HENRYCuando vengo de visita a Manhattan, suelo verme con Daniel en uno de los restaurantes de mis hoteles. Como le dije que estaba en la ciudad, se molestó un poco porque no le avisé con antelación, aun así, aceptó mi invitación a cenar. Ahora estoy esperándolo en el bar del restaurante, nuestro lugar habitual. No será una cena, serán unos tragos y una charla tranquila para ponernos al día.—Hasta que te dejas ver, mal amigo —saluda Daniel al llegar.—También me da gusto verte —le respondo, y nos saludamos de mano y abrazo como siempre que nos vemos.—Finalmente podré tener un respiro para mí —suspira Daniel mientras se deja caer en la silla alta junto a la mía.—¿Qué pasa? ¿Mucho trabajo? —inquiero.—Algo así, también están los preparativos de la boda. Apenas he tenido tiempo para llegar a casa y dormir, bueno, aunque algunas veces no se consigue mucho la segunda opción. Ya sabes, con Audrey teniéndola en mi apartamento, es imposible que duerma mis horas —guiña un ojo después de son
LEILAMe despierto sin ganas de enfrentar otro día, la tristeza y la frustración pesan sobre mí. Mi barriga crece cada día más y las oportunidades de empleo se esfuman en la misma proporción. ¿Quién querría contratar a una mujer en mi condición? Con un suspiro, me esfuerzo por salir de la cama, pero el desaliento me mantiene anclada. De repente, unos golpecitos en la puerta rompen mi letargo.—¡Leila! —la voz de Nelly, mi prima, resuena con más energía de la que siempre tiene —. ¡Levántate! Necesitas darte una ducha. Tengo una buena noticia para ti.Con un suspiro pesado, me obligo a ponerme de pie y arrastro mis pies hasta el baño. El agua caliente cae sobre mí como una cascada, llevándose consigo algo de mi cansancio. Me quedo allí bajo el chorro, intentando encontrar algo de esperanza en medio del vapor. El agua golpea mi piel y, por un momento, cerro los ojos, dejando que el sonido del agua silencie mis pensamientos.Finalmente, salgo del baño y me dirijo a la cocina. Nelly está a
LEILAMi corazón late con fuerza mientras salimos de la oficina de Audrey. Nelly está a mi lado, sonriendo como si ella misma acabara de recibir la noticia. Me siento mareada, abrumada por la posibilidad que acaban de poner en mis manos. Modelo de una empresa reconocida. Ni en mis sueños más locos pensé que algo así pudiera pasarme, y mucho menos en este momento de mi vida.—Leila, te dije que hoy sería un buen día —dice Nelly, dándome un leve empujón con su codo—. Ahora solo falta que lo creas tú también.Intento procesar todo lo que acaba de pasar, pero mi mente se queda estancada en un solo pensamiento: ¿cómo voy a ser modelo estando embarazada? No es que me arrepienta de mi bebé, pero esta oportunidad parece tan irreal que casi temo despertarme y descubrir que todo fue solo un sueño.—No sé, Nelly… ¿Crees que soy la persona adecuada para esto? —pregunto, insegura, mientras salimos del edificio.Nelly me mira como si acabara de decir la cosa más tonta del mundo.—¡Por supuesto que
LEILAMarlon se vuelve hacia el equipo que lo rodea y les hace señas para que se acerquen.—Hoy vamos a comenzar con algunas tomas sencillas para que Leila se familiarice con el proceso. Es importante que se sienta cómoda y confiada, así que vamos a tomarnos nuestro tiempo para asegurarnos de que todo salga bien.Los asistentes asienten y comienzan a preparar la primera toma. Mientras tanto, Audrey me guía hacia un pequeño vestidor donde un par de estilistas ya están esperando, Nelly se despidió minutos atrás y volvió a su trabajo.Ahora quedo con el equipo de vestuario y maquillaje, me piden que me ponga una túnica suave mientras preparan el maquillaje y peinado. Me siento en la silla, mi mente sigue intentando comprender todo lo que está pasando, pero los nervios ya han desaparecido.Una vez lista, Audrey me acompaña de vuelta al set de fotos, donde Marlon ya está listo para comenzar. Me muestran dónde debo pararme y me explican algunas poses básicas. A pesar de que ahora me sienta
HENRY —Quiero un nieto antes de morirme —demanda mi abuelo. —¿Un nieto? —repito confundido —No tengo una esposa todavía, y tú ya tienes un nieto. —En estos tiempos ya nadie se casa para tener un hijo —agrega con desdén. —No sabía que fueras un abuelo moderno —digo bromeado. Él me echa una mirada disgustada. —Y no lo soy, todavía conservo valores y tradiciones, como el matrimonio y tener una familia después de él. —¿Y entonces por qué quieres que tenga un hijo fuera del matrimonio? Es muy pronto para algo así, Kendra no está lista, ella quiere esperar y después del matrimonio nos tomaremos un tiempo para nosotros dos. Hace un chasquido con la lengua y lanza un ademán. —¿Cuál pronto? Yo diría que ya estás en la edad correcta y si no lo haces ahora se te pasará el tren, esa mujer te está haciendo perder el tiempo, deberías de dejarla y buscarte a otra. —toma asiento detrás de su escritorio y me observa desde ahí —Yo a tu edad ya tenía siete hijos, y antes de los cuarenta ya esta
Los Ángeles, CaliforniaActualidadLEILAEstoy sentada en una mesa de un restaurante muy lujoso, todos mis fondos se han ido en esta reservación, ¿para qué? Bueno, tiene sentido, es la noche que le diré a mi novio que he decidido dar otro paso con él en nuestra relación, pues muy pronto tendremos una gran razón para fortalecer lo nuestro.Paul es el hombre de mi vida, con el que me fugue de mi casa aquel día. No me gusta pensar en eso, ya que me trae muy malos recuerdos y hoy es un día para tener alegrías, no tristezas. Así que no quiero estropear el momento con mi pasado.No lamento nada, aunque debería de hacerlo, ya que tome una decisión que cambio toda mi vida entera y más ahora…Despejo mi mente y me concentro en Paul y en mí. Miro hacia la puerta varias veces, ansiosa porque ponto se reúna conmigo. Sigo sin entender por qué quiso que viniéramos por separado, no quise hacerle un berrinche, así que no replique e hice lo que considere bueno para los dos.Tal vez me tenga una sorpre
Los Ángeles, CaliforniaHENRY―Flip, sírveme otro. ―Alzo el vaso indicando a qué me refiero. El cantinero del bar me observa desde su distancia; sé que quiere decirme algo, sin embargo, solo se limita a fruncir las cejas. ―Bien, recuérdame más tarde decirle a mi asistente que te dé un aumento ―digo mientras alcanzo la botella de ron que dejó del otro lado de la barra.―Déjalo, yo te lo sirvo ―me arrebata la botella de la mano y procede a servirme de ese líquido ámbar que me quema la garganta, pero calma mis males. Tal vez no los sane, al menos funciona para olvidar por un momento. ―Y no quiero un aumento, es preferible no verte aquí bebiendo seguido.Y ahí va. Flip es un viejo amigo y un buen empleado. Lleva más de veinte años trabajando en este hotel. Antes sirvió a mi padre, y ahora lo hace para mí.― ¿Me estás echando de mi propio sitio, Flip? ―pregunto con una media sonrisa. ―Además, no he bebido tanto. Apenas voy por mi quinto trago, o cuarto, creo que era menos.―Con este último
LEILALlegué a pensar que terminaría triste y deprimida en mi habitación, pero ahora me doy cuenta de todo lo contrario. Se siente como si un ángel se hubiera cruzado en mi camino, o al menos así lo siento yo. Llevo minutos, o tal vez horas, conversando con el hombre que conocí en el bar, Henry, que ahora sé su nombre porque se presentó después de haberse disculpado por lo anterior.Se ve que es un buen hombre, y a pesar de que al principio noté algo de tristeza en su voz, en este momento ya no hay ni una pizca de ello. Es como si hubiese borrado esa emoción de todo su ser, porque ahora se está riendo de mis malos chistes.—Es en serio, en ese preciso día llovió y me mojé toda —. Corrijo, no es chiste, se llama mala suerte.―¿Entonces llegaste tarde a tu sesión de fotos? —pregunta con una ligera risa.—Sí, y lo peor de todo es que llegué empapada y sin cambio de vestuario. —Continúa riendo. —Hey, no te rías, a cualquiera le puede pasar.Niega con la cabeza mientras hace un movimiento