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Capitulo 4. Espectativas.

Mientras Olga cerró la llamada, miró a Laura y dijo:

— Prepárate para responderle en cuanto te llame y no me salgas con el cuento de que no vas a salir, porque cómo que ya estás cansando.—

Laura se recostó en el mueble y pronunció:

— No me siento preparada para una nueva relación.—

— ¿Y quién te dijo que vas ha tener una nueva relación? Solo es una salida a comer nada más. Ni que te fuera a pedir matrimonio.— sonrió Olga.

Laura rodó los ojos y mirando a Olga comento:

— Tú sabes que algunos hombres si te invitan a salir no es solo por una amistad, es porque quieren algo más y sé que Paúl quiere algo más, y yo no me siento cómo acta para corresponderle.—

Olga frunció el ceño y respondió:

—Mira Laura, te voy hacer una pregunta—

— Sí, dime.—

— ¿Te vas a quedar para vestir santos. Cómo te dijo Cristina.?—

— A esa firulais no me la nombres.—

— Entonces está noche te alistas, escoges uno de tus mejores trapos y te lo pones y te vas con Paul y que pasé lo que tenga qué pasar. ¿Ya? —

Laura sorprendida responde:

— ¡¿Cómo qué pase lo que tenga que pasar?!.—

— Es una forma de decir, además eres tú la que pones los límites,  tú verás hasta donde llegas con él y por último no te olvides que ya llevas como cinco años de nada de nada y pues creo que ya es hora de un mantenimiento. ¿No te parece? — Olga reía pícaramente.

Mientras que Laura se sonrojó y sé quedó pensando. Para luego reaccionar y  decir:

— Voy a llamarlo  y le voy a decir que me pase viendo a las siete.—

— ¡Eso! Así se habla decidida con muy buena actitud.— Olga celebraba la reacción de su amiga, mientras que Laura añadía algo más:

— Solo te quiero dejar algo claro, voy a salir con Paúl, pero entre él y yo no pasará nada más que una amistad como siempre se ha mantenido.—

Luego de unos minutos Laura llamó a Paul quedando de acuerdo con la salida. Ya en horas de la tarde nuevamente Laura se encontraba frente a su closet no se decidía aún, hasta que escogió unos jeans y una blusa de mangas largas color beige con un escote no tan revelador.  Y tacones dorados.  Habían pasado las horas ya estaba casi lista, de pronto su celular timbró, era Fiorela para preguntarle cómo se sentía, Laura le comentaba que estaba un poco nerviosa, ya que sería la primera vez después de mucho tiempo salir con un hombre. Fiorela le decía.

— La ventaja es que  Paúl  no es cualquier hombre ya lo conoces y sabes más o menos cómo es él, además fue nuestro compañero de colegio y lo importante aquí es que tú realmente te sientas cómoda no queremos presionarte, Olga me comentó lo que hablaron hoy en la tarde, concuerdo con ella en que debes de salir y que debes darte una nueva oportunidad, pero como ella dijo tú eres la que pones los límites, nosotros lo que queremos es que realmente seas feliz.—

Laura sonrió y pronunció:

— Gracias amiga por siempre estar para mí.—

En ese momento se dió cuenta que estaba entrando otra llamada, era Paul y  por cierto muy puntual.

Laura se despidió de Fiorela e inmediatamente contestó la otra llamada  y  le indicó que ya bajaba.

Él al verla no dudó en ser atento con ella.

  — Estás  hermosa Laura, no has cambiado.—

Laura sonrió y agradeció el gesto, mientras pensaba si aceptar la invitación de Paúl había sido lo mejor. Ya en el carro se dirigieron a recorrer un poco la ciudad entre conversaciones y risa Laura se estaba sintiendo cómoda.  

Hasta que llegaron a unos restaurantes que quedaban por el muelle cerca de la playa. Laura se inquieto un poco al verse por esa parte de la ciudad y le preguntó.

—¿A qué restaurante vamos?—

— A la caída del sol— respondió él, muy tranquilo..

Laura se tranquilizó y sonrió añadiendo.

— Me han comentado que es un buen restaurante y que la atención es muy buena.—

— Sí, la atención es muy buena y la comida ni que se diga, es la mejor. Aunque te quería llevar a un nuevo restaurante que no hace poco inauguraron, pero mejor me decidí por este.— sonrió.

Entraron al restaurante ya tenían la reservación y la mesa quedaba con vista al mar, aunque era de noche se podía apreciar las olas y el brillo del mar por la luz de la luna. Esa noche disfrutaron de una parrillada de mariscos con un buen vino. De pronto Paúl  preguntó.

—¿Me imagino que debes tener muchas invitaciones.?—

Laura sonrió y dijo:

— Pues te equivocas como te  he comentado, mi vida se a resumido en pocas cosas en estos últimos años. Pero me siento bien. —

— ¿Pero me imagino que alguien debe estar en ese corazóncito?—

Laura carraspeo un poco para responder esa pregunta que por cierto la había incomodado..

— Pues he estado bien en todo este tiempo.— bebió un poco de vino.

— Disculpa si te incomodé con la pregunta. —

— No te preocupes me estoy acostumbrando que últimamente me pregunten por mi vida amorosa.— sonrió y preguntó:

— Mejor cuéntame tú ¿qué tal amores?—

Paúl le comentó que había tenido un compromiso  con el cual duro cierto tiempo.

— En ese tiempo yo trabajaba fuera de la ciudad y pues pasaba más en el trabajo que en casa, solo llegaba los fines de semana, ella estaba aún en la universidad y pues también tenía su trabajo. Pero decidimos separarnos por nuestro ritmo de vida, no le podía dar mi presencia como ella quería.  Y a veces habían fines de semanas que discutíamos. Y pues eso no es sano en una relación, no digo que en una relación no hayan desacuerdos, pero cuando te ausentas y llegas a casa esperas algo tranquilo y por esos motivos mejor dejamos las cosas así..—

— Y eso hace que tiempo fue?—

— Eso fue hace como unos siete años atrás.—

— Y desde ese tiempo no has tenido otro compromiso? —

— ¿Algo serio?. No, solo relaciones de meses o de semanas. No tengo porque negarte eso.  Me he dedicado a trabajar en lo mío y pues posiblemente ya me quede quieto por estos lugares por algún tiempo y pues quién quita y encuentre a esa mujer que despierte en mi ese deseo de formar un hogar.— miró a Laura con cierta picardía, mientras ella no pudo disimular y se sonrojó y cómo para salir del asunto ella comentó que ya estaba como tarde y al otro día tenía que trabajar.  Paul por su parte le preguntó si mañana se podían ver nuevamente. Laura sin más rodeo le respondió con otra pregunta. 

— ¿Qué estás buscando Paul?—

— ¿A qué te refieres?— Preguntó él, dudosamente.

— Que me invites una vez está bien, pero que me digas que mañana me quieres ver eso me suena ya a otra cosa— Habló muy seria. — Así que te lo pregunto sin anestesia. ¿Cuál es tu plan?.

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