La luz de la mañana comenzó a colarse por la habitación. Con tal cantidad de luz, poco a poco el sueño fue abandonando a Dalia quien fue la primera en abrir los ojos. Se reincorporó un poco y se estiró para terminar de eliminar el sueño de su cuerpo. Luego se recargó sobre el colchón y giró la cabeza a su derecha para ver a alguien dormir a su lado: Yuri.
Dalia sonrió, viendo lo linda que se veía Yuri durmiendo. Ya había pasado poco más de un mes desde que Yuri y ella habían comenzado su relación. Al principio nada cambió, continuaban comportándose como amigas pues no querían llamar la atención, pero pasados los días Dalia quiso compensar esa falta de afecto en público y le pidió a Yuri que comenzaran a dormir en la misma cama, cosa que al principio se mostró algo nerviosa por aceptar, pero terminó hacie
Una vez que se bañaron y se arreglaron lo mejor que pudieron, Yuri y las chicas salieron del dormitorio, con el muchacho no pudiendo evitar notar que Dalia llevaba puesto el collar que le había regalado en navidad y que al parecer solo pensaba usar en ocasiones especiales.El plan era encontrarse primero en Sweet Valerian, después ir a comer y de ahí pasear por el jardín para al final dejar a Socorro en una habitación en un pequeño hotel dentro del sector comercial para que al día siguiente regresara a su casa.Yuri sacó su Smartphone y vio que tenía un mensaje de su papá, lo revisó y dijo:—Papá ya llegó —anunció a sus amigas—, dice que va camino a Sweet Valerian para vernos allá.—Llegó antes de lo que esperábamos —dijo Dalia sorprendida.Yuri guardó su teléfono y dijo encogi&eac
—¿Daniel? ¿Qué haces con mi papá? —preguntó Yuri sonriendo una vez llegaron a la mesa reservada para ellos.En respuesta, el dueño del café rio y dijo:—Le hacía compañía a este buen caballero… pues llegaron tarde.Una mueca de nervios apareció en los rostros de Dalia y Yuri, pero no en el de Rosa, quien se limitó a hacer una pose sensual y con una voz coqueta dijo:—Bueno guapo, una belleza como esta no se hace en cinco minutos —y le lanzó un beso a Daniel.El grupo rio por la broma y cuando la carcajada se detuvo, Yuri miró a su padre. Socorro se levantó de la silla y se irguió frente a Yuri. Por un momento su padre le pareció más alto e imponente a como lo recordaba, incluso en ese momento tenía una expresión que iba con lo que para muchos les indicaba su físico: q
Yuri y Socorro se quedaron a solas. Por un largo momento ninguno dijo nada, de seguro porque Socorro estaba esperando a estar seguro que las muchachas ya se habían alejado lo suficiente como para no escuchar lo que estaba por decirle a su hijo.El silencio de Socorro ponía a Yuri nervioso, de hecho, Yuri nunca en su vida había estado tan asustado. Él mejor que nadie sabía que no había sido un hijo fácil de criar, pero siempre que tenía un mal comportamiento, su padre más que regañarlo trataba de ser comprensivo y guiarlo por el mejor camino, aconsejándole como ser una mejor persona.El solo pensamiento de ver enojado a Socorro de verdad aterraba a Yuri.—Son un par de muchachas agradables —dijo Socorro al fin dándole la espalda a su hijo, todavía mirando el camino por el que las dos muchachas se habían ido. Ver a Socorro así de tranquilo pese a ya
Yuri iba camino al dormitorio, pensando en todo lo que su padre le había dicho. Él tenía razón, debía terminar a Dalia, no se merecía sufrir cuando el él que era ahora desapareciera, mientras más rápido terminara con esa mentira mejor… ¿pero cómo lo haría? Hasta antes de conocer a Dalia él nunca se había planteado estar en una situación de tener novia, ¡mucho menos terminarla! Qué problema…—¿Yuri? —dijo una voz que sacó al muchacho de sus pensamientos.Yuri se apuró a levantar la cabeza y frente a él, recargada bajo un farol, estaba Dalia.—Dalia… —comenzó Yuri— ¿Qué-qué haces aquí? ¿Dó-dónde está Rosa?La muchacha miró a Yuri a la cara, luego bajó la mirada y dijo:—Rosa
Dalia se apuró a sacar su cara de entre sus manos y ver a su derecha. Ahí se encontró con una mujer. Era morena y de largo y lacio cabello castaño, tenía unos ojos dorados y su delgado cuerpo estaba enfundado en un largo pero simple vestido blanco. Pese a que sonreía, había algo en ella que la ponía nerviosa… como el hecho de que nunca se había percatado de cuándo se le había acercado.—No-no es nada —dijo Dalia apurándose a limpiarse las lagrimas.—Oh vamos —dijo la mujer un poco burlona y comenzando a acercarse a Dalia—, me la paso todo el tiempo enterrada entre papeleo sin oportunidad de cumplir funciones docentes y ahora que al fin tengo una, ¿me la vas a negar?Esa declaración confundió a Dalia.—¿A qué se refiere? ¿Quién es usted?La mujer rio ante la pregunta.&
Yuri caminaba con la cabeza gacha, mientras varias lágrimas rodaban por sus mejillas. Se sentía miserable, el peor ser humano del planeta, ¿cómo había podido hacerle eso a alguien que le quería? ¿A alguien que él quería? Sabía que lo había hecho por una buena razón, ahorrarle a Dalia sentir la desaparición de la persona que él era ahora, pero aún así…En ese momento algo ocurrió que sacó a Yuri de sus cavilaciones: se escuchó un grito, un grito cuyo timbre de voz era el de…—¡Dalia! —gritó con el corazón latiéndole a mil por hora.Sin perder un segundo dio media vuelta sobre sus pasos y comenzó a correr en dirección a dónde había dejado a Dalia. Con el corazón en un puño, no dejaba de preguntarse qué le habría podido pasar p
En cuanto abrió los ojos, Yuri se reincorporó, pero de inmediato lo lamentó, pues su abdomen le dolió horrores. Abrió los ojos y se encontró con el torso desnudo, solo con su bra y el abdomen envuelto en vendas. Miró en dónde se encontraba: una habitación de madera pulida con muebles muy finos como la cama en la que estaba. No necesitaba ver los cuadros en la pared con fotos del dueño para saber en dónde estaba, pues ya había estado ahí cuando se cambió para su cita con Dalia. Era la habitación de Daniel en Sweet Valerian.—Con cuidado —dijo alguien a su lado—, te golpearon muy duro. Por suerte el café de Daniel estaba cerca, hubiera sido muy problemático llevarte a la clínica o mínimo a tu dormitorio.Yuri giró la cabeza y a su lado se encontró con su padre. En ese momento por su cabeza pasaron las palabra
Dalia comenzó a recuperar la consciencia. Le dolía el cuerpo y conforme fue siendo más consciente de su alrededor se dio cuenta de la razón del dolor: estaba acostada en un duro suelo de piedra. De inmediato abrió los ojos y se reincorporó, mirando hacia todos lados para ver en donde se encontraba.Aunque ya era de día y por lo tanto podía ver a la perfección, le costó reconocer el lugar en el que estaba, no porque el lugar fueran ruinas que daban la impresión de estar así desde hacía años, sino porque el lugar no se parecía en nada a algo que hubiera visto alguna vez en su vida, lo más con lo que podía relacionarlo, era como una versión miniatura de la catedral de San Patricio en la ciudad de Nueva York a la que había ido alguna vez en compañía de sus padres… pero a diferencia de esa catedral que estaba ricamente adornada c