Beatriz frunció el ceño ligeramente, pero asintió, aceptando la explicación mientras entraba en la habitación.—Bien, me alegra saber que todo está en orden. Sin embargo, me pregunto, ¿acaso ustedes dos me esconden algo? —preguntó Beatriz con una mirada perspicaz, cruzando los brazos.Valeria intercambió una mirada con Daniel, sintiendo la presión de la pregunta. Daniel, aún riendo, decidió tomar la delantera.—Mamá, ¿de verdad crees que te esconderíamos algo? Solo estábamos haciendo algunos ajustes antes de tu llegada.Beatriz levantó una ceja, pero su mirada se suavizó.—Está bien, supongo que confiaré en ustedes. Pero recuerden, la confianza es clave en cualquier relación. Ahora, vamos a ponernos manos a la obra con todo lo que necesitamos para el viaje.Daniel y Valeria asintieron al unísono, aliviados de que Beatriz no profundizara más en el tema. Beatriz se dirigió hacia la mesa donde Valeria había dejado algunos papeles, mientras que Daniel y Valeria intercambiaron una sonrisa
La puerta del hotel se abrió de golpe, y Beatriz entró con una sonrisa amplia, sosteniendo los boletos en una mano y un par de bolsas en la otra.—¡Lo tenemos! —exclamó, levantando los boletos con entusiasmo—. ¡Todo está listo para nuestro vuelo a Francia!Daniel y Valeria, que estaban casi listo con eso de empacar, se volvieron hacia Beatriz con sonrisas de alivio y alegría. Habían estado trabajando con rapidez para asegurarse de que todo estuviera en orden antes de partir, y la noticia de Beatriz solo añadió una nueva ola de emoción a la atmósfera.—¡Perfecto! —dijo Daniel, aliviado de ver que los boletos estaban en sus manos—. ¿Tenemos tiempo suficiente para llegar al aeropuerto?Beatriz revisó su reloj, y luego asintió.—Sí, tenemos tiempo. El vuelo sale en unas pocas horas, y el tráfico debería estar despejado. Solo tenemos que asegurarnos de no olvidarnos de nada.Valeria, que había estado metiendo ropa en su maleta, se acercó a Beatriz y le dio un abrazo.—Gracias por encargart
—Vamos a dar lo mejor de nosotros —dijo Valeria con firmeza, mientras guardaba en su bolso los documentos que necesitarían.Daniel se acercó y le tomó la mano.—Estoy contigo, Valeria. Vamos a hacer que esta campaña sea un éxito.Tomaron un taxi hacia el estudio fotográfico. Las calles de París estaban llenas de vida, y a pesar de los nervios, Valeria sentía una extraña sensación de serenidad. Al llegar al estudio, fueron recibidos por el equipo creativo y por el director de la campaña, quienes se mostraban entusiastas por comenzar.Valeria respiró hondo cuando le anunciaron que el hijo del multimillonario, su compañero en esta campaña estaba por llegar. Daniel notó la tensión en su rostro y le dio un ligero apretón en la mano.—Recuerda, tú tienes el control —susurró a su oído antes de que ella cruzara la puerta del estudio.Valeria asintió, sintiendo la confianza que él le transmitía. Sabía que las próximas semanas serían un desafío constante, pero también serían una oportunidad par
A medida que Valeria se desnudaba y se metía en la bañera, los pensamientos de Daniel estaban ocupados por el trato que Alejandro le estaba dando a Valeria. La sensación de inquietud seguía creciendo en él, mientras esperaba a que Valeria estuviera lista.Beatriz, al observar a Alejandro de cerca, se preguntaba si había algo más detrás de su comportamiento. El aire en el estudio estaba cargado de una tensión que parecía salir de una conexión oculta entre Alejandro y su propio pasado.Finalmente, Valeria salió del baño, envuelta en una bata de seda que le había sido proporcionada. La asistente la guió hacia la habitación donde estaba la ropa especial para la sesión. Valeria se puso el conjunto con los tacones indicados y se preparó para regresar al estudio.Cuando Valeria volvió al área principal, Alejandro la esperaba con una mirada de aprobación. Su actitud cambió a una profesional y enfocada, listo para comenzar con la sesión. Daniel, a su lado, observó con una mezcla de admiración
—Ahora, la vestimenta numero dos —continuó Alejandro, señalando un elegante vestido que colgaba en un perchero cercano—. Este es el traje final para la sesión de hoy. Quiero que te sientas cómoda y segura, pero también sofisticada y provocativa. Solo tú puedes hacer que este vestido cobre vida.Valeria tomó el vestido de Alejandro con cuidado y se dirigió hacia el vestidor. Cuando se puso el vestido, se dio cuenta de cómo abrazaba su figura de manera perfecta, resaltando sus curvas con elegancia. El vestido era de un tono rojo intenso que contrastaba con su piel, y los detalles de encaje añadian un toque de sensualidad sutil.Alejandro entró en la habitación nuevamente y observó a Valeria con una sonrisa satisfecha. Se acercó para ajustar un pequeño detalle del vestido, sus manos rozando suavemente la piel de Valeria. La cercanía de Alejandro, junto con su toque experto, hizo que el ambiente se cargara de una tensión sensual.—Perfecto —murmuró Alejandro, su voz suave y cargada de ins
—Perfecto, Valeria —dijo Alejandro, su voz un susurro en el caos de la sesión—. Estás haciendo un trabajo increíble. Ahora, quiero que te acerques un poco más a la cámara, con una mirada más intensa. Deja que tus ojos cuenten la historia de la campaña.Valeria, sintiendo la intensidad de las palabras de Alejandro, se acercó a la cámara con una mirada que combinaba confianza y misterio. Su postura, su expresión, todo reflejaba la esencia de la campaña que Alejandro había imaginado. La cámara capturó cada detalle con una claridad sublime, mientras el equipo de estilistas y asistentes observaba en silencio.Beatriz, desde un rincón del estudio, observaba la escena con una mezcla de fascinación y sorpresa. La habilidad de Alejandro para dirigir la sesión y la capacidad de Valeria para adaptarse a sus indicaciones la impresionaban profundamente. Sin embargo, una sensación de familiaridad persistía en la mente de Beatriz, como si hubiera visto a Alejandro en algún lugar antes.Mientras tant
La conversación entre Beatriz y Alejandro había dejado un aire de inquietud en el estudio, un enigma que parecía hacer eco en cada rincón. Mientras el equipo de fotografía continuaba con la tarea de desmantelar el set, Valeria, aún deslumbrante en su vestido de gala, se dirigió hacia donde Daniel y Beatriz estaban conversando.Beatriz, aún pensativa, miraba a Alejandro con una mezcla de fascinación y frustración, tratando de desentrañar el misterio que había captado su atención. Alejandro, por su parte, regresó a su escritorio, su mente ahora centrada en la logística de la campaña y la siguiente etapa del proyecto.Valeria se acercó a Beatriz con una expresión de preocupación y curiosidad.—¿Todo bien? —preguntó Valeria, notando la mirada distante de Beatriz—. Pareces un poco perturbada.Beatriz la miró, sacudiendo la cabeza con una sonrisa forzada.—Sí, todo está bien. Solo... algo en Alejandro me resulta familiar. No sé qué es, pero no puedo dejar de pensar en ello.Daniel, que habí
Antes de que Beatriz pudiera responder, Alejandro volvió a aparecer con un documento elegante en la mano, que sostenía con una mezcla de autoridad y eficiencia. La hoja estaba cuidadosamente desplegada y escrita en un lenguaje formal.—Aquí está el contrato —anunció Alejandro—. Necesito que ambos firmen para que podamos proceder. Este documento confirma que Valeria estará a mi disposición en todo momento durante la duración de la campaña. Incluye detalles sobre su disponibilidad, las condiciones de trabajo y las compensaciones correspondientes.Daniel tomó el contrato y lo examinó rápidamente, su rostro se endureció a medida que leía.—Esto es completamente inaceptable —dijo, levantando la vista—. No voy a permitir que Valeria se convierta en una marioneta. Necesitamos discutir esto más a fondo.Alejandro mantuvo su expresión inmutable, su mirada fría y profesional.—Entiendo que es una petición estricta, pero ustedes deciden, es el dinero y promoción o no hay trato en nada —dijo—. Pe