, y no sabía cuánto tiempo iba a pasar aquí atrapada con él.El frio era intenso, pero Liam era muy precavido, tenía una gran cantidad de leña seca y fruta y nueces como para alimentar a un ejército, aun así, decidió salir a revisar sus trampas, yo dudaba que alguna presa hubiera caído, seguramente toda la fauna del bosque estaría refugiada en sus madrigueras, sin embargo, él regresó con un ciervo.Fingía no mirar cuando se quitaba la ropa mojada por la nieve y quedaba com
RebecaLa temperatura estaba bajando, mi cuerpo temblaba de frio, y sentía que me estaba adormeciendo, las noches eran mucho más frías que los días, aun con el fuego encendido, el viento que entraba por las ranuras entre las paredes de la cabaña, me calaba hasta los huesos, no entendía por qué Liam estaba tan tranquilo, cubierto tan solo con una chaqueta deportiva, sobre todo después de haber salido a quitar la nieve del techo, le pedí que se acostara junto a mí, necesitaba su calor corporal, pero además, recostarme en su pecho me hacía sentir segura y protegida.Tímidamente se recostó junto a mí, yo pegué mi cuerpo a él todo lo que pude, con mi camiseta, había improvisado una especie de falda para cubrir mis partes íntimas, pero eso no quitaba que seguía prácticamente desnuda de la cintura hacia abajo.
RebecaLos siguientes días fueron divinos, Liam me mimaba mucho, todos los días, cocinaba un trozo de alce con salsa de arándanos para mí, y lo acompañábamos con algunas nueces y otros frutos, yo perdí la cuenta de cuantos días llevábamos allí atrapados por la nieve, pero ya nunca pasaba frío, el estaba siempre a mi lado para calentarme, hablábamos durante horas, le conté toda mi infancia y sufrí con él, al escuchar toda su historia, pero me entusiasmaba mucho al escuchar sus planes para el futuro, yo estaba segura de que cuando mi padre supiera que él me había salvado la vida en tantas ocasiones, él lo ayudaría a salir adelante, o al menos, eso era lo que quería pensar.Liam marcaba en la madera de la pared cada día, según él, llevábamos ya tres semanas juntos, pero la nieve no disminu&
RebecaCuando el helicóptero aterrizó en el hospital privado de Ontario, sentí una gran emoción, volver a ver a mis padres, que habían pensado que su hija estaba muerta, regresar a casa, dormir en mi cama con calefacción, darme una ducha de agua caliente, cambiarme de ropa y, sobre todo, volver a ver a mis amigos que ya debían estarse preparando para el baile de fin de año.Instintivamente solté la mano Liam cuando vi a mis padres, sentí una profunda pena al ver su rostro, pero debía prepararlos antes de darles la noticia de que él y yo éramos novios y nos amábamos, yo sabía que iba a ser muy difícil que mi padre lo aceptara cerca de mí, y mi madre nunca le iba a llevar la contraria.—¡¡¡Mamá!!! ¡¡¡Papá!!! ¡Volví! ¡Estoy viva!Mis padres corrieron
LiamSalí del hospital con el corazón hecho pedazos, Rebeca no tuvo el valor de defender lo nuestro, y yo no dije nada pora no provocarle un problema con sus padres.La forma en que su madre me miraba, con asco y con desprecio, me hizo sentir peor que una basura, pero iba a demostrarles quien era yo, y de que estaba hecho, desde que mi lobo interior se hizo presente, mi personalidad cambió radicalmente, ahora era mucho más seguro de mí mismo, estaba consciente que mi don para aprender cosas era un arma perfecta para conseguir lo que quisiera y lo haría.Esa noche recorrí las calles de Ontario, en busca de un buen refugio, encontré una casa vacía a las afueras de la ciudad, parecía que los dueños habían hecho un viaje muy largo, todos los muebles estaban cubiertos con sábanas y había mucho polvo acumulado durante años.La casa era perfecta, elegí
Rebeca Mi regreso a casa fue todo un acontecimiento, mis compañeros del instituto, me esperaban con una fiesta sorpresa, Roxanne, Ronnie y Gerard, estaban en primera fila, nadie podía creer que estaba viva y que volvía a casa después de tantos días. Fue bastante incómodo porque yo lo único que quería era encerrarme en mi habitación y llorar, todavía no podía creer que no volvería ver a Liam y que no tuve el valor de enfrentar a mi padre por él. —¡Becca! ¡No sabes cómo te extrañé amiga! Fue horrible verte caer, todavía escucho el golpe que te diste en las rocas, fue espantoso, he tenido pesadillas todo este tiempo. —Yo también te extrañé Rox, no sabes cuánto me has hecho falta, tengo muchas cosas que contarte. —Dicen que estuviste todo este tiempo con un chico indigente, ¿Eso es cierto? —Shhh, voy a contarte todo, pero ahora no, cuando nadie pueda oírnos. —¡Ay, maldición! ¿Cómo pretendes que soporte tanto tiempo? —Es que
LiamMi primer día de trabajo fue todo un acontecimiento, estaba nervioso, pero tenía la seguridad de que era solo el comienzo de mi nueva vida, un día, yo iba a ser, si no el director de un hospital como ese, al menos uno de los médicos más reconocidos de algún otro hospital.La medicina me apasionaba, y cada libro que había encontrado en aquélla biblioteca que me abrió los ojos al mundo, estaba en mi cabeza de principio a fin.Llegué al hospital treinta minutos antes de mi hora de entrada, me habían dado un uniforme y zapatos especiales para el trabajo, estaba tan emocionado que no podía esperar para iniciar, me presenté en la jefatura de enfermería y la jefa de enfermeras me asignó con Shirley una enfermera general que era quien se encargaba de hacer las camas y bañar a los pacientes inmovilizados, era una chica de veinticuatro a&nt
LiamEl día que Ronnie me encontró espiando la casa de Rebeca, pensé que estaba acabado, seguramente iba a denunciarme y muy probablemente, el padre de Rebeca me enviaría a prisión, quise salir huyendo, pero preferí enfrentarlo, había prometido no volver a sentirmw inferior y no tenía por qué huir.—Escucha, yo, yo solo quiero verla un momento, no tuvimos la oportunidad de despedirnos, ella y yo nos enamoramos, sé que era tu novia, pero en el tiempo que pasamos juntos, todo cambió, poco a poco comenzamos a tener sentimientos uno por el otro.—¿Ella te dijo que éramos novios? ¿Por qué dices eso?—No, ella no me dijo nada, es que yo los vi besándose, cuando llegaron a la punta del risco.—¡Ah, ya entiendo! Por eso pensaste que éramos novios, en realidad, ella y yo, apenas nos estábamos conociendo