Los gemidos inundaron la habitación, Catalina entregada a la pasión, Enzo adorando cada parte de su cuerpo, llevándola al éxtasis del placer en cada embestida, en cada caricia y beso. Estaba locamente enamorada y sería así mientras tuviese vida.
—¡Te amo Enzo! —gritó en medio de su orgasmo, mientras Enzo se vaciaba en su interior.
—Te amo Catalina —susurró a su oído antes de besar sus labios nuevamente. Se apartó con sumo cuidado abandonando la calidez del interior de su esposa.
—Bianca estuvo esta tarde en casa —Catalina cubrió su desnudez con la sábana. Estaba satisfecha y feliz, Enzo siempre era generoso mientras le hacía el amor.
—¿Qué es lo que quería? —Enzo no se molestó en girarse había salido de la ducha hací
—¿Qué significa esto Chiara? —Federico se incorporó para poder ver lo ojos de su hija, no podía creerlo, nunca lo hubiese imagino de ella, apenas unos meses atrás habían hecho planes, Chiara ni siquiera había tenido un novio, no le conoció ninguno a menos de ser engañado por su hija.—Yo, papá —Chiara bajo la mirada ¿Qué podía decirle? No se atrevía a contarle sobre el trato con Catalina, sería mucho peor.—Hablar Chiara, dime ¿Qué significa esto? ¿Qué has hecho hija? —había tanto dolor en la voz de Federico, el corazón de Chiara se rompió al causar este dolor a su padre, no era así como debía suceder las cosas.—No te preocupes por mí papá estaré bien y tu pronto saldrás de aquí,
Enzo Lombardi pocas veces sentía culpa de sus acciones, cuando creía estar actuando correctamente, sin embargo tras escuchar las palabras del doctor. Su mundo se sacudió, era el causante de toda esta situación, el causante de poner la vida de su hijo en peligro y fue consciente por primera vez del significado de ser padre. La angustia corrió por sus venas, llegando a su corazón que latía fuerte dentro de su pecho con el miedo creciendo en su interior.—No puede ser, Chiara no puede perder al bebe —Catalina fue la primera en hablar, Mientras Enzo, fue incapaz de decir una sola palabra, el nudo en la garganta se lo impedía y la culpa, la maldita culpa le carcomía el alma. Presionó tanto a Chiara y este era el resultado de sus incesantes.—Afortunadamente la han traído a tiempo, ahora deberá tener cuidado, evitar el estrés entre ot
—Enzo Lombardi —se presentó ante la secretaría, quien parecía haber perdido la capacidad de hablar al verlo.—¿Señorita? —Había molestia e impaciencia en su voz, deseando arreglar las cosas para Chiara, hablar con Federico Ferrer, sería solo el primer paso, prometió tratarla mejor, no estresarla nuevamente con su mal carácter y mal proceder. Era consciente de la verdadera razón por la cual era cruel con la joven. Aceptar sus sentimientos sería una equivocación, Catalina siendo su esposa y la única mujer amada durante quince años, no se merecía una traición y él no estaba dispuesto a hacerlo.—Perdone señor Lombardi. El señor Ferrer, no puede recibir visitas, sufrió una recaída después de la visita de su hija el día de ayer, el médico ha prohibido
“Nuestro hijo” Chiara, no podía apartar aquella palabras pronunciadas por Enzo en la clínica ¿Qué había cambiado? Tenía miedo, todo se trataría de una treta para luego hacerle firmar el documento. Él mencionó haberlo destruido ¿Podía confiar en él?—Chiara ¿En qué piensas? —se sonrojo al darse cuenta, estaba ignorando a Dante sin intención.—Perdón Dante, estoy preocupada por mi padre y por él bebe, aunque Filippo asegura que no hay peligro, me siento temerosa, en cuanto a mi padre no he podido comunicarme con él, se niega a atender mi llamada —la mitad de sus palabras eran verdad, no sería capaz de comentar a Dante, las palabras de Enzo, sobre todo porque ellos son buenos amigos.—Dale tiempo para pensar bien las cosas y tu mi pequeña Chiara
Enzo permaneció de pie, sin moverse de su sitio ¿Qué debía hacer? Respetar la voluntad de Federico, significa ocultar la verdad a Chiara, engañarla ¿Por cuánto tiempo? No podía hacerlo, no debía, marcó el número telefónico de su amigo, él podía aconsejarle.—¿Qué pasa Enzo? —escuchó la voz de su amigo al otro lado de la línea, dudó por un momento antes de hablar.—El padre de Chiara a muerto —el silencio se instaló por un largo momento, Enzo, llegó a creer a Dante capaz de cortarle la llamada—¿Qué has hecho? —Enzo no pudo evitar gruñir, no había hecho nada, no había nada que hacer para salvarlo, cuando él llegó Federico ya estaba muriendo, solo no lo sabía.—
Chiara recibió de manos de Dante Lombardi, las cenizas de su padre una Urna funeraria. No pudo evitar el sollozo escapar de su garganta, a esto se había reducido su padre, los sueños y el deseo de brindarle una vida mejor, una enfermedad silenciosa y mortal había terminado con todo a su paso.—Lo siento papá, siento tanto haberte mentido, debí decirte la verdad cuando la pediste, debiste decirme que te faltaba poco tiempo, jamás me habrá separado de tu lado, habría llenado tus últimos días de sonrisas y no soledad en la fría habitación de un hospital —Chiara dejó sus lágrimas correr, necesitaba liberarse de alguna manera de dolor, antes de sucumbir a ella, si no fuera por el pequeño ser en su vientre habría deseado morir junto su padre.—Lo siento mucho Chiara, no hay palabras para aliviar el dolor en tu co
—Cariño quita esa cara, por todo los cielos iré a Roma, no al otro lado de mundo —Catalina sonrió, para disfrazar su tristeza y angustia, había evitado ver a Chiara, estando fuera todo el día anterior y hoy mientras partía no se despidió, aún no era capaz de verle a ojos sin culpa.—Lo sé amor, nunca hemos estado separados tanto tiempo, ni siquiera por negocios, déjame reunirme contigo en Roma, el fin de semana —Enzo, abrió la puerta de su auto ante la falta de respuesta de Catalina, sentía como si estuviera alejándose de él. Era posible, solo fueron ideas suyas, todo el asunto de Chiara y Federico, los sentimientos que embargaba su corazón y parte de ellas iban destinadas a la joven embarazada. —¿Especializados en testamento? —preguntó. —¿Qué sucede Dante? —el mencionado se encogió de hombros. Incapaz de responder, tenía la misma duda.—Lo mismo deseo saber. Catalina no habría recurrido a alguien ajeno en caso de ser un tema delicado, tengo su testamento en mi poder, ambos sabemos si ella ha hecho uno nuevo, el antiguo pierde validez.—Es algo que me tiene sin cuidado Dante, Catalina puede heredar su fortuna a quien ella desee, en todo caso yo solo soy su marido, tengo dinero propio gracias a mi trabajo, me case por amor no por interés —espetó molesto mal interpretando las palabras de su mejor amigo.—No he querido ofenderte Enzo ¡por Dio! Estoy preocupado y es lógico que toque el tema de esta manera, se bien que están casados por bienes separados. Fuiste tú quien lo soCERCANOS