—¿Estás listo? —Filipo preguntó apenas Enzo, entró a la clínica, el procedimiento había dado inicio hace dos semana y no había marcha atrás, dentro de la habitación, Catalina y Chiara esperaban, habían llegado antes para que le fuera administrada la hormona hCG, para provocar la ovulación, con el fin de hacer que salga el ovocito del folículo y entrar con en contacto con el semen.
—Tanto como podría estar —no manifestó su molestia hacia Chiara, no tenía caso, Catalina volvió a la vida en el preciso instante en la que esa mujer aceptó ser el vientre de alquiler, cuando él había aceptado, no podía negar que el brillo en los ojos de Catalina le habían tocado el alma, un hijo era lo que ell
Enzo observó a Chiara entrar a la biblioteca, parecía asustada y no era para menos, él no era un hombre que se dejara engañar fácilmente y podía adivinar las intenciones de Chiara al aceptar ser la madre de su hijo.—¿Pidió verme señor Lombardi? —Chiara se detuvo frente al escritorio sin levantar la mirada, tenía miedo, nunca antes había cruzado más de dos palabras con el esposo de su jefa.—Así es, tome asiento Chiara y relájese no muerdo —la chica tragó en seco, la voz demasiado amable le causaba mucho más terror que cuando se dirigía a ella con frialdad.El silencio reino por un largo momento, Chiara, no era capaz de ver a Enzo, sabía que él tenía un concepto erróneo de ella y no tenía ninguna intención de cambiar esos pensamiento
Los gemidos inundaron la habitación, Catalina entregada a la pasión, Enzo adorando cada parte de su cuerpo, llevándola al éxtasis del placer en cada embestida, en cada caricia y beso. Estaba locamente enamorada y sería así mientras tuviese vida.—¡Te amo Enzo! —gritó en medio de su orgasmo, mientras Enzo se vaciaba en su interior.—Te amo Catalina —susurró a su oído antes de besar sus labios nuevamente. Se apartó con sumo cuidado abandonando la calidez del interior de su esposa.—Bianca estuvo esta tarde en casa —Catalina cubrió su desnudez con la sábana. Estaba satisfecha y feliz, Enzo siempre era generoso mientras le hacía el amor.—¿Qué es lo que quería? —Enzo no se molestó en girarse había salido de la ducha hací
—¿Qué significa esto Chiara? —Federico se incorporó para poder ver lo ojos de su hija, no podía creerlo, nunca lo hubiese imagino de ella, apenas unos meses atrás habían hecho planes, Chiara ni siquiera había tenido un novio, no le conoció ninguno a menos de ser engañado por su hija.—Yo, papá —Chiara bajo la mirada ¿Qué podía decirle? No se atrevía a contarle sobre el trato con Catalina, sería mucho peor.—Hablar Chiara, dime ¿Qué significa esto? ¿Qué has hecho hija? —había tanto dolor en la voz de Federico, el corazón de Chiara se rompió al causar este dolor a su padre, no era así como debía suceder las cosas.—No te preocupes por mí papá estaré bien y tu pronto saldrás de aquí,
Enzo Lombardi pocas veces sentía culpa de sus acciones, cuando creía estar actuando correctamente, sin embargo tras escuchar las palabras del doctor. Su mundo se sacudió, era el causante de toda esta situación, el causante de poner la vida de su hijo en peligro y fue consciente por primera vez del significado de ser padre. La angustia corrió por sus venas, llegando a su corazón que latía fuerte dentro de su pecho con el miedo creciendo en su interior.—No puede ser, Chiara no puede perder al bebe —Catalina fue la primera en hablar, Mientras Enzo, fue incapaz de decir una sola palabra, el nudo en la garganta se lo impedía y la culpa, la maldita culpa le carcomía el alma. Presionó tanto a Chiara y este era el resultado de sus incesantes.—Afortunadamente la han traído a tiempo, ahora deberá tener cuidado, evitar el estrés entre ot
—Enzo Lombardi —se presentó ante la secretaría, quien parecía haber perdido la capacidad de hablar al verlo.—¿Señorita? —Había molestia e impaciencia en su voz, deseando arreglar las cosas para Chiara, hablar con Federico Ferrer, sería solo el primer paso, prometió tratarla mejor, no estresarla nuevamente con su mal carácter y mal proceder. Era consciente de la verdadera razón por la cual era cruel con la joven. Aceptar sus sentimientos sería una equivocación, Catalina siendo su esposa y la única mujer amada durante quince años, no se merecía una traición y él no estaba dispuesto a hacerlo.—Perdone señor Lombardi. El señor Ferrer, no puede recibir visitas, sufrió una recaída después de la visita de su hija el día de ayer, el médico ha prohibido
“Nuestro hijo” Chiara, no podía apartar aquella palabras pronunciadas por Enzo en la clínica ¿Qué había cambiado? Tenía miedo, todo se trataría de una treta para luego hacerle firmar el documento. Él mencionó haberlo destruido ¿Podía confiar en él?—Chiara ¿En qué piensas? —se sonrojo al darse cuenta, estaba ignorando a Dante sin intención.—Perdón Dante, estoy preocupada por mi padre y por él bebe, aunque Filippo asegura que no hay peligro, me siento temerosa, en cuanto a mi padre no he podido comunicarme con él, se niega a atender mi llamada —la mitad de sus palabras eran verdad, no sería capaz de comentar a Dante, las palabras de Enzo, sobre todo porque ellos son buenos amigos.—Dale tiempo para pensar bien las cosas y tu mi pequeña Chiara
Enzo permaneció de pie, sin moverse de su sitio ¿Qué debía hacer? Respetar la voluntad de Federico, significa ocultar la verdad a Chiara, engañarla ¿Por cuánto tiempo? No podía hacerlo, no debía, marcó el número telefónico de su amigo, él podía aconsejarle.—¿Qué pasa Enzo? —escuchó la voz de su amigo al otro lado de la línea, dudó por un momento antes de hablar.—El padre de Chiara a muerto —el silencio se instaló por un largo momento, Enzo, llegó a creer a Dante capaz de cortarle la llamada—¿Qué has hecho? —Enzo no pudo evitar gruñir, no había hecho nada, no había nada que hacer para salvarlo, cuando él llegó Federico ya estaba muriendo, solo no lo sabía.—
Chiara recibió de manos de Dante Lombardi, las cenizas de su padre una Urna funeraria. No pudo evitar el sollozo escapar de su garganta, a esto se había reducido su padre, los sueños y el deseo de brindarle una vida mejor, una enfermedad silenciosa y mortal había terminado con todo a su paso.—Lo siento papá, siento tanto haberte mentido, debí decirte la verdad cuando la pediste, debiste decirme que te faltaba poco tiempo, jamás me habrá separado de tu lado, habría llenado tus últimos días de sonrisas y no soledad en la fría habitación de un hospital —Chiara dejó sus lágrimas correr, necesitaba liberarse de alguna manera de dolor, antes de sucumbir a ella, si no fuera por el pequeño ser en su vientre habría deseado morir junto su padre.—Lo siento mucho Chiara, no hay palabras para aliviar el dolor en tu co