El comedor de la empresa estaba decorado con elegancia discreta. Las paredes de tonos neutros estaban adornadas con arte contemporáneo, y las grandes ventanas ofrecían una vista espectacular de la ciudad. La mesa larga estaba dispuesta con exquisitos platos, listos para el almuerzo que estaba por comenzar. Valeria se sentó entre Daniel y Mateo Serrano, mientras que Beatriz y Alejandro tomaron sus lugares en el extremo opuesto de la mesa. La conversación comenzó con temas triviales, pero rápidamente se tornó más interesante cuando Alejandro mencionó algo que captó la atención de todos. Todos estaban mas interesados en comer que en hablar. —He oído que has conseguido que Sofía Moretti sea la entrenadora de modelaje para Valeria, —dijo Alejandro, levantando una ceja con admiración—. No puedo creer que hayas logrado que una de las mejores entrenadoras del mundo venga aquí. Es muy difícil que ella venga hasta aquí y recorra kilómetros, espero que pueda venir, eso seguiré grandioso. Valer
—Valeria, —dijo Daniel con un tono más bajo, casi un susurro—, no quiero presionarte. Pero no puedo seguir fingiendo que no siento esto por ti.Valeria respiró profundamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Sentía que había caído en una espiral de emociones que no había anticipado, y aunque cada fibra de su ser le gritaba que estaba jugando con fuego, no podía negar el deseo que la consumía.—Daniel, no sé si esto es lo correcto, —respondió finalmente, su voz temblando ligeramente—. Todo está pasando tan rápido, y… estamos en un lugar complicado.Daniel sonrió con una mezcla de comprensión y deseo, acercándose de nuevo, esta vez más controlado, aunque la tensión entre ellos seguía palpable.—Sé que es complicado, —dijo, sus dedos rozando suavemente la mejilla de Valeria—, pero nada que valga la pena es fácil. Y tú… tú vales cada complicación.Valeria cerró los ojos por un instante, disfrutando del toque suave de Daniel, pero su mente estaba en conflicto. Sabía que si cru
El aire en la sala de muestras se cargó con una electricidad palpable mientras Valeria y Daniel seguían explorando el espacio, rodeados por vestidos de alta costura y la suave luz que bañaba cada rincón. Valeria no podía evitar sentirse atrapada en la intensidad de su mirada, en la cercanía de sus cuerpos que parecía reducirse con cada minuto que pasaba.—Valeria, —dijo Daniel en un tono más suave—, no quiero que pienses que esto es solo una simple atracción física. Lo que siento por ti va mucho más allá.Ella lo miró, sorprendida por la sinceridad en sus ojos. Sus palabras la conmovieron, pero también encendieron una chispa de miedo dentro de ella. Valeria sabía que si permitía que las cosas avanzaran entre ellos, no habría marcha atrás. Estaba a punto de cruzar una línea que cambiaría su vida para siempre.—Daniel… —comenzó, tratando de encontrar las palabras adecuadas—, yo también siento cosas por ti, cosas que no había sentido en mucho tiempo. Pero todo esto me asusta. Mi carrera,
Las siguientes horas fueron un torbellino de cambios de vestuario, poses, y consejos técnicos. Sofía dirigía cada movimiento de Valeria, corrigiendo la postura de sus hombros, la inclinación de su cuello, e incluso la forma en que sonreía. Cada vez que Valeria creía haber dominado una postura, Sofía encontraba algo que mejorar, exigiendo más de ella.Daniel observaba desde un rincón de escondidas para que nadie lo viera, incluso cuando Valeria se hacía cambios de vestuarios, sus ojos fijos en Valeria mientras ella pasaba de un vestido a otro, cada vez más fascinante. No podía evitar admirar la forma en que cada prenda resaltaba su belleza natural, cómo la seda se deslizaba sobre su piel, acentuando sus curvas. Pero también notaba el esfuerzo que Valeria estaba poniendo en cada movimiento, y aunque sabía que ella era fuerte, no pudo evitar sentir una punzada de preocupación.Finalmente, Sofía trajo un par de tacones especialmente altos. —Póntelos, —ordenó, extendiéndolos hacia Valeria—
Era la tarde, y el sol comenzaba a inclinarse hacia el horizonte, lanzando destellos dorados a través de las grandes ventanas del estudio de modelaje. Valeria Sánchez, exhausta tras una larga jornada de ensayos con la famosa diseñadora Sofía Moretti, guardó su último conjunto en el vestidor y se dirigió hacia la salida. El sonido de sus tacones resonaba en el suelo de mármol mientras se acercaba a Sofía, quien estaba revisando algunos bocetos.—Gracias por todo, Sofía. Ha sido un día intenso pero muy enriquecedor. —Valeria le sonrió, tratando de ocultar su cansancio.Sofía levantó la vista, una expresión dura en su rostro, pero en sus ojos brillaba un atisbo de aprobación.—De nada, Valeria. Asegúrate de descansar bien esta noche. Mañana será aún más exigente. —dijo Sofía con una voz autoritaria, pero sin malicia.Valeria asintió y se dirigió hacia la salida, sintiendo el alivio de que el primer día hubiera terminado. Sin embargo, al cruzar la puerta, se encontró con Daniel Montero, q
Valeria se sentó y, mientras disfrutaban de la cena, la conversación fluyó con facilidad. Daniel se mostró atento y respetuoso, manteniendo la conversación ligera y entretenida. Durante la cena, Valeria se sintió relajada, disfrutando de la compañía y la comida exquisita.—Espero que tengas buen apetito. —dijo Daniel, sirviéndole una copa de vino—. La cena está lista y hay que comenzar a comer ya o se enfría.Valeria se sentó, observando con admiración la disposición de los platos y la atmósfera acogedora. El aroma de la comida la hizo sonreír, y no tardó en servir un poco de cada platillo. Mientras disfrutaban de la primera ronda de aperitivos, Valeria, aún deslumbrada por el entorno y la amabilidad de Daniel, decidió que era el momento de hacer algunas preguntas más personales.—No puedo creer que haya boquitas y cena exquisita a la vez, Spaghetti alla carbonara esta que me chupo los dedos con ella, esta rica, terminare engordando de tanta comida —dijo Valeria sonrojada.—Me alegro
entonces señor Daniel, yo tambien se leer tu mente, y tu vista, no preparaste esta habitación para platicar si no para comernos.El silencio en la habitación se volvió intenso, cargado de electricidad. Daniel sintió que su corazón latía con fuerza en su pecho mientras miraba fijamente a Valeria. Había una chispa en sus ojos, un fuego que lo desafiaba a ser honesto, a no esconderse detrás de palabras cuidadosas.Daniel dio un paso hacia adelante, acortando la distancia entre ellos, su mirada fija en los labios de Valeria. Podía sentir su respiración acelerada, la tensión palpable entre ellos. Con un movimiento lento, deslizó sus manos sobre los brazos de Valeria, trazando su piel con un toque suave pero decidido.—Valeria… —su voz era apenas un susurro, pero cargada de deseo—. No puedo negar lo que siento, lo que he sentido desde que te vi por primera vez. Eres la mujer que he deseado, la única que ha logrado desarmarme de esta manera.Valeria lo miró a los ojos, su corazón latiendo co
Daniel, como si percibiera sus pensamientos, la estrechó un poco más fuerte, inclinando la cabeza para besar la cima de su cabello. Sentía una tranquilidad que no había experimentado en mucho tiempo, como si todos los problemas y preocupaciones del día a día se hubieran desvanecido en esos breves pero intensos momentos con Valeria.—No te preocupes por lo que vendrá, Valeria —dijo él, su voz baja y reconfortante—. Estoy aquí, y no voy a irme a ninguna parte.Valeria levantó la mirada, encontrando sus ojos oscuros llenos de sinceridad y promesas que no se atrevería a romper. Una parte de ella quería creerle, aferrarse a la idea de que lo que habían compartido no solo era una chispa momentánea, sino el comienzo de algo real y duradero.—Es solo que... —comenzó, luchando por encontrar las palabras adecuadas—. Nunca pensé que me sentiría así. Tan conectada a alguien tan rápido.Daniel sonrió suavemente, acariciando su mejilla con el dorso de su mano.—Yo tampoco, pero a veces la vida nos