Isabel alcanzó a agarrar la mano de Valeria justo cuando esta iba a dar el último paso para dirigirse al pasillo largo. El contacto repentino hizo que Valeria se detuviera en seco, pero no pudo evitar el estremecimiento que recorrió su cuerpo. Sin embargo, antes de que Valeria pudiera reaccionar, Isabel, con una furia descontrolada en los ojos, le tomó del cuello con una mano firme, apretando su garganta con una fuerza que hizo que Valeria soltara un gemido de sorpresa y dolor.—¡Necesito que me digas todo sobre Daniel! —gritó Isabel, su voz retumbando en la sala con un eco desesperado—. ¡Todo lo que sabes! ¡No me hagas esto!Valeria intentó jadear, su respiración se volvía cada vez más difícil. Sus ojos estaban abiertos en un intento de desesperación por liberar el aire que le faltaba. La angustia y el miedo llenaron su mente, y sus manos buscaron instintivamente el brazo de Isabel, intentando aflojar el agarre.Alejandro, horrorizado por la escena, se lanzó hacia Isabel, tratando de
Alejandro, aún recuperándose del choque emocional de la escena anterior, dio un paso adelante para enfrentar a su tía.—Tía Margarita, déjanos explicarte —comenzó Alejandro, con voz firme pero temblorosa—. Isabel se ha comportado de manera inaceptable. Ella… ella intentó estrangular a Valeria.Bastián asintió, su expresión grave mientras trataba de ofrecer una explicación adicional.—Valeria está en el hospital ahora. Los paramédicos la llevaron para asegurarse de que esté bien. Isabel estaba desesperada por obtener información sobre Daniel y perdió el control.Margarita se quedó en silencio por un momento, procesando la información. Luego, se giró hacia Isabel con una mirada de desprecio absoluto.—Isabel, eres una sucia y cochina, no se me olvida que tuviste intimidad con él, por eso eres inmunda, y aun asi quieres repetir lo prohibido, llorando por ese hombre que es prohibido —dijo Margarita con frialdad—. ¿Cómo te atreves a hacer algo así? ¿Sabes lo que has causado?Isabel, visib
—Porque a veces, las decisiones personales no se toman solo con el corazón, sino con la cabeza —dijo Margarita—. Y en este caso, proteger a nuestra familia es lo más importante. Si Daniel es lo que tú dices que es, no permitiremos que cause más daño.Isabel, con el rostro pálido y los ojos llenos de lágrimas, se giró hacia Alejandro y Bastián, buscando algún tipo de apoyo o comprensión. Su esperanza se desmoronaba a medida que la realidad de la situación se asentaba en su mente.—Alejandro, Bastián, ¿qué vamos a hacer ahora? —preguntó Isabel, su voz llena de desesperación—. ¿Vamos a dejar que nos separen de alguien que realmente amamos sin siquiera entender la razón completa?Bastián, observando la escena con una mezcla de compasión y confusión, se acercó a Isabel.—No sé qué haremos ahora —dijo Bastián—, pero necesitamos entender toda la verdad antes de tomar cualquier decisión. Si Margarita tiene razones válidas para preocuparse, debemos escuchar y considerar sus advertencias, pero
En la sala de espera del Hospital Central, la tensión era palpable. Alejandro, Bastián y Margarita se sentaron en silencio, cada uno inmerso en sus pensamientos mientras esperaban noticias sobre Valeria. La espera se hacía interminable, y el ambiente estaba cargado de una mezcla de preocupación y frustración.Finalmente, una enfermera salió del área de emergencias y se acercó a ellos.—¿Son amigos de Valeria Sánchez? —preguntó la enfermera con una voz tranquila pero profesional.—Sí, somos nosotros —respondió Margarita con firmeza, adelantándose para tomar la iniciativa—. ¿Cómo está Valeria?La enfermera asintió y les ofreció una pequeña sonrisa de consuelo.—Valeria está estable ahora —dijo la enfermera—. La hemos estabilizado y está en proceso de recuperación. Está consciente y el médico está evaluando su condición en este momento. Pueden entrar a verla en breve.Alejandro, aliviado, pero aún ansioso, se pasó las manos por el cabello, tratando de calmar sus nervios. Bastián, igualme
—Valeria está estable y en proceso de recuperación —dijo el doctor—. No ha sufrido daños graves, pero necesitaremos monitorearla durante unas horas, esta noche para asegurarnos de que no haya complicaciones adicionales.Margarita asintió, agradecida por la información.—¿Hay algo más que debamos saber? —preguntó Margarita, su voz mostrando una mezcla de preocupación y determinación.El doctor asintió y consultó algunas notas antes de responder.—Es importante que Valeria se mantenga tranquila y descanse adecuadamente. Evitemos situaciones estresantes y asegurémonos de que reciba un apoyo emocional adecuado —dijo el doctor—. También es crucial que siga las indicaciones médicas y si pasa algo pues tendremos que hacerle los controles y vamos a tener que programar algunos si ella de pronto, se marea, o pierde el equilibrio.Alejandro, sintiendo un alivio parcial, se acercó de nuevo a la cama de Valeria, intentando ofrecerle una sonrisa reconfortante.—Valeria, me alegra saber que estás bi
Isabel, sorprendida por la severidad en la voz de Margarita, se quedó callada por un momento, pero luego sus ojos se estrecharon con sospecha.—¿Por qué? —exigió—. ¿Qué es lo que saben ustedes y me están ocultando?Alejandro cruzó los brazos, sintiendo la presión en su pecho mientras miraba a Margarita, quien permanecía firme.—Ya es suficiente, Isabel —replicó Margarita—. Hay cosas que no comprendes y que no te conciernen. Por tu bien, te sugiero que dejes de hurgar en asuntos que te superan.Isabel, lejos de retroceder, avanzó un paso más.—No, no me quedaré callada —respondió—. Quiero la verdad, y no me iré de aquí hasta que la consiga. ¿Por qué Daniel es "prohibido e inmundo"? ¡Dímelo!, ¡Por que soy ya la sucia!El silencio se hizo en el pasillo. Alejandro y Bastián intercambiaron miradas tensas, mientras Margarita cerraba los ojos por un breve momento, como si estuviera sopesando cuánto revelar. Finalmente, abrió los ojos y miró a Isabel con una dureza que la hizo estremecer.—¿Q
—¿Qué ha ocurrido realmente? —preguntó Carmen, su tono no dejaba lugar a dudas sobre su autoridad.Alejandro, sintiendo el peso de la situación, se adelantó para dar una explicación.—Tía Carmen, ha sido un malentendido y una serie de eventos desafortunados —dijo Alejandro—. Isabel, se volvió loca en contra de Valeria, todo por un hombre llamado Daniel, tuvo una discusión con nosotros, y con Valeria, las cosas se descontrolaron. Valeria resultó involucrada y, desafortunadamente, sufrió un episodio de estrés severo.Carmen asintió lentamente, pero su mirada no se suavizó.—Y la relación de Isabel con Daniel, ¿qué tiene que ver con todo esto? —preguntó Carmen, cruzando los brazos con firmeza.Margarita respiró profundamente, consciente de que debía ser honesta, pero también de que ciertas verdades podrían causar más daño.—Isabel está obsesionada con Daniel, pero la verdad es que Daniel es una persona complicada y, en nuestra familia, hay razones para mantener cierta distancia —dijo Mar
Valeria iba a responder cuando sintió que una mirada intensa se clavaba en ella. Levantó la vista y se encontró con los ojos de Alejandro, mirándola con una mezcla de preocupación y... algo más. Había una chispa en esos ojos, una profundidad que la hizo sentir un escalofrío. Era esa misma mirada que Daniel le lanzaba cuando quería llevar la conversación a un plano más íntimo. Sintiendo la tensión en el aire, Valeria saltó en la cama por el susto, su corazón palpitando con fuerza.—¡Alejandro! —exclamó, sorprendida por el repentino cambio de energía en la habitación.Alejandro avanzó hacia ella, sin romper el contacto visual. Había una expresión sensual y segura en su rostro, que Valeria encontraba desconcertante. No era lo que ella esperaba de él en ese momento, y la situación la hacía sentir aún más confundida.—Tranquila —dijo Alejandro suavemente, acercándose un poco más—. Solo quiero ayudarte, Valeria. Iremos a un apartamento, no puedes estar en la mansión ahora. Es un peligro par