La puerta se cerró detrás de ellas con un golpe seco. Afuera, en el pasillo, Beatriz y Isabel esperaban, sus corazones latiendo al ritmo de la incertidumbre. Isabel tomó la mano de Beatriz en un intento de ofrecer consuelo y fuerza mutua.Pasaron unos largos y angustiosos minutos en los que el silencio se volvió casi palpable. El sonido del aparato de monitoreo en la habitación comenzó a emitir un pitido continuo, y los rostros de Isabel y Beatriz se llenaron de pánico. El pitido era cada vez más insistente y alarmante.Finalmente, después de lo que parecieron horas, uno de los médicos salió de la habitación, con una expresión de profunda tristeza y agotamiento en su rostro.Isabel se adelantó inmediatamente. —¿Cómo está Alejandro? —preguntó con una voz temblorosa.El médico sacudió la cabeza lentamente, sus ojos llenos de pesar. —Lo siento mucho. Hicimos todo lo que pudimos, pero Alejandro no sobrevivió. Su situación era demasiado grave y no pudimos salvarlo.El mundo de Isabel y Bea
Valeria se levantó rápidamente, el corazón latiéndole con fuerza. Isabel y Beatriz se levantaron también, acercándose al médico con una mezcla de ansiedad y esperanza.—¿Cómo está? —preguntó Valeria con voz temblorosa.El médico respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas. —Alejandro ha tenido una respuesta positiva al tratamiento inicial. Ha comenzado a estabilizarse, pero su condición sigue siendo crítica, ya que entro en coma, no sabemos cuánto tiempo estará en coma, pero al menos su cerebro se podrá desinflamar debido al tratamiento inicial, y quizá en unos días despierte, es reservado su estado. Vamos a necesitar más tiempo para evaluarlo y determinar los próximos pasos. Le pido que se mantenga cerca y esté preparada para cualquier eventualidad.Valeria asintió, sintiendo un nuevo torrente de emociones. Isabel y Beatriz también mostraron alivio al escuchar que Alejandro había respondido positivamente, aunque sabían que el camino hacia la recuperación aún era larg
Enemigos Íntimos1 año despues.Los rumoresEl ambiente en la oficina se sentía más cargado que nunca. Los murmullos parecían no detenerse, cada conversación susurrada traía consigo el peso de algo inevitable. Valeria Sánchez lo notaba, Natalia la amiga que conoció hace un año le hizo señas desde lejos, para que se fuera a su oficina para que nadie le vea más. Valeria sentía cómo las miradas se clavaban en su espalda cuando caminaba por los pasillos. A pesar de su carácter fuerte, la incomodidad la estaba alcanzando. Sabía que los rumores no tardarían en volverse incontrolables.Al llegar a su oficina, cerró la puerta con un poco más de fuerza de la que quería. Respiró hondo, intentando calmar los nervios que crecían en su pecho.―No puedes dejar que esto te afecte, Valeria, ya se que el año pasado no tuve cuidado, mas de alguno nos vio que me bese con Daniel, despues de la tragedia, logre salvar su empresa y la de su madre Beatriz, pero no entiendo porque dicen cosas que son exagerad
Valeria cerró los ojos, sintiendo una punzada de frustración y miedo en el pecho. Sabía que las cosas se descontrolarían, pero no esperaba que fuera tan rápido. Apenas habían cruzado la línea y ya todos hablaban de ellos como si fuera un hecho consumado.Tomó el móvil y comenzó a teclear, sus dedos dudando sobre qué responder."No es lo que parece."Pero en el fondo, Valeria sabía que la verdad era mucho más compleja que esa simple frase. Guardó el teléfono y decidió que necesitaba enfrentar las cosas con su cabeza en alto. No podía permitir que los chismes la dominaran ni que la convirtieran en la presa fácil que todos esperaban. Era más fuerte que eso.Unos golpes suaves en la puerta la sacaron de sus pensamientos. Esta vez, no era Daniel.―Valeria, ¿tienes un momento? ―preguntó Natalia, entrando sin esperar invitación. Su mirada era seria, pero no había juicio en ella, solo preocupación.―Claro, pasa ―Valeria intentó sonreír, pero no lo logró del todo.Natalia se sentó frente a ell
―Queremos hablar sobre lo que ha estado ocurriendo en la empresa, en particular sobre los rumores que han surgido respecto a nuestra relación ―dijo Daniel, mirando a todos a su alrededor. Su voz resonó en la sala, y Valeria sintió que la tensión aumentaba.Valeria tomó aire, lista para unirse a la conversación.―Lo que hay entre nosotros no es solo un rumor. Hay una conexión real que no podemos ignorar. ―Miró a sus colegas, y algunos parecieron sorprendidos, mientras otros asentían, como si ya lo supieran―. Y no estamos aquí para pedir disculpas por ello. Lo que queremos es ser transparentes, no solo con ustedes, sino también con nosotros mismos.El murmuro de las sillas crujió en la sala, y Valeria sintió que su corazón latía con fuerza. Sabía que el momento estaba cargado de consecuencias, pero era el momento adecuado para dar este paso.―No queremos que esto afecte nuestro trabajo o el ambiente de la empresa. Nuestra prioridad siempre será el bienestar del equipo y el éxito de la e
—Lo se —dijo Tyler.Las miradas se iluminaron de sorpresa, y luego comenzaron a murmurar entre ellos. Sin embargo, en lugar del juicio que esperaba, se sintió una oleada de apoyo.―Eso es genial, Valeria. Nos encanta ver a alguien tan apasionado —dijo finalmente la colega que estaba cerca de Valeria.Valeria sonrió, agradecida por el respaldo. Se sentía en control de su narrativa intensa, y eso le daba más confianza.Al regresar a la mesa, se encontró con Daniel, quien la observaba con una sonrisa que iluminaba su rostro.― ¿Todo bien? ―preguntó, levantando su taza de café como si estuviera celebrando un pequeño triunfo.―Todo increíble. La gente es más receptiva de lo que pensé ―respondió Valeria, sintiéndose más ligera.A medida que continuaban con el almuerzo, Valeria sintió que su conexión con Daniel se profundizaba. No solo estaban enfrentando rumores, sino que estaban creando un espacio donde el respeto y la comunicación eran fundamentales. La tensión de días anteriores parecía
―Solo quería que supieras que tienes opciones. No olvides lo que te dije.Valeria observó cómo salía de la oficina, su presencia dejando un rastro de incomodidad. Se quedó en silencio por unos segundos, antes de tomar su teléfono y marcar un número.―Daniel, necesito hablar contigo. Ahora.Daniel llegó a su oficina minutos después, su expresión de preocupación palpable. Cerró la puerta detrás de él, sin quitarle los ojos de encima a Valeria.― ¿Qué pasó? ―preguntó, acercándose a ella.Valeria suspiró, frotándose la sien. Sabía que esta conversación era inevitable, pero no esperaba que fuera tan pronto.―Sebastián estuvo aquí. Intentó… seducirme con la idea de traicionarte. Quería información confidencial.Los ojos de Daniel se endurecieron, y Valeria pudo ver la ira que bullía bajo su exterior calmado.―¿Y qué le dijiste?―Que no lo haría. Que no traiciono a las personas en quienes confío.Daniel la miró por un largo momento, antes de acercarse y tomar sus manos entre las suyas.―Sabí
Dos días después, el sol brillaba con fuerza en un cielo despejado, prometiendo un día perfecto. Daniel estaba en la joyería, contemplando el hermoso anillo de diamantes que había elegido con tanto cuidado. El joyero le sonrió, envuelto en un aire de complicidad.―Es un gran anillo ―dijo el joyero, mientras envolvía la joya en una elegante caja de terciopelo negro―. Estoy seguro de que le encantará.Daniel sonrió, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que este anillo no solo era un símbolo de su amor, sino también una promesa de su futuro juntos, en señal de pertencencia a ella. Se imaginaba el momento en que Valeria vería la joya, su reacción, y cómo se sentiría al volver a pedirle que fuera su esposa.Esa tarde, todo estaba listo para la sorpresa. Había organizado un almuerzo en un elegante crucero que navegaba por la costa. La vista del océano era impresionante, y la brisa marina llenaba el ambiente de una sensación de romance.Valeria llegó al puerto, un poco nerviosa pero emocion