A medida que Valeria se desnudaba y se metía en la bañera, los pensamientos de Daniel estaban ocupados por el trato que Alejandro le estaba dando a Valeria. La sensación de inquietud seguía creciendo en él, mientras esperaba a que Valeria estuviera lista.Beatriz, al observar a Alejandro de cerca, se preguntaba si había algo más detrás de su comportamiento. El aire en el estudio estaba cargado de una tensión que parecía salir de una conexión oculta entre Alejandro y su propio pasado.Finalmente, Valeria salió del baño, envuelta en una bata de seda que le había sido proporcionada. La asistente la guió hacia la habitación donde estaba la ropa especial para la sesión. Valeria se puso el conjunto con los tacones indicados y se preparó para regresar al estudio.Cuando Valeria volvió al área principal, Alejandro la esperaba con una mirada de aprobación. Su actitud cambió a una profesional y enfocada, listo para comenzar con la sesión. Daniel, a su lado, observó con una mezcla de admiración
—Ahora, la vestimenta numero dos —continuó Alejandro, señalando un elegante vestido que colgaba en un perchero cercano—. Este es el traje final para la sesión de hoy. Quiero que te sientas cómoda y segura, pero también sofisticada y provocativa. Solo tú puedes hacer que este vestido cobre vida.Valeria tomó el vestido de Alejandro con cuidado y se dirigió hacia el vestidor. Cuando se puso el vestido, se dio cuenta de cómo abrazaba su figura de manera perfecta, resaltando sus curvas con elegancia. El vestido era de un tono rojo intenso que contrastaba con su piel, y los detalles de encaje añadian un toque de sensualidad sutil.Alejandro entró en la habitación nuevamente y observó a Valeria con una sonrisa satisfecha. Se acercó para ajustar un pequeño detalle del vestido, sus manos rozando suavemente la piel de Valeria. La cercanía de Alejandro, junto con su toque experto, hizo que el ambiente se cargara de una tensión sensual.—Perfecto —murmuró Alejandro, su voz suave y cargada de ins
—Perfecto, Valeria —dijo Alejandro, su voz un susurro en el caos de la sesión—. Estás haciendo un trabajo increíble. Ahora, quiero que te acerques un poco más a la cámara, con una mirada más intensa. Deja que tus ojos cuenten la historia de la campaña.Valeria, sintiendo la intensidad de las palabras de Alejandro, se acercó a la cámara con una mirada que combinaba confianza y misterio. Su postura, su expresión, todo reflejaba la esencia de la campaña que Alejandro había imaginado. La cámara capturó cada detalle con una claridad sublime, mientras el equipo de estilistas y asistentes observaba en silencio.Beatriz, desde un rincón del estudio, observaba la escena con una mezcla de fascinación y sorpresa. La habilidad de Alejandro para dirigir la sesión y la capacidad de Valeria para adaptarse a sus indicaciones la impresionaban profundamente. Sin embargo, una sensación de familiaridad persistía en la mente de Beatriz, como si hubiera visto a Alejandro en algún lugar antes.Mientras tant
La conversación entre Beatriz y Alejandro había dejado un aire de inquietud en el estudio, un enigma que parecía hacer eco en cada rincón. Mientras el equipo de fotografía continuaba con la tarea de desmantelar el set, Valeria, aún deslumbrante en su vestido de gala, se dirigió hacia donde Daniel y Beatriz estaban conversando.Beatriz, aún pensativa, miraba a Alejandro con una mezcla de fascinación y frustración, tratando de desentrañar el misterio que había captado su atención. Alejandro, por su parte, regresó a su escritorio, su mente ahora centrada en la logística de la campaña y la siguiente etapa del proyecto.Valeria se acercó a Beatriz con una expresión de preocupación y curiosidad.—¿Todo bien? —preguntó Valeria, notando la mirada distante de Beatriz—. Pareces un poco perturbada.Beatriz la miró, sacudiendo la cabeza con una sonrisa forzada.—Sí, todo está bien. Solo... algo en Alejandro me resulta familiar. No sé qué es, pero no puedo dejar de pensar en ello.Daniel, que habí
Antes de que Beatriz pudiera responder, Alejandro volvió a aparecer con un documento elegante en la mano, que sostenía con una mezcla de autoridad y eficiencia. La hoja estaba cuidadosamente desplegada y escrita en un lenguaje formal.—Aquí está el contrato —anunció Alejandro—. Necesito que ambos firmen para que podamos proceder. Este documento confirma que Valeria estará a mi disposición en todo momento durante la duración de la campaña. Incluye detalles sobre su disponibilidad, las condiciones de trabajo y las compensaciones correspondientes.Daniel tomó el contrato y lo examinó rápidamente, su rostro se endureció a medida que leía.—Esto es completamente inaceptable —dijo, levantando la vista—. No voy a permitir que Valeria se convierta en una marioneta. Necesitamos discutir esto más a fondo.Alejandro mantuvo su expresión inmutable, su mirada fría y profesional.—Entiendo que es una petición estricta, pero ustedes deciden, es el dinero y promoción o no hay trato en nada —dijo—. Pe
—Claro que eres mío, Daniel. —Su voz era firme pero suave—. Pero esto es algo que debo hacer. Necesito asegurarme de que la campaña sea un éxito, para que todos en la empresa de tu madre y las diseñadoras obtengan el reconocimiento que merecen. Es un sacrificio que debo hacer, y estoy dispuesta a hacerlo.Daniel respiró hondo, su rostro mostrando una mezcla de resignación y amor.—Sé que lo haces por una buena causa, y te admiro por ello. Solo espero que recuerdes lo que significas para mí, incluso cuando estés lejos.Valeria sonrió tristemente, su corazón latiendo con fuerza al ver la vulnerabilidad en los ojos de Daniel.—Siempre recordaré lo que significas para mí —dijo—. No importa dónde esté, tú eres una parte esencial de mi vida. Haré todo lo posible para que esta campaña sea un éxito y para que tu madre y sus diseñadoras vean el reconocimiento que merecen. Y cuando regrese, estaré aquí, lista para estar a tu lado.Daniel, aliviado por sus palabras, la abrazó con fuerza. Era un
Mientras se dirigían hacia la limusina que los llevaría a la mansión, Valeria sintió la presión de las expectativas y la presión del nuevo entorno. Alejandro, a su lado, hablaba de la mansión y de las maravillas que ofrecía, pero Valeria se centró en mantener la calma y en prepararse mentalmente para lo que estaba por venir. Su corazón latía con fuerza, pero su determinación de hacer bien en la campaña le daba la fuerza para seguir adelante.La mansión de Alejandro se perfilaba en el horizonte, una promesa de lujo y comodidad que Valeria aceptó con la esperanza de que su profesionalismo la llevaría a superar cualquier desafío que pudiera enfrentar en el camino.La limusina se deslizó suavemente por las calles de la ciudad, y Valeria se encontró rodeada de un lujo que no había experimentado en su vida. Los asientos de cuero suave y el ambiente impecable del vehículo no hicieron mucho por calmar su inquietud. Alejandro, sentado a su lado, hablaba con entusiasmo sobre la mansión, pero V
—No solo la elegí porque esta mansión es espectacular, sino porque encontré en ti algo especial —dijo Alejandro, su voz un susurro suave que parecía cargado de significado—. Hay algo en ti que va más allá de tu belleza.Valeria lo miró con una mezcla de sorpresa y escepticismo. No estaba segura de cómo interpretar sus palabras, pero sentía un leve desconcierto. Alejandro continuó, moviéndose más cerca de ella.—La forma en que te mueves, tu presencia... Todo en ti parece encajar perfectamente aquí. —Sus ojos brillaban con una intensidad que hacía que Valeria se sintiera incómoda—. Quiero que sientas que este lugar es tuyo también, al menos por un tiempo.Valeria dio un paso atrás, tratando de mantener la distancia física y emocional. Intentaba centrarse en el entorno en lugar de en la insinuación subyacente de Alejandro.—Gracias por la bienvenida, Alejandro —dijo Valeria, su tono firme—. Aprecio la invitación a tu mansión.Alejandro sonrió, su expresión no del todo desalentada por la