* Dianora* Y de verdad pensaba que todo estaría bien, nuestra vida juntos era perfecta y tranquilidad, menos en aquellos momentos repletos de un fuego propio del sur de Italia a pesar de estar en tierras del norte. Él comenzó a sacar la parte superior del pijama que me había puesto y luego metí las manos sobre mis pantalones cómodos y me apretó contra él, podía sentir el gran bulto de sus pantalones, y claramente lo excitado que estaba. Y pensé que sería maravillosa hacerlo en esa postura y tener alguna vez el control. Yo antes de él nunca había estado con un hombre, y lo que me hacía sentir en aquellos momentos que teníamos no me hacía fantasear con necesitar estar con más. Él me llenaba por completo, me hacía sentir el placer más absoluto, era un hombre que toda mujer hubiera deseado en la cama. Y poco después ocurrió lo que deseaba y yo hice el amor con él en aquella posición, controle cada uno de mis movimientos y resulto dárseme mejor de lo que creí. _Dios mío Dianora... _ me
* Dianora * _Sé que quizás me guardes rencor por lo que voy a hacer, pero no permitiré que te suceda nada. Tú debes estar aquí. Entendí enseguida que tenía razón, aunque me dolía muchísimo no poder despedirme de quien fue mi amigo. _Me duele Matteo no poder asistir a su funeral y decirle el ultimo adiós. _No necesitas asistir al funeral para despedirte, ni siquiera hacerlo, él siempre estará en nuestros recuerdos y nuestros corazones, podemos mantenerlo vivo dentro de nosotros. _¿De verdad crees eso?_ Pregunté con aun más dolor. _Sí Dianora, y mañana cuando salga puedes ir a la misma iglesia y rezar por él, por su alma, por su familia para que estén protegidas, y encontrar la paz, puedes enviarle un mensaje a través de tus rezos, yo estoy seguro de que él te escuchará. _Oh Matteo… _dije abrazándolo y llorando. _Mi pequeña. Yo necesitaba liberar aquel dolor, lo necesitaba a él, fundirme en sus besos. Y me incorpore y bese sus labios y mis lagrimas saldas cayeron sobre su piel.
*Matteo* Lo más duro de todo aquello fue darme cuenta de que no podía volver a Milán a estar junto a Dianora, y tampoco podía traerla de vuela conmigo a Nápoles porque podría ser peligroso. Si mis enemigos sabían sobre mi familia podrían intentar secuestrarla como en el pasado, o lo que es peor matarla e incluso haberle daño a mi hijo y yo no estaba dispuesto a eso. Lejos de las tierras del sur estarían a salvo, porque en estas tierras fogosas apenas había normas y ética, pero en el norte un mundo más civilidad y existían y Dianora había creado una bonita vida allí para ella y el niño. Y yo, que siempre me sentí parte de Nápoles, de su comida, sus tradiciones, sus costumbres, sus gentes, del mar.… pero sentí por primera vez que no pertenecía del todo allí, y eché de menos mi vida en el frío Milán, porque los días que había pasado junto a Dianora y a mi hijo, como una preciosa familia habían sido los más felices de mi vida. "He pasado los días más maravillosos de mi vida" me había co
*Dianora* Siempre había tenido que ser muy fuerte, prácticamente desde que mi madre murió. Mi padre fue un mal esposo y un mal progenitor, ausente para ambas, a ella solía robarle su sueldo y apostarlo en negocios ilegales, nos dejó deudas y no era la primera vez que habíamos tenido que pagar a mafiosos. Pero la cantidad más grande sucedió cuando fui vendida a un prostíbulo por él sin esperarlo, jamás hubiese esperado aquello por parte de alguien con mi misma sangre y eso me demostró que ese detalle realmente no significaba absolutamente nada para él. Y cuando Matteo me compró y me obligó a casarme con él... pensé que había pasado de un abusador a otro por meses, pero después me di cuenta de que no fue así y lo amé, como nunca había amado a nadie. ¿ Estaba pensando con racionalidad ? ¿ O estaba solamente confundida como me había pasado toda mi vida? En esos duros momentos me sentía destrozada y muy enfadada conmigo misma, sentía una enorme culpabilidad y principalmente era porque yo
*Matteo*Llegar a la villa fue llegar a un hogar frío en el que no me hubiese sentido parte de él si no hubiese sido por la continua compañía de Adriano. Alejado de Dianora era como si ya no me sintiese parte de ese mundo nunca más, cuando no era así…_Señor Matteo…Nada más entrar junto a Adriano, Margaritta había salido de la cocina y prácticamente se lanzó a mis brazos. Ella siempre amó a Piero, y fue entonces con su abrazo cuando sentí las lágrimas de esa buena mujer sobre mi jersey gris._Margaritta solo dejé su trabajo, y dígale al resto de empleados que también los hagan, en tan solo unas horas debemos asistir al funeral._Pero vendrá cansado del viaje. ¿ No quiere que le prepare algo rápido para comer?_No, no tengo hambre.Y seguidamente me despedí de ellos y subí a la segunda planta hacia mi cuarto.Apenas pude dormir porque no paraba de pensar en lo sucedido y lo mucho que extrañaría a Piero en el futuro.Aquella tarde nos dirigimos todos los empleados, mis hombres y yo al p
*Dianora* Los momentos estupendos y celestiales en todos los sentidos que había vivido el tiempo que Matteo había estado junto a mí en Milán, habían sido al mismo tiempo dañinos, como si a un bebé se le da un chupete o caramelo y de repente se le arrebata sin más. Yo había pensado de verdad que estaríamos juntos y viviríamos por un tiempo en Milán, quizás no para siempre, pero si durante una larga temporada como una gran familia. Aquella ciudad fría que al principio no me había gustado me había llenado más de lo que imaginé, había conseguido realizarme profesionalmente mejor que en Nápoles, hacer amistades con compañeros de trabajo como mi jefa Rose, y sentirme segura por primera vez en mi vida en mi hogar. Yo nunca había experimentado eso y me había dado cuenta de que, en realidad, en Nápoles lo que más había experimentado era dolor, y no quería volver allí para experimentar de nuevo esa sensación al recordar muchísimos malos momentos. Yo entendí después de la muerte de Piero que M
*Dianora*No fue fácil darme cuenta de que su distanciamiento ya no se trataba de un fin de semana, ni tampoco de una semana si no que más tiempo pasaría hasta que volviésemos a encontrarnos._Matteo por favor, solo necesito verte…Alessandro lloraba, a veces creía que también lo extrañaba, era de noche y había cogido algo de frio, yo olvide poner el aire. Me encontraba tan mal, devastada emocionalmente, que no estaba al cien por cien como madre, y me sentía desquiciada._Te he dicho que no puedo amor… esto me duele más a mí que a ti._ ¡Matteo para!_ Dije fuera de mí. _Tú no sabes lo que es estar sola en una ciudad, sin nadie … solo tú con un bebé._Dianora, mi amor, por favor, tienes que escucharme y tranquilizarme._ ¡No tengo que tranquilizarme! ¿Por qué volviste Matteo?_ ¿Cómo? ¿A qué te refieres Dianora?_ ¿Por qué volviste a enamorarme si ahora te has alejado de mí?*Matteo*Ella estaba enfadada, triste, decepcionada conmigo y era… completamente comprensible. Yo supe cuando la
*Matteo* Ella ni siquiera preguntó porqué había elegido Polonia para vernos, realmente yo ni siquiera lo sabía, simplemente pensé en un destino cercano a Italia y seguro, en el que ella y yo no fuésemos nadie, solo dos extranjeros que venían a conocer el país. Aunque realmente no hicimos una gran visita de la ciudad de Cracovia, aquel encuentro sirvió especialmente para eso… para reencontrarnos, hablar en persona y amarnos intensamente de nuevo. Mi vuelo partió antes desde el aeropuerto de Nápoles, por lo que esperé a que ella aterrizase, y cuando ella salió, vi de nuevo a esa preciosa mujer, no muy alta, delgada y con una figura perfecta, y la cara mas hermosa que había visto en mi vida. Su mirada de otoño se encontró con mi mirada azul, y fue cuando sonrió, y corrió hasta lanzarse a mis brazos. _Pequeña. _Dije en un susurro. Fue entonces cuando nuestras respiraciones se aceleraron al unirnos. La noté en mis brazos más delgada, estaba claro que había a delgado, me costó soltarla,