*Dianora * Y mientras yo preparaba la cena y ella daba de comer a Alessandro, me dijo algo que me puso realmente nerviosa, Matteo había aparecido en su casa unas horas antes de que cogiese el tren preguntando por mí. _No sabía si debía decirte esto… _Has hecho bien en hacerlo abuela. _Ese mal hombre tocó a mi puerta y al abrir se metió sin permiso. Yo le dije que debía irse, pero el insistió que yo sabia sobre ti, y que llevaba días intentando contactarte. Lo eche, pero él me dijo que realmente estaba en su casa, que él la compro para mí, y que era suya y… yo creo que si tú me lo permites me quedó contigo aquí en Milán, no quiero tener nada de ese maldito hombre. Yo simplemente asentí, la entendía, él era un auténtico malnacido. _Por supuesto que puedes quedarte a vivir conmigo y para siempre si quieres. No comprendo porque tendríamos que separarnos, realmente tu presencia me hace feliz. _Oh, cielo… Fue justo en ese instante cuando llamaron a la puerta. _¿Esperas a alguien? M
*Antonella*Yo había sentido un fuego intenso junto a Matteo, me había enganchado a él de una manera demasiado peligrosa, sin importarme hacer daño a terceros… había sido egoísta y malcriada, solamente pensando en mí y en mis propios deseos. Y al descubrir la carta de mi hermano Piero mi mundo simplemente se había hecho pedazos.Fue duro saber la verdad, que el estaba profundamente enamorado de Dianora, y que ella era una mujer inocente, buena… si él la describía así no tenia ninguna duda de que lo era, pero en cambio describía a su amigo y jefe Matteo como un hombre cruel y controlador incapaz de hacer feliz a una mujer, y también creía que estaba en lo cierto.Toda aquella situación me generó más dolor, porque yo me había obsesionado con Matteo demasiado y la única manera de olvidarlo fue alejarme de el e irme de Nápoles.Tener la oportunidad de marcharme a Alemania fue como una señal del destino, yo sabia que el no era bueno para Dianora, ni tampoco lo sería para mí, leer la carta
*Antonella*Había sido duro tomar la decisión de marcharnos de Nápoles, simplemente organizamos papeles de la propiedad de la ciudad que heredamos de Piero y la pequeña gran fortuna que nos había dejado y nos fuimos con billete de ida y no de vuelta a Berlín. Si para aquello implicaba un riesgo que no sabría como saldría no quería pensar en que estado de angustia se encontraría mi propia madre. Aunque ambas nos habíamos ido con un enorme dolor en nuestros corazones por la muerte de ese buen hombre que había sido mi hermano y su hijo, yo también arrastraba en mi el deseo y enganche que sentía por Matteo, y que había cortado por lo sano sabiendo perfectamente que él no era bueno para mí, y para ninguna mujer, como explicaba con sinceridad en su carta a Dianora.Tardamos solo una semana en alquilar ambos pisos, el apartamento de Piero y nuestra casa, las dos en Nápoles, y nos fuimos con reserva de una semana en un hotel en el centro de la ciudad, cercano a la universidad a la que yo iría.
*Dianora* Era la segunda vez que comenzaría de nuevo y pensé que debía coger fuerzas, ya tenía experiencia en eso y al menos aquella vez no seria el único adulto, no estaría sola con un bebe. Al llegar a Venecia me encontré en aquella hermosa ciudad, y sentí un ambiente lleno de nuevas ilusiones y una energía bonita que hacia meses que no sentía… y por un instante un sentimiento de que todo iría bien me inundo por completo. Cogimos un taxi y nos dirigimos a la dirección de nuestro nuevo apartamento, yo durante el trayecto llame al dueño que me dijo que me esperaría en la puerta. _ ¿Eres Dianora verdad? Era un chico joven, alto, muy atractivo, de pelo castaño claro y ojos verdosos y me impacto. Yo, en cambio, esperaba a un hombre mayor como me dijo Rose que seria. _ ¿Y tú Stefano? _No, es mi padre. _ Dijo con una sonrisa. _Tenía mucho trabajo en su despacho y me ha mandado a mí. Yo sostenía a Alessandro en mis brazos, y aquel chico le sonrió. _Lindo bebé. _Dijo de manera simpáti
*Antonella *El estudio que había alquilado estaba muy cerca de la universidad, y el vivía también muy cerca mío, a solo varias calles. Después de menos de veinte minutos andando, llegamos bajo el edificio en el que vivía. Todo estaba tranquilo, demasiado, estando solo el y yo en la calle. Llevábamos minutos sin hablar, en mi caso porque estaba cansada de un día largo de universidad y trabajo en el restaurante, y el alcohol se me había subido también algo a la cabeza.Entonces el me miro y rompió el silencio de repente. Yo supuse que era para simplemente despedirse, pero no fue así._Sabes una cosa que no te he dicho._ ¿Qué?_En realidad, me gusta Berlín mucho más desde que estas tu.Me quedé sorprendida completamente y una sonrisa natural salió en mi cara, no me esperaba esas palabras._ ¿Y eso por qué?_No lo sé… pero desde que te conozco me siento mas feliz.Escuchar aquello me dio bastante vergüenza, nos encontrábamos los dos solos, bajo las estrellas, en esa calle oscura, y no e
*Antonella * Todo iba demasiado bien, y pensé que realmente la vida me había dado una nueva oportunidad en Alemania, había hecho amigos, la universidad era interesante y había iniciado algo con Angelo, que cada día me gusta mas y mas a un punto de no retorno. Incluso mi madre parecía haber empezado a adaptarse, se había apuntado a clases de alemán y había conocido a varias vecinas de Italia que Vivian en nuestra misma calle. Pero la realidad era muy distinta y algo que jamás hubiese esperado vino hacia mí. Comencé a sentir mal, cansada y mareada, y cuando tuve nauseas decidí ir a la farmacia sin decirle nada a nadie para comprar aquella prueba, recuerdo que la mirada de la chica joven alemana que me vendió el producto me hizo sentir juzgada, aunque seguramente era yo misma la que me estaba juzgando mas que nadie… Lo hice en el baño de la universidad, con miedo, y enseguida las dos rayas rojas anunciando un resultado positivo aparecieron. Me sentí estúpida y creí que tenia la peor su
*Dianora* Me encantaba Venecia, y después de un mes no tuve ninguna duda en que la decisión de salir corriendo de Milán para instalarnos allí temporalmente había sido acertada. Allí me sentía libre, mi abuela se ocupaba de Alessandro y yo podía teletrabajar tranquilamente, además empecé a sentirme tan tranquila que mi concentración en el trabajo mejoró y comencé a ser tan productiva que incluso Rose me felicitó. _¿Entonces te gusta Venecia?_ Dijimos que nos llamaríamos cada noche, pero ninguna de las dos había tenido suficiente tiempo, yo por todo el ajetreo del piso, ya que compre sábanas, toallas, y algunos muebles más y electrodomésticos porque no sabía cuánto tiempo estaría en él, y Rose seguía estando a tope como jefa de la inmobiliaria, teniendo muchísima responsabilidad. _Sí, la verdad, aquí me siento a salvo y tranquila. Pensé que sería más duro para mí, pero está yendo mejor de lo que esperaba. _Venecia es precioso. _Además, tengo que agradarte que me facilitarás tanto to
*Dianora*Pensé que solamente sería una noche, con pasión y locura, y que no volvería a suceder aquello, pero Stefano me llamó y no pude negarme, me gustaba y bastante, y pensé que habría de malo en dejarme llevar por mis deseos el tiempo que estuviese en Venecia.Me gustaba engañarme y pensar que yo había cambiado, y que ya no era una mujer inocente y podía separar entre el sexo y el amor, cuando jamás lo había hecho y sin darme cuenta conseguí que aquel hombre se enamorase de mi… y yo de el sin esperarlo, m*****a sea, yo solamente quería ser una mujer de una noche, pero no conseguía serlo.Habíamos ido a pasear en góndola, era muy tarde y sabia que mi abuela ya estaría dormida con Alessandro. Yo le había estado mintiendo, inventando que había hecho una nueva amiga cuando en realidad había empezado algo sentimental que tenia una fecha de caducidad que sabia que llegaría.Acabamos de nuevo en su casa como era habitual, el había intentado hacer preguntas sobre mi pasado que yo había des